Nada más pernicioso para iniciar un diálogo político que la homogeneización de un producto que aspira a ser aceptado por la mayoría; más allá de caricaturizar los mensajes por medio de un colorismo en el folklore, la imagen de los políticos en nuestro país, debería estar acorde con nuestra realidad cultural. Así pues, recordamos las camisas bordadas, los collares amazónicos y las blusas de Otavalo como elementos de marketing en el populismo irracional de la década pasada, en tanto hoy se impone un solo discurso plano y elemental.
Ecuador es uno de los países con mayor diversidad cultural en el planeta debido al tamaño de su territorio y la profusión de lenguas y dialectos vivos; más de veinte grupos étnicos diferentes, pueblos y nacionalidades distribuidas entre mestizos, amerindios, afroamericanos y otros además de sus regiones naturales, las cuales son el origen de su multiculturalidad, conforman el Ecuador contemporáneo, es decir, desconocer y ocultar esta magnífica realidad es nocivo.
Un discurso inclusivo, acompañado del accionar acorde, debería generar un ambiente propicio para iniciar un período en el que superar el racismo y las distintas formas de discriminación, que han dado el sustento para el fraccionamiento de nuestro país, es urgente.
No tomar en cuenta la riqueza de nuestra diversidad cultural provocaría un mensaje monocorde y absolutista; si tomamos en cuenta la crisis permanente de las instituciones culturales y educativas y la indiferencia de los estamentos gubernamentales encontramos prioritario el acercamiento a las bases y a todo aquello que se define como ciudadanía.
Más allá del disfraz político y populista el accionar de un gobierno, no sólo requiere gobernanza y gobernabilidad como herramientas fundamentales sino la abolición de los estereotipos que pueden definir a un solo estamento de la población como sujetos políticos.
Las diversas culturas, sus derechos fundamentales, los sistemas de valores constituyen un calidoscopio que se impone en la realidad real la cual prevalece y se transforma día a día; a partir de las reivindicaciones sociales y políticas nos encontramos con la definición de nuevas identidades que la sociedad ejerce.
Una relación asimétrica dominante y subordinada daría al traste con un proyecto político que intenta una armonía y el respeto a las leyes de los pueblos ancestrales, los cuales no han sido lo suficientemente reconocidos, con el agravante de una manipulación constante en época de elecciones.
El debate universitario, la academia, deberían salir de sus cubículos y trasladarse a las distintas regiones con un trabajo de campo y en sus propias territorialidades, luego de la pandemia; el gobierno de Guillermo Lasso está urgido de ese diálogo, además de que le corresponde recordar que el cincuenta por ciento de la población ecuatoriana fue ajena o estuvo en desacuerdo con su elección. Confiamos en que este nuevo período de la historia sustente un diálogo incluyente, más allá de las medidas económicas y políticas que su agenda contiene.
Poeta. Gestora cultural. Articulista de opinión. Ha recibido varios premios de poesía y al mérito laboral. Ha sido jurado en diversos certámenes nacionales e internacionales. Ha publicado diversas obras, así como Literatura infantil, Sus textos han sido traducidos a varios idiomas y figuran en diversas antologías nacionales y extranjeras.