Qué duro lo que está pasando el país y qué complejo asimilar que tenemos al país sumidos en manos de mafias delincuenciales y cuasimafias políticas. Es que es del más absoluto terror vivir en un ambiente donde una tragedia espantosa es eclipsada por otra peor a la semana siguiente, antes que las autoridades y la propia opinión pública reaccionen; peor aún, puedan siquiera pensar.
El crimen atroz de sargento Nazareno a días de infiltrar en el Ministerio de Defensa maletas con decenas de miles de dólares abre inquietudes tremendas, no solo por quién es el responsable de esta muerte sino por la conclusión de que, como país, carecemos de un sistema de combate a la delincuencia.
Hace ocho meses el país se sorprendió al descubrirse la captadora ilegal de dinero del sargento Nazareno. Hoy, aparte de la conmoción por su asesinato, a días del suceso en el Ministerio de Defensa, sorprende que nadie detuvo, que nadie vigilara a Nazareno a pesar de los flagrantes elementos de convicción de sus acciones delictivas. Si manejaba maletas llenas de dinero es para sospechar que su actividad ilícita nunca se detuvo, que simplemente paró unos días y luego le sacó la lengua a la justicia hasta acabar muerto… ¿se habrá acabado la captadora de dinero?
Pero como un escándalo oculta al otro, la libertad al corrupto exvicepresidente Jorge Glass vía un hábeas corpus rarísimo, dado a media noche por un juez no competente, hizo desaparecer a la tragedia del asesinato del sargento (con todas las sospechas que levanta) y del escándalo delincuencial nos quedamos con un escándalo político que hace trastabillar al gobierno, señalado hasta de pactar con Correa. Así, si Nazareno le sacó la lengua a justicia, el hábeas corpus a Glass es otra sacada de lengua, propiciada esta vez por el juez de Manglaralto.
A eso, que no es poco, sume el escándalo del que ya nadie se acuerda pese a que pasó el domingo pasado, hace menos de una semana, cuando le robaron a la policía que la custodiaba, nada menos que 56 quintales de drogas de una bodega en la ciudad oriental de Tena, si bien la droga fue recuperada gracias a la acción policial.
La droga había sido capturada a narcotraficantes pero no destruida a tiempo; y si bien esta vez no le sacaron la lengua a la justicia, revela lo vulnerable y floja que es la seguridad policial pues con qué facilidad sometieron los delincuentes a los poquísimos policías custodios y si los atraparon es quizás, porque se demoraron cargando semejante cantidad de estupefacientes.
Y como si no bastara, suceso a suceso de nuestra tragedia, obviamos, ya olvidamos o será que con tanta sangre nos hemos curtido de esta ola de violencia que parece tan lejano el domingo 3 de abril de este mismo mes, cuando enfrentamientos en la cárcel de Turi, a dos kilómetros del centro de Cuenca, hubo veinte muertos: veinte vidas, veinte seres humanos… Parece que asesinatos, narcos, mafias políticas ya no le hacen cosquillas a nadie y desde el Estado central, ese que tiene en el poder parece haber un estado de impasibilidad y derrotismo que si llega al corazón de la sociedad nos carcomerá vivos. (I)
Periodista, comunicador social, abogado. Hoy, independiente. Laboré 27 años en medios locales como editor, redactor y reportero. Diarios El Mercurio, La Tarde y El Tiempo; revista Tres de Noviembre del Concejo Cantonal de Cuenca; radios El Mercurio, Cuenca y América.