La consulta sobre la preservación del Yasuní se impone como un acto individual y colectivo único para nuestra vida; la amazonía como fuente de biodiversidad en el planeta, una vez más, se encuentra en grave peligro de extinción gracias a las transnacionales petroleras y a la corrupción de aquellos que definen nuestra existencia.
Llegamos pues a la conclusión de que únicamente la conciencia ciudadana tiene la capacidad de pronunciarse por un SI frontal y terminante ante la guerra declarada por aquellos que usufructúan de nuestra selva y de la posición privilegiada que tenemos en la tierra; el uso discreto y dirigido a los bolsillos de unos pocos provoca que la miseria y las disfunciones sociales, educativas, culturales y sanitarias aumenten cada día.
El veinte de agosto próximo, paralelamente a las elecciones y como telón de fondo, seremos consultados por la explotación del petróleo en el bloque 43 del ITT y las distracciones, los engaños, la parafernalia de los políticos golpean con fuerza la conciencia de cada ecuatoriano, en el afán de provocar un “no” que favorezca sus protervas intenciones. Por lo tanto, tenemos la obligación de conocer a fondo el tema y estudiarlo con conocimiento de causa.
El SI se impone puesto que la selva mantiene los ríos aéreos en el cielo, así como lo escucha (no es poesía) literalmente. Las lluvias que llevan toneladas de agua dulce forman verdaderas arterias con los páramos, los océanos y los ríos terrestres, mientras las petroleras se encargan de provocar su envenenamiento. Y no hablemos de la biodiversidad que se extingue minuto a minuto con el aire tóxico y la deforestación. Así se origina el calentamiento global.
Entonces impone su termómetro. Los países del primer mundo se incendian o congelan en tanto aquellos que sostenemos al planeta comenzamos a extinguirnos y cerramos ojos y oídos porque nos ofrecen espejitos de escuelas, vías, y demás fruslerías. Los capos de la mafia se colocan la careta del “no” y buscan acallar las voces a favor de la tierra.
No vamos a citar cifras porque no nos corresponde, eso dejamos a los científicos y especializados en la materia, únicamente acudimos al sentido común, es decir, no podemos matar la gallina de los huevos de oro para servir la mesa de los poderosos.
Tampoco vamos a hablar de las tribus no contactadas que son los verdaderos dueños del territorio y de los animales que no tienen voz; vamos a hablar de nosotros, seres normales, ciudadanos comunes que tenemos derecho al SUMAK KAUSAY ya olvidado y que hoy es negado por los mismos que lo utilizaron como cartel de campaña. Vamos a hablar del derecho a la libertad de expresión, al escriba y al lector, al habitante de este Ecuador de la chirimoya, el colibrí, el cóndor y la serpiente. Este país que necesita de todos y cada uno de nosotros que con una simple sílaba puede cambiar su destino.
Ya lo dijo Jorge Carrera Andrade en su “Lugar de Origen” Yo vengo de la tierra donde la chirimoya, / talega de brocado, con su envoltura impide /que gotee el dulzor de su nieve redonda, / y donde el aguacate de verde piel pulida /en su clausura oval, en secreto elabora /su sustancia de flores, de venas y de climas. / Tierra que nutre pájaros aprendices de idiomas, / plantas que dan, cocidas, la muerte o el amor/o la magia del sueño, o la fuerza dichosa, /animalitos tiernos de alimento y pereza, /insectillos de carne vegetal y de música /o de luz mineral o pétalos que vuelan.
Sólo con estos fragmentos de luz y poesía, tenemos la certeza de que el SI por nuestro Yasuní nos pertenece.
Poeta. Gestora cultural. Articulista de opinión. Ha recibido varios premios de poesía y al mérito laboral. Ha sido jurado en diversos certámenes nacionales e internacionales. Ha publicado diversas obras, así como Literatura infantil, Sus textos han sido traducidos a varios idiomas y figuran en diversas antologías nacionales y extranjeras.