Henos aquí, con el escándalo prendido por los apagones, a más del fuego de los incendios que ahora nada tienen de forestales, pero sí mucho de provocados por patologías y por terroristas; y como somos el país donde un fuego oculta al otro, esta columna es para reavivar el fuego que, a no ser por los racionamientos eléctricos ya nos hubiera consumido: el de las bases militares extranjeras…
Con fines de afianzar la lucha contra el narco, el presidente Noboa ha iniciado un proceso de reforma de la Constitución y para ello consulta a la Corte Constitucional si cabe suprimir en la Carta Magna “la prohibición de establecer bases militares extranjeras o instalaciones extranjeras con propósitos militares en territorio nacional y de ceder bases militares nacionales a fuerzas armadas o de seguridad nacionales”.
Mal porque el presidente con esta pregunta populista en plenas elecciones solo busca votos y puede serle contraproducente, cuando no hace ninguna faltareformar la Constitución para pedir auxilio policial o militar extranjero contra los narcos. Esto es perfectamente legal, pues el Ecuador aceptó y ratificó por su poder Legislativo, en el lejano año 1990, la Convención de Viena de las Naciones Unidas contra el Narcotráfico, la cual, en su parte pertinente, dice:
“Artículo 15, numeral 1: Las Partes adoptarán medidas adecuadas a fin de garantizar que los medios de transporte utilizados por los transportistas comerciales no lo sean para cometer (estos) delitos (…) Artículo 17 N.2: Toda Parte que tenga motivos razonables para sospechar que una nave de su pabellón, o que no enarbole, ninguno o no lleve matrícula, está siendo utilizada para el tráfico ilícito, podrá solicitar asistencia de otras Partes a fin de poner término a esa utilización. Las Partes a las que se solicite dicha asistencia la prestarán con los medios de que dispongan (…) el Estado del pabellón podrá autorizar al Estado requirente, entre otras cosas, a: a) abordar la nave; b) inspeccionar la nave; c) si se descubren pruebas de implicación en el tráfico ilícito, adoptar medidas adecuadas con respecto a la nave, a las personas y a la carga que se encuentren a bordo…”
O sea… que Ecuador puede (y debe) pedir asistencia para realizar operaciones de control del narcotráfico en su mar, su espacio aéreo y en sus puertos; y facilitar, para el efecto, sus instalacioneslogísticas, portuarias y militares. Así que, en apoyo a la lucha contra el narco, cabe muy bien pedir apoyo de la marina y fuerza aérea de cualquier Estado suscriptor de esta Convención: Estados Unidos, Francia, Francia, Italia…; y con mayor razón la de sus vecinos: Colombia y Perú…
“Les saludo desde lo que alguna vez fue la base de Manta…” dice, a propósito, un mensaje en video del mandatario Noboa por la red social X. Pero qué pena que el Presidente de la República, comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, no tenga a nadie con conocimientos militares en su gabinete que le asesoren a no decir un disparate y desconozcan que la Base de Manta no se ha ido a ninguna parte.
Lo que los gringos operaron de 1999 a 2009 y luego retiraron, no fue “la base” sino el FOL, un sistema integrado de vigilancia satelital, más buques y aeronaves a cargo de personal especializado, con la que patrullaban y rastreaban aire y mar y tenían bastante éxito en detener embarques de droga (y de paso naves de emigrantes).
Lo que no se aclara es que la base de Manta, no fue si no es estratégica y privilegiada porque se trata deuna base aeronaval. Es decir, en una instalación, prácticamente integrada, con puerto, muelles, aeropuerto y cuarteles, de la que ante la detección de cualquier hecho sospechoso puede partir de inmediato y de un mismo punto, una fuerza de reacción por mar, tierra o aire.
De modo que, muy bien nos haría, que el presidente: a) retire esa pregunta de la Corte Constitucional; y b)en aplicación de la Convención de Viena contra el narco, lo que no es un fin militar, abra la base de Manta para uso de la marina y fuerzas aéreas de Colombia, del Perú, de Estados Unidos y hasta de la Cochinchina si desea ayudarnos:
Que vengan, que Manta sea su base logística para sus buques y aeronaves y nuestros cuarteles para descanso de su personal. Que nos apoyen a patrullar el mar y el cielo, que detengan a los narcos y lo presenten a las autoridades para su juzgamiento. Eso dice la Convención de Viena de la que Ecuador es parte. Aunque si los capturan fuera del mar territorial y quieren llevárselos y juzgarlos ellos, no me voy a enojar. (O)
Periodista, comunicador social, abogado. Hoy, independiente. Laboré 27 años en medios locales como editor, redactor y reportero. Diarios El Mercurio, La Tarde y El Tiempo; revista Tres de Noviembre del Concejo Cantonal de Cuenca; radios El Mercurio, Cuenca y América.