Que las vías que conectan al Azuay con otras provincias están en pésimo estado, parece un cuento de nunca acabar.
Quienes las transitamos, padecemos las molestias que ocasionan los baches o más bien cráteres que se forman por el deterioro del asfalto (Cuenca-Girón-Pasaje es un ejemplo), los derrumbes que interrumpen la circulación vehicular, la falta de señalización, etc., así como los graves peligros por las mismas causas, que ponen en riesgo no sólo de pérdidas materiales sino incluso de la vida.
Cosa similar se encuentra en las vías que conectan Cuenca con las parroquias rurales, o con otros cantones de la provincia, que están bajo la responsabilidad de la Prefectura; y, con algunas calles y avenidas de la ciudad que no reciben el mantenimiento debido y están a cargo del GAD cantonal.
El Gobierno Nacional, pese a los discursos y las ofertas, persiste en postergar o más claramente no atender las necesidades de la población del Austro del país, pues no sólo se trata de Cuenca o el Azuay, sino también de Loja, El Oro, Morona Santiago, Zamora Chinchipe, Cañar.
Cuando digo Gobierno Nacional, no me refiero únicamente al que está en funciones, sino a todos los anteriores, para no irnos tan lejos, a los que gobernaron en este siglo. El deplorable estado en el que están las vías interprovinciales, que a momentos nos condena casi casi al aislamiento, es de larga data.
Si lo dicho es una verdad irrefutable, quiere decir que lo que se ha hecho –si es que algo realmente se ha hecho- no ha dado resultados; entonces, se tiene que cambiar de estrategia, pero sobre todo incluir, como una prioridad en las políticas públicas, en los planes, programas y proyectos que vayan a ejecutarse, soluciones de largo plazo para las vías que conectan nuestras provincias con el resto del país, los cantones de la provincia entre sí, el sector urbano con el rural; y, a los habitantes de la ciudad con los varios destinos a los que cada día deben arribar.
Lo que planteo puede parecer una quimera, sin embargo no hay que desmayar ante la posibilidad de que las demandas sean escuchadas, eso desde la llamada “sociedad civil”, es decir de gente como uno que no tenemos más que nuestra voz -o nuestra pluma decían cuando se escribía a mano-, porque lo que pueden y deben hacer las autoridades locales es otro cantar.
No es la primera vez que escribo sobre este tema. Revisando los archivos, constato que, lo he hecho en marzo de 2022 y 2023, meses en los que el deterioro vial es mucho más evidente por las lluvias,…igualito ocurre este año. Entonces, como que fuera la primera vez, reclamamos, como decían mis mayores chailatata, chailatata, es decir hay mismo y hay mismo, como se estila en el habla popular. No hay mucho más que podamos hacer, pero al menos volvemos a “poner el dedo en la llaga”, con la esperanza de que a alguna o a todas las autoridades responsables les escueza.
Decía que sin duda, las autoridades locales –léase Prefecto, Alcalde y los cuerpos colegiados que presiden- pueden y deben hacer otras cosas, como exigir al gobierno nacional, al amparo de la Constitución y la ley, se ejecuten las obras necesarias para una solución de largo alcance a la problemática crónica que afecta sin duda todas las actividades de la ciudad y la provincia. Pero al mismo tiempo priorizar dentro de la planificación y ejecución provincial y cantonal, las obras que son necesarias para beneficiar el tranquilo, eficaz y eficiente desarrollo de las actividades individuales, comerciales, industriales, colectivas, que permitan mejorar la calidad de vida de la población que habita estos territorios.
Haciendo lo que se debe, también se potencia el turismo, pues transitar por vías sin riesgos evitables, sin duda será un atractivo seguramente más impactante que un concierto o un juego de carnaval en el mercado.
Desde muy niña escuché en mi casa y entorno, que “primero es la obligación luego la devoción”, ergo, primero se debe cumplir con las obligaciones para luego dedicarse al descanso, el relajo o las aficiones.
No sé a ustedes, pero a mí me parece más importante que el Prefecto y el Alcalde estén ocupándose de solucionar los reales e importantes problemas de la provincia y el cantón, antes que apareciendo –sobre todo el segundo- en cada sitio dónde el cohete suena.
Portada: imagen tomada de Primicias.ec

Mujer estudiosa y analítica, lectora atenta y escritora novel. Doctora en Jurisprudencia y Abogada – Universidad de Cuenca, Máster en Gestión de Centros y Servicios de Salud – Universidad de Barcelona, Diplomado Superior en Economía de la Salud y Gestión de la Reforma – Universidad Central del Ecuador. Docente de maestría en temas de políticas públicas y legislación sanitaria –Universidad Católica de Santiago de Guayaquil; en el área de vinculación con la sociedad, legislación relacionada con el adulto mayor – Universidad del Adulto Mayor. Profesional con amplia experiencia en los sectores público y privado, con énfasis en los ámbitos de legislación, normativa y gestión pública.