Febrero es el mes próximo al carnaval, al pawkar raymi y los cantares a la tierra expresadas en lengua nativa, que hoy en día cada vez va perdiendo espacios de comunicación y presencia debido a la migración, cambios en las formas de vida, estilos de viviendas, alimentación, vestimenta, creencias. El 21 de febrero es el Día Internacional de las Lenguas Indígenas. Por tanto, pretendo abordar el tema de la vivienda que está relacionada con el medio ambiente, la lengua y la cultura para recordar y valorar los conocimientos que son expresados mediante la palabra, ya que nuestra palabra es oral, es escrita y es nuestra memoria.
Las comunidades indígenas han tenido un estilo de arquitectura, abordar la arquitectura con la lengua y cultura es una relación compleja, no obstante, ante la pérdida inminente es urgente hacerlo con un enfoque comunicativo porque en el idioma está los conocimientos y saberes. La arquitectura tradicional requiere una mirada urgente de compromiso con la vida saludable, la naturaleza, la tierra y el aire.
La vida de las comunidades se desarrolla apegada a la tierra, como forma de identidad e integración social. Para la construcción de viviendas es fundamental el territorio, es el espacio donde se mueven las comunidades comunicándose con los vecinos y comuneros, con el espíritu del monte, de la quebrada, del río y las piedras. Sin embargo, en la actualidad las viviendas han ido cambiando e introduciendo otros materiales como el ladrillo, el bloque, el hierro y cemento; cambios que responden a la promoción de otros estilos de vivienda, la falta de madera debido a la deforestación de los bosques nativos, la expansión de la franja agrícola y ganadera, ha influido la arquitectura moderna de las urbes y la concepción prejuiciada de elevar el estatus social y económico.
Formas de vivienda
Las viviendas tradicionales tenían formas triangulares, semicirculares, circulares y rectangulares. En Saraguro eran rectangulares, sus medidas eran generalmente de 16 varas de longitud y 8 a 10 varas de ancho (12m. 10m) Esta forma era muy peculiar hasta la década de 1970 y se denominaban “casas de bahareque, tapial y adobe”.
La estructura de la casa tradicional tenía tres espacios grandes. Uno para la cocina, otro para la sala y otro para el dormitorio. La sala era diseñada con la visión de ser un espacio social de comunión con las familias y las fiestas religiosas, matrimonios y otros. Los diseños eran el modelo “casa en numero 7”, pocas veces en forma de “caballito”. Estas casas tenían el techo de cuatro aguas, o de dos aguas.
Un aspecto importante en la construcción es la orientación relacionada con el sol con el fin que abrigue por la mañana y por la tarde. Se consideraba también la dirección del viento y por ello, las casas tenían los aleros más alargados para cubrirse de los vientos.
Los actores importantes son el arquitecto denominado “sulu”, los yanapakkuna, ayudantes o aprendices, el dueño de casa, los mingados, las mujeres para la preparación de alimentos. En cuanto al “sulu” había un principal y otro ayudante, siempre eran dos.
Los materiales que se utilizan son el barro, la madera, los carrizos, chakllas o chinchas, la paja, los tallos de cebada. El barro es el principal, nos conecta con el origen de la vida, el calor que da vida y es un elemento de sanación porque es tierra; por ello es importante entender su lenguaje. La arquitectura tradicional debe ser vivido y sentido en contextos reales. En entrevistas realizadas, las personas mayores lamentan que se vaya perdiendo, “era bonito hacer estas casitas, nos llamaba a reunirnos. Todos estábamos pendientes para ayudar. La kipa o bocina era fundamental cuando kipaban en loma de Pucara, travesía de Rarik, sabíamos que era para la minga”.
Existe un proceso en este tipo de construcciones: Kucha hapina o el terraplén; la llegada de los materiales de madera, la paja, las chakllas y carrizos.
El primer aspecto a considerar es el “turu rurana” o “turu saruna”, la realización del barro con las yuntas; quien realizaba este trabajo se llama tayta turuyuk o barrero. Cuando este trabajo está listo se procede a entregar el barro al wasiyuk, quien realiza el “turu probana”, para el cual debe entrar a caminar por el lodo y luego de ello se aprueba el trabajo. Luego viene “wasi llutana”. Para esto el wasiyuk ruega a un kipador que ayude llamando a la minga. Al formarse una nueva pareja y cuando empiezan a construir su casa era obligación de todos “ayudar”, participar y hacer la minga.

El ayudar con los granos, alimentos, materiales se denomina “pinzhina”. En este sentido la construcción de una casa no resultaba muy costosa.
El día del “wasi llutana” el trabajo se divide en cargadores de barro turu aparina o turu aparikkuna, turu pasadores, el embarrador. Terminado el wasi llutana se procede al ritual del “warkuna” al wasiyuk y familiares, consiste en amarrar con un cable en la cintura y subirlo hacia la viga principal con el fin de que vea si está bien hecho o no se caiga la casa. Para descenderlo piden una recompensa que consiste en “asua balde” o botella de aguardiente. Luego de recibir este regalo se reparten entre todos los mingados.

Estas casas antes se construían en un tiempo de 40 a 60 días con la gran participación comunitaria de adultos, jóvenes, niños, de parientes y comuneros, ya que las comunidades de Saraguro tenemos una estructura organizativa bajo la concepción comunitaria que se sustenta en los principios de solidaridad, reciprocidad y compartimiento para que la nueva familia de la comunidad pueda surgir.
Concluido la “wasi llutana” se realiza la ceremonia de “Madakachina” dentro de la cual está el ritual del “HAAM”. Este consiste en un recipiente grande de “sara api” y una cuchara de madera grande con el cual los mingados van probando un bocado y pasando al siguiente. Antes de probarlo dicen “algo de broma, algo de cierto” referido al dueño de casa, las cocineras, el sulu, el turuyuk o cualquier otro mingado. Ejemplo Sulu mana utka shamushkamanta HAAMM”. Wasiyuk panita misashkamanta HAAMM (el dueño de casa por no haber permitido conversar con su hermana).
El madaka o madakachina “chawpi puncha mikuna karkaya” era una comida del medio día. Consistía en dos shilas medianas de chicha madura, luego venía el “madaka” (mama María Asunción Poma Morocho).
Luego de comer la mazamorra se servía el caldo. Para esta ceremonia de comida, las mujeres de los mingados van al medio día llevando un plato y cuchara, y se daba a los maridos para que reciban la comida señala María Asunción.

¿De dónde viene y qué significa el Haamm?
El término “madaka” vendría de “maran”, piedra de moler granos; Haamm, vendría de Hanqa, todo grano tostado, del boliviano “jamkay”, tostar granos. Madaka y Haamm condensan el proceso del tostado de maíz y molido en piedra. Analizando si el ritual del Haamm se refiere a expresar, pensar o reflexionar sobre aspectos de chiste, broma, “era de pasar haciendo reír, burlando de alguien, era de hacer saber algo…” entonces este ritual se relaciona con un tipo de literatura del Tawantinsuyu, el Aranway: un género de poesía humorística. Era recitado en el teatro, en las faenas de la cosecha, en los trabajos, en las campañas militares. El género literario aranway aprovechaba la anécdota, la fragilidad humana para expresar de una manera refinada y burlesca los defectos particulares y errores (J. Lara, 1968).
Siendo así los poemas y expresiones del HAAMM en la construcción de la casa nos remite a revivir ese aranway ya que se canta a las debilidades y aspectos muy particulares de las personas, es humorístico, se pone al descubierto cosas personales, así como el fracaso de un enamoramiento, con lo que se pretendía reflexionar y enmendar las equivocaciones.
En conclusión, todo proceso de recuperación de nuestra arquitectura debe entenderse como parte de los derechos colectivos, considerarse el espacio, la territorialidad. Es necesario la profesionalización de los jóvenes en este tipo de arquitectura que tienen los mayores. En este conocimiento está también el aprendizaje y valoración de la lengua kichwa, por cuanto los pasos, los materiales, los rituales tienen nombres kichwas. Los cambios que se dan en el estilo de viviendas se deben a la migración, a la globalización de las formas de vida urbana de las grandes ciudades alterando las formas de vida y comportamientos comunitarios.
Fotos: Linda Belot (1964), Sisa Pacari (enero 2025), Saraguro.

Nativa de Saraguro. pertenece a la nacionalidad Kichwa. Estudió en Zamora en la Escuela de Líderes. Cursó estudios universitarios en Cuenca. Es abogada, tiene estudios en lengua y literatura, es magister de Estudios de la Cultura y un Diplomado en Educación Intercultural Bilingüe. Maestra de secundaria y educación superior, investigadora. Ha publicado varias obras, así como artículos en revistas y periódicos. Ha desempeñado varios cargos vinculados a Educación Bilingüe. Es conductora del programa Ñukanchik llata Kashpa (Nuestra identidad) en la Radio comunitaria de Saraguro “KIPA RADIO”, FM 91.3.