Los resultados del proceso electoral de la primera vuelta para elegir presidente de la república, son producto de múltiples factores, sobre los cuales es necesario hacer una reflexión por parte de la ciudadanía, los partidos y sus candidatos, y sobre todo los finalistas para la segunda vuelta. La evaluación autocrítica es una necesidad urgente.
En el proceso electoral vivido habrían incidido, entre otros factores, la estructura de la realidad nacional conformada a lo largo de la historia; las condiciones geopolíticas internacionales; la grave situación coyuntural del país; el carácter, estilo e imagen del gobierno; y, el juego con las percepciones políticas de los electores, contenidos y formas de la campaña electoral.
En efecto, factores estructurales y coyunturales, se anudaron para conformar la voluntad política del cuerpo electoral, como es el deterioro de la realidad económica y social expresada en los índices de calidad de vida de la población; la masiva expulsión de migrantes ecuatorianos en EE.UU y la adhesión del presidente Noboa al gobierno de Trump; la coyuntura interna colmada de violencia, delincuencia, narcotráfico, inseguridad, descomposición institucional, centralismo y desempleo; la imagen autoritaria, elitista y arbitraria del régimen vinculada a la minería metálica con afección al agua, sus afanes privatizadores y el retroceso en inversión social.
En el juego con las percepciones políticas en la campaña electoral, el contendor principal del gobierno, la Revolución Ciudadana, se esforzó en desvincularse del pasado corrupto del correísmo, al punto que la candidata González, puso distancias con ciertos militantes históricos, es decir una estrategia, por un lado, de borrar la memoria del pasado, y, por otro lado, desmarcarse de cualquier relación con actores “políticos” delincuenciales.
A estas condiciones electorales descritas, hay que sumar el desgaste del candidato presidente, en el ejercicio del poder, con realidades, unas heredadas de pasados gobiernos, y otras de su propia responsabilidad, una situación de transición política difícil por el embate de la delincuencia y los estragos de la crisis energética y económica del país.
Todas estas determinaciones concurren para explicar los resultados electorales y la diferencia de votos tan estrecha entre Daniel Noboa y Luisa González, en un contexto de multipartidismo que llevó a una competencia entre 16 candidatos, sin embargo de lo cual, se polarizó la opción electoral entre los candidatos de ADN y RC, expresándose una votación, en gran parte, no “a favor de”, sino más bien “en contra de”, a pesar de que al inicio del gobierno de Noboa, estuvieron juntos el movimiento Acción Democrática Nacional (ADN), el movimiento Revolución Ciudadana (RC) y el Partido Social Cristiano (PSC).
Lo anotado nos lleva a precisar que, la disputa de la representación política entre ADN y RC, es al interior del mismo bloque hegemónico (dominante) del poder económico-político del país, porque tanto en el gobierno de RC con Correa, como en el gobierno de ADN con Noboa, el contenido de sus políticas económicas y sociales, estuvieron al servicio de los mismos grupos beneficiarios de todos los gobiernos de turno: las viejas y nuevas oligarquías.
Para muestra, basta recordar las enormes ganancias de los banqueros en la época de Correa, el impulso a la minería metálica en ecosistemas frágiles como en Quimsacocha, el similar estilo autoritario y arbitrario de ejercicio del poder y de las leyes, como las dictadas en el gobierno de Correa para perdonar los intereses adeudados por grandes grupos económicos al Estado, es decir, lo mismo que hiciera Noboa en su gobierno.
Esto significa, que, tanto en el gobierno de la RC como en el actual de ADN, se sostuvo y se sostiene el mismo patrón de acumulación de las élites, aunque a través de vías diferentes, como la mayor o menor intervención del Estado.
Se dirá que, en esta oportunidad, el candidato no es Correa sino Luisa González, pero ella mismo se encargó de declarar, hace algún tiempo, a la agencia EFE en una visita a México, que cuando se posicione como presidenta, Rafael Correa será su principal asesor. En cualquier caso, Luisa González es parte de la más alta cúpula de RC y aquello lo dice todo.
En la segunda vuelta electoral se enfrentarán Daniel Noboa y Luisa González, ante un pueblo que ha vivido las experiencias bajo los gobiernos tanto de RC como de ADN, aunque lastimosamente en el país se pierde muy pronto la memoria histórica, de la misma manera que los aspirantes a la presidencia de la república suelen olvidarse muy pronto de las ofertas electorales y los compromisos con otras fuerzas políticas.
Portada: foto tomada de https://acortar.link/qE0ZrU

Asesor jurídico, articulista de “El Mercurio”. Participa en algunas organizaciones ciudadanas como el Cabildo del Agua de Cuenca, el Foro por el Bicentenario de Cuenca y en una comisión especial para elaborar el Sistema Nacional Anticorrupción.