Una vez más, fracasó. Una vez más, calló, desapareció y se escudó detrás de los 280 caracteres. Una vez más envió de voceros a esbirros lamesuelas e indolentes a vociferar contra todos los que no sean los suyos. Una vez más que intentó imponer encuadres errados a través de sus pasquines digitales de cuarta. Una vez más, se refugió en sus reuniones empresariales en Nueva York, con sus amigos de dinero, mientras el país buscaba y lloraba a María Belén. Una vez más, se dedicó a posar para fotos con una sonrisa de muñeco ventrílocuo mientras en el Ecuador poco queda por sonreír. Señor Lasso, usted una vez más ha demostrado su incompetencia frente al dolor del país.
Una vez más, la enésima ya en este gobierno, que el Gobierno fracasa rotundamente en manejar la comunicación frente a una crisis de conmoción nacional. Quisiera que esta sea una entrada donde se analizan minuciosamente los múltiples errores comunicacionales que se han cometido en torno al feminicidio de la abogada María Belén Bernal, pero la responsabilidad de tener un espacio como este exige hablar desde las entrañas adoloridas y rasgadas de este país. Por eso, hoy no basta con señalar errores, hoy es el momento de hablarle a un gobierno sordo, ciego, falto de empatía y sí, en este punto, malvado.
Señor presidente, sepa que cada día que el ministro Carrillo siga en su cargo, será un insulto para el Ecuador, especialmente para la memoria y las familias de las miles de víctimas de feminicidios y las centenas de víctimas de crímenes de Estado de este país. Sí, el ministro Carrillo, ese mismo hombre al que usted salió a defender a capa y espada cuando la Asamblea lo quiso enjuiciar. Un hombre que parece seguir la doctrina de la Escuela de las Américas no puede seguir al frente del Ministerio del Interior; para él, no existen los crímenes de Estado, la Policía es más pulcra que sábana blanca y los únicos muertos bajo el ojo del gobierno se lo tenían merecido. A todo ello, se le debe sumar la incompetencia del Ministro cada vez que da declaraciones públicas y refleja, en repetidas ocasiones, que su calidad moral y humana está en nivel subterráneo.
¿Hasta cuando sigue defendiendo a carcamales caducos que, en lugar de ocupar Ministerios, deberían estar desterrados en el olvido colectivo?
Lo mismo podría decirse para el secretario Ordóñez que, aunque es un poco menos carcamal, es un poco más misógino. Ese mismo secretario que dice que son las colectivas feministas y los movimientos sociales los que quieren desestabilizar al país. Su presencia permanente en el gabinete gubernamental es otro puñal en el corazón de los ecuatorianos. Señor Ordóñez, sepa que ni los movimientos sociales, por protestar, ni las feministas, por gritar y reclamar los nombres de sus muertas y desaparecidas, quieren hacer tambalear al Ecuador. A un país lo desestabilizan un presidente que vive su propia fantasía y persigue el sueño americano; lo desestabilizan un vicepresidente nulo, un gabinete de acólitos sin pantalones y un Gobierno al que el cargo le ha quedado grande. En pocas palabras, lo desestabilizan ustedes.
El himno feminsta “Canción sin miedo”, en alguna parte de su letra, le suplica a un presidente latinoamericano que no olvide los nombres de las víctimas de feminicidio. En el caso de Ecuador, a esa larga lista de víctimas se le suma ahora María Belén Bernal. Yo no le voy a pedir que no olvide su nombre; estoy seguro que hasta el último día de su gobierno, el nombre le perseguirá en sus sueños. Fingirá, frente a cámaras, en Twitter o en sus círculos de amigos high class, que no le importa. Pero sabe que María Belén se ha convertido en símbolo de lucha y resistencia frente a un gobierno criminal.
Sé que no olvidará su nombre, señor Presidente. Sé que María Belén Bernal, así como la larga lista de víctimas anónimas de su Estado asesino, quedarán grabadas a fuego en su memoria y en lo poco que le puede quedar de corazón.
Una vez más lloramos por una muerte. Una vez protestamos contra la Policía y los malos ministros de turno. Una vez más gritamos desde el dolor colectivo de nuestro shungo hasta quedarnos sin voz. Una vez más, Lasso esperará cobardemente escondido hasta que pase el sacudón mientras sus ministros, por recibir las balas, seguirán en sus cómodas oficinas estatales.
Una vez más, como casi todos los días, duele el Ecuador.

Comunicador Social graduado por la Universidad del Azuay en el año 2020; apasionado desde pequeño por el periodismo, la política y las temáticas sociales. Orgullosamente latino, ha tenido la oportunidad de vivir en países como Brasil y Chile, además de su natal Ecuador. Inquisitivo y crítico, gusta de hacer trabajo periodístico que combina la fotografía y la escritura.