La adicción a los productos concebidos por los gigantes de la moda rápida crece exponencialmente; el consumo indiscriminado de ropa y su satisfacción instantánea provocan que el segundo mayor contaminante del planeta (el primero es el petróleo) sea la moda con su fugacidad y el precio aparentemente barato. Marcas como ZARA, H&M, DESIGUAL y otras, son causantes de que toneladas de ropa sean descartadas e incineradas o lanzadas al mar diariamente.
Detrás de cada prenda de vestir existe un sistema minuciosamente elaborado para incitar su consumo a través del internet como el mayor centro comercial de la tierra; basta presionar un botón y la tarjeta de crédito envía de inmediato el producto que será descartado en un plazo máximo de tres meses, inclusive sin haber sido usado. Hace poco tiempo la industria textil creaba cuatro colecciones dirigidas a las diferentes estaciones del año; ahora sale, una distinta, cada semana con su consecuente fabricación, mano de obra, contaminación ambiental y desperdicio es decir, detrás de ese jean hay millones de personas que son esclavizadas y billones de toneladas de agua contaminada, sin contar con la supuesta oferta “ecológica” que emplea la fibra viscosa proveniente del sulfuro de carbono o CS2, un veneno que se volatiliza en el aire.
Fast
Fashion es la masificación de prendas en la industria de la moda; la
idea es provocar su consumo con las nuevas tendencias y copiar los
modelos de alta costura con pequeños detalles casi invisibles; para
ello las marcas de este fenómeno usan “espías” que detectan
aquello que será confundido con el producto auténtico. Greenpeace
México (2021) ha publicado que tanto la fabricación de ropa como su
lavado continuo desemboca un aproximado de 500 mil
toneladas de
microplásticos al año en los océanos, y que si la producción
continúa como se pronostica, para 2050 se triplicaría el consumo de
petróleo a 300 millones de toneladas para lograr su producción.
La moda rápida se ubica en la creación de dopamina de nuestro cerebro; exactamente igual a la adicción a las drogas provoca una instantánea satisfacción seguida de sentimientos de culpa y bipolaridad. Las compras compulsivas son, cada vez, más usuales en los centros comerciales los fines de semana, repletos de todo tipo de consumidores; mientras tanto las prendas artesanales, elaboradas a mano son cada vez menos requeridas y más escasas.
Así el mundo se ahoga en tela, petróleo, alimentos y basura. Urge la educación del individuo y su conciencia; la industria de la moda depende directamente de los clientes, por lo tanto, existe la posibilidad de intentar cambiar estos hábitos “comprar, usar y desechar” para movernos hacia un consumo responsable.
Cuando se cumplen los 100 años del nacimiento de Pier Paolo Pasolini nos referimos, una vez más, a sus “cartas luteranas” en las cuales afirma que la infelicidad y el malestar de la juventud se han convertido en algo cotidiano; se malvive en un clima de ansiedad crónica, desesperanza y rabia, en el cual, los jóvenes se sienten atrapados por el ansia de adaptarse a lo que Pasolini llamó “el nuevo fascismo” el consumo: “Un verdadero cataclismo antropológico”, la “pura degradación” el cual, como todo fascismo, se basa en la lógica de la exclusión y el repudio de quienes no se adaptan, al afán patológico de ser como los demás para no ser estigmatizados, aunque fuese al precio de la infelicidad, es decir, la identificación con el modelo de vida consumista.
Sin embargo, esta ansiedad ya no tiene fronteras de edad; única y lamentablemente su límite es la condición económica. El hedonismo, el narcisismo radical y otras taras de esta sociedad del siglo XXI es el caldo de cultivo para la fast fashion y otras pestes.
Sin lugar a dudas, esta reflexión no incluye el otro lado de la moneda: la miseria en todas sus manifestaciones.
Poeta. Gestora cultural. Articulista de opinión. Ha recibido varios premios de poesía y al mérito laboral. Ha sido jurado en diversos certámenes nacionales e internacionales. Ha publicado diversas obras, así como Literatura infantil, Sus textos han sido traducidos a varios idiomas y figuran en diversas antologías nacionales y extranjeras.