En el IESS no paran los escándalos, la corrupción, el aprovechamiento de los recursos de los afiliados para favorecerse unos pocos, perjudicando a todos.
Las acciones de fiscalización que han emprendido los asambleístas del Azuay, en contra de la secretaria general del Sindicato Nacional Único de Obreros del IESS, Rosa Argudo Coronel, merecen el respaldo colectivo.
Resulta ser que Argudo, tiene el cargo de Auxiliar de Esterilización en el Hospital José Carrasco Arteaga, pese a tener títulos profesionales de Licenciada en Enfermería (2002), Abogada de los Tribunales y Juzgados de la República (2013), Magister en Administración de Empresas (2009), y, Diploma Superior en Gestión del Talento Humano.
El título da derecho al servidor público sujeto al Código del Trabajo, a cambiar voluntariamente de régimen, es decir a prestar sus servicios como profesional al amparo de la Ley Orgánica de Servicio Público (LOSEP), trámite al que evidentemente Rosa Argudo Coronel no se acogió; pues de haberlo hecho tenía que dejar de pertenecer al sindicato, lo que por lo visto no es de interés ni conveniencia de la “trabajadora”… parece que reditúa muchísimo más estar dónde está, no sólo por lo que nos estamos enterando, sino porque no tiene que trabajar para la institución que paga su remuneración, ya que en el contrato colectivo se concede 40 horas semanales de permiso sindical para la secretaria general y otros dirigentes.
Los asambleístas han puesto el dedo en la llaga de lo que parece ser un enorme caso de corrupción, las autoridades administrativas, políticas y judiciales, no deben dejar que esa llaga se cubra, todo lo contrario, que se la siga viendo, que sangre y escueza, que duela y estorbe a quienes la han provocado, que se reproduzca con otros para identificar a todos los que han participado, tolerado o permitido que malos elementos campeen a sus anchas. Pues distintos servidores públicos tuvieron que haber intervenido para convertir al IESS de Cuenca y Azuay en el reducto “laboral” de la familia Terreros Argudo y allegados, ya que la matriarca no es ni ha sido autoridad nominadora, aunque parece tener un increíble poder.
Las investigaciones y los procesos judiciales que se llegaren a incoar determinarán las responsabilidades de Argudo y su clan, pero que algo anda mal no cabe duda, pues no se puede pretender que creamos que el hecho de que toda la familia nuclear de la sindicalista trabaje en el IESS o tenga negocios que se desarrollan en el Hospital José Carrasco Arteaga es una mera coincidencia.
Los problemas de la seguridad social se incrementan, pues todo lo que pasa perjudica tarde o temprano a los afiliados y jubilados, no podemos olvidarlo, entonces, no es un caso más, ni un tema menor.
Es momento de evaluar también que pasa con las organizaciones de trabajadores, si protegen en realidad los derechos de quienes las conforman o se han convertido en un instrumento del que se aprovechan los dirigentes para su beneficio personal y en una tapadera.
Argudo y su familia deben justificar el origen de sus patrimonios, difícil pensar que con una remuneración de $1.295 -menor seguramente en años anteriores-, pueda haber adquirido los bienes que posee, aunque claro, no sabemos en que trabaja el cónyuge ni el monto de ingresos que percibe…
Pablo Darío Terreros Argudo (hijo de Rosa Argudo) debe explicar por qué el Hotel San Antonio, que su madre dice pertenece a la Confederación Ecuatoriana de Trabajadores y Organizaciones de la Seguridad Social (Cetoss), está a su nombre; y, si es de su propiedad, de dónde obtuvo el dinero para adquirirlo; lo propio deben justificar las hijas de la mentada dirigente sindical.
En el tema patrimonial, es cuestión de demostrar que todo lo que se tiene ha sido adquirido con dinero proveniente del trabajo o quizá de alguna herencia recibida, o de haberse sacado la lotería, en cualquier caso todo eso se puede probar fácilmente. Identificadas las fuentes, el resto es pura matemática.
Quien nada debe, nada teme, dice el dicho.
Hay que esperar el desenlace de esta trama, que no desmayen los fiscalizadores y de haber méritos la fiscalía actúe con celeridad.
Se destapó la olla de grillos, ¡que nadie le ponga la tapa!
Portada: Imagen tomada de Facebook
Mujer estudiosa y analítica, lectora atenta y escritora novel. Doctora en Jurisprudencia y Abogada – Universidad de Cuenca, Máster en Gestión de Centros y Servicios de Salud – Universidad de Barcelona, Diplomado Superior en Economía de la Salud y Gestión de la Reforma – Universidad Central del Ecuador. Docente de maestría en temas de políticas públicas y legislación sanitaria –Universidad Católica de Santiago de Guayaquil; en el área de vinculación con la sociedad, legislación relacionada con el adulto mayor – Universidad del Adulto Mayor. Profesional con amplia experiencia en los sectores público y privado, con énfasis en los ámbitos de legislación, normativa y gestión pública.