Frente al panorama electoral y luego de la penosa confrontación a la que se redujo el debate presidencial, la incertidumbre crece y la decepción aumenta. Un espacio que debió ser pensado en los electores, nada más sirvió para tirarse lodo. Cuanta duda queda frente a tanta acusación lanzada, acusaciones que deberán ser investigadas pues cualquiera que resulte ganador, desde ya ha perdido legitimidad si no se aclaran estas denuncias. No hubo debate, lo que presenciamos fue populismo y desconocimiento de lo que el país necesita; ninguno mostró talla de estadista ni de estar preparado para gobernar sin revanchismos y en democracia, por lo que después de este triste espectáculo, lo que sí se puede asegurar, es que aumentó es el voto nulo.
La confrontación ha logrado profundizar el fanatismo de cada bando que cree ciegamente en sus líderes sin el más mínimo intento de discriminación y análisis. Nos muestran dos caras y talvez ninguna de las dos sea real, si gana RC seremos Venezuela, si gana ADN seremos Argentina, pero ambos escenarios son imposibles porque el pueblo ecuatoriano no lo permitirá. Luego del debate el gran perdedor es el Ecuador sometido a un permanente proceso de degradación de la cultura politica ecuatoriana que deviene del nivel de sus actores políticos. Vivimos una democracia deplorable en muchos sentidos, el debate ha evidenciado que quienes aspiran a dirigir el país están más preocupados en atacar al oponente que en comunicarse con la población y explicarle como enfrentarían la multicrisis que vivimos.
Esta era la oportunidad para finalmente escuchar sobre temas relevantes. Sobre cómo se va a enfrentar el deterioro de la economía nacional que afecta profundamente en la calidad de vida de la población. Qué se hará para enfrentar la crisis de violencia, la delincuencia, el narcotráfico, la inseguridad y el desempleo. Cómo van a detener el avance de proyectos mineros y petroleros cuando el pueblo se ha pronunciado en contra del extractivismo. Cómo van a depurar las instituciones del estado que están permeadas por la corrupción. Qué harán para defender los derechos humanos de quienes están siendo criminalizados a causa de su pobreza. Cómo va a garantizar los derechos sociales, económicos y colectivos de la población sobre todo en las zonas más vulnerables del país. Cómo se cumplirá el mandato constitucional de avanzar hacia un estado plurinacional e intercultural. Cómo se garantizará la educación y la salud públicas, así como la institucionalidad de la seguridad social. Qué politica internacional aplicarán cuando se asiste a un reordenamiento global caracterizado por un reparto del dominio entre EE. UU, Rusia, China, estas y muchas otras cosas pendientes, sin duda nos quedan debiendo, aunque tal vez el debate sirvió para una sola cosa, para darnos cuenta que es imperativo dejar de votar por improvisados, ineptos e incompetentes y que lo urgente es fortalecer el tejido social, la solidaridad, la empatía y la organización comunitaria.
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Ex directora y docente de Sociología de la Universidad de Cuenca. Master en Psicología Organizacional por la Universidad Católica de Lovaina-Bélgica. Master en investigación Social Participativa por la Universidad Complutense de Madrid. Activista por la defensa de los derechos colectivos, Miembro del colectivo ciudadano “Cuenca ciudad para vivir”, y del Cabildo por la Defensa del Agua. Investigadora en temas de Derecho a la ciudad, Sociología Urbana, Sociología Política y Género.