Con el veto presidencial al Código Orgánico de la Salud quedó en el limbo el tratamiento de la educación sexual integral. Esta temática fundamental, para el país con mayor índice de embarazos adolescentes de América Latina, no ha sido discutida con la profundidad y la urgencia que amerita.
Ecuador ha tenido varios intentos por colocar educación para la sexualidad como parte del currículo de la educación básica y del bachillerato, estas luces de bengala han tenido corta duración y poco brillo.
En 1998, hace ya 22 años,
el Congreso Nacional aprueba la Ley sobre la Educación de la Sexualidad y el Amor, dos años después se construye el plan para la aplicación de esta norma legal y así surge PLANESA (Plan Nacional para la Educación Sexual y del Amor) en el 2003 este Plan es reemplazado por el Programa Nacional de Educación de la Sexualidad y el Amor (PRONESA). Por primera vez se toma en cuenta la sexualidad integral que potenciaría en las personas a “vivir su sexualidad de forma libre y placentera, saludable y responsable, basada en valores, respeto y conocimiento” (Ministerio de Educación, 2004, pág.32). En la práctica no se aplica, no se proponen contenidos, ni materiales, ni formación a los docentes. Los niños y adolescentes continúan con escasos y erróneos conocimientos sobre su cuerpo, sus afectos, el desarrollo de la sexualidad, la reproducción y un largo etcétera.
En el gobierno de la llamada “Revolución Ciudadana” se lanza la Estrategia Intersectorial de Planificación Familiar (ENIPLA), a cargo de varios Ministerios: Salud, Educación, MIES; estrategia en la que participan ONGs, organizaciones de base de mujeres, de jóvenes. Podemos afirmar que durante la corta vida de la ENIPLA se apunta a “Incrementar la capacidad de la población para toma de decisiones libres y responsables sobre sexualidad y reproducción” (SENPLADES, 2011) por primera vez la educación sexual pasa de grupos y pilotajes reducidos a ser una política pública que se materializa en campañas, capacitaciones, participación juvenil, trabajo con docentes y personal de salud.
He vivido la mayor parte de mi vida en Cuenca. Provengo de una familia que me inculcó principios sociales desde el inicio de los días. Me enamoré tempranamente de la literatura y del lenguaje y me licencié en esta área, A finales de la década de los 80s empecé a trabajar en derechos de los niños, niñas y adolescentes y me fui especializando en derechos sexuales y reproductivos.
He producido, siempre junto a equipos de seres humanos maravillosos, material sobre educación para la sexualidad; éste material circula en América Latina como parte de la serie PALTEX de la Organización Panamericana de la Salud, en Ecuador fue foco de críticas y análisis conservadores.
Trato de alcanzar la esencia de maestra, activista, feminista, madre, abuela, amiga y un ser humano profundamente herido por las injusticias y exclusiones que se producen día a día en este pequeño país.