“Las cárceles se construyen con las piedras de la Ley, los burdeles con los ladrillos de la religión”.
William Blake 1757-1827
Empezaré por responder a lo que se me imputa y por asumir lo que he hecho. Aclaro, sin embargo, que no llegué a escupir a los fanáticos, les soplé trago, no se sopla trago para hacer daño, para eso hay otro tipo de operaciones mágicas en las que nunca he participado porque en la línea espiritual a la que pertenezco esas prácticas están prohibidas; se sopla trago para limpiar, curar, despejar caminos, ahuyentar miedos y fantasmas de la mente de las personas. Tampoco soy anticristiano, ni anticatólico, practico desde hace más o menos cuarenta años las artes mágicas de la espiritualidad nativa y he dejado de pertenecer a cualquier estructura religiosa o espiritual organizada por encontrar en esas estructuras feas contaminaciones, propias de la política mundana, soy reacio a cualquier clase de doctrinarismo y por último asumo mi sincretismo cultural y religioso.
Con esto que escribo está por demás decir que no soy ateo, creo en el Gran Misterio, que no cabe en una imagen, ni un concepto y peor aun en un recetario para vivir concibo la experiencia religiosa como íntima, inefable e intransferible; desde esta perspectiva, la blasfemia no existe, pues blasfemaríamos contra una representación producida por la mente humana y no contra el Misterio que está más allá de cualquier posibilidad de concebirlo o representarlo; al Misterio no lo podemos definir ni representar, sólo es posible relacionarnos con él y con ese objetivo todas las vías son válidas: las que se arrodillan ante el Misterio y las que lo desafían, tanto la sumisión como la ordalía forman parte del acervo religioso de la cultura humana.
La adoración de una imagen o elevar a dictado divino cualquier tipo de doctrina elaborada bajo los límites humanos y circunstanciales de tiempo y lugar, podría desviarnos peligrosamente hacia la idolatría y al fetichismo; entonces, podría decirse que un materialista riguroso está más cerca de Dios que un creyente, distinto es si tomamos una imagen, una danza, una música o ritual como un vehículo hacia el Misterio, pero para que esto sea un vehículo hacia el Misterio debe estar dentro de un espacio propio para el ejercicio espiritual y religioso, de otra manera es un objeto de arte y debe ser visto como tal.
Si alguien se mete desnudo a una iglesia, es lícito que los creyentes le linchen porque está invadiendo el espacio de una comunidad que se identifica con un orden simbólico; pero, el Salón del Pueblo es un espacio laico en un Estado que es laico desde 1895 (lo del desnudo era un ejemplo, nadie se desnudó en el Salón del Pueblo).
Antes de continuar con estas reflexiones aterrizaré en los acontecimientos de la semana pasada. La muestra plástica de Eduardo Moscoso había estado abierta ya varias semanas que transcurrieron sin problema hasta el día en que llegó un fanático tomó algunas fotos y armó todo el relajo, llegó de modo intimidatorio un grupo que a veces se llama “Tradición y Acción” y a veces ”Tradición y Familia” –son en realidad el movimiento neofascista de extrema derecha “Tradición, Familia y Propiedad”, tienen sus mismo emblemas, los mismos estandartes, y veneran al mismo calvo brasileño como mentor llegaron– a “¡exigirle!” al Presidente de la Casa de la Cultura que “suspenda esa exhibición sacrílega”, Martín Sánchez de manera valiente no cedió ante la amenaza, a lo largo de varios días intentaron obstruir la entrada de la exposición para que la gente no pudiera ver la obra y llegaban a amenazar, por lo que se tuvo que pedir protección policial; el día de la clausura también obstruyeron la entrada de la exposición y hubo también la intervención de la Policía, parece que el objetivo de los fanáticos era entrar en tropel y destruir la obra. En situaciones así, queda fuera de lugar el comentario sobre aciertos y errores de la actual administración de la Casa de la Cultura, queda fuera de lugar la discusión sobre los repartos del presupuesto “¿por qué le dieron a fulano y no le dieron a zutano?” por lo general es a eso a lo que se reducen las discusiones, son secundarias esas discusiones cuando lo que tenemos que hacer es cerrar filas frente a la amenaza fascista que se cierne sobre todos nosotros, pero, con tristeza debo reconocerlo, la mezquindad forma parte de nuestra idiosincrasia nacional.
¿Blasfemia? Monseñor Luna decía que la blasfemia era Fe con rabia. ¿Blasfemia? Para protestantes judíos y musulmanes cualquier imagen en un espacio destinado a fines religioso es una blasfemia, pero protestantes, judíos y musulmanes laicos lúcidos y cultos saben claramente diferenciar un espacio litúrgico de un espacio profano, también católicos lúcidos hacen con claridad esa diferencia.
Tengo entrañables amigos que no son sólo católicos practicantes, son curas, monjas, diáconos y agentes de pastoral, tengo amigos evangélicos, pastores, tengo también buenas relaciones de amistad con budistas, hinduistas, oficiantes y sacerdotes de cosmovisiones y espiritualidades indígenas y afrodescendientes y tengo también amigos agnósticos, ateos, judíos y musulmanes. Repito, no soy ateo, pero ¿qué pasa si lo fuera? Lo que ocurre dentro del fuero interno de las personas es de cada quien, es en nuestras acciones prácticas en lo que debemos ponernos de acuerdo.
En el año 89 hice un curso de cinco meses en el Brasil de Educación Popular teniendo la Biblia como texto de referencia para un proceso de concientización de los sectores marginados y empobrecidos sobre su realidad social, la mayor parte de mis compañeros de aula eran curas y monjas, también había pastores pues es un centro de formación ecuménico; recuerdo que fuimos juntos en un pequeño grupo a ver una obra de teatro que versaba justamente sobre las depravaciones de la iglesia católica durante determinada época histórica, habían escenas crudas y otras de un humor bastante ácido, en ese grupo yo era el único laico, todos los otros eran sacerdotes, y gozamos y nos reímos juntos, finalizada la obra nos fuimos y ellos con más conocimiento histórico que yo me ubicaban en la época y me daban a entender que lo que se mostraba en la obra era apenas un pálido reflejo de lo que en realidad sucedía en ese tiempo, mis compañeros eran gente lúcida que hacía una clara diferencia entre el ejercicio cultual y una obra de arte, gente con el valor de reconocer los momentos oscuros de su iglesia. También diferenciábamos de manera clara lo que era la Iglesia institución de lo que es la Iglesia comunidad. En ese curso pude reconocer hasta donde llegaba mi identidad con el cristianismo y en qué punto surgían mis diferencias. También dejé clara mi postura en cuanto a que mientras no estén representadas las religiones y espiritualidades indígenas y afrodescendientes no podemos hablar de un verdadero ecumenismo continental.
Las hordas fanáticas no ven ni oyen, reaccionan visceralmente a cualquier cosa que no entre dentro de su esquema, se escandalizan de la desnudez de Cristo, pero no vieron su rostro ni su mirada diáfana también representados en esa escultura, ¿es pecaminoso el desnudo? Para su mente morbosa, seguro que sí, mientras no se me demuestre lo contrario puedo afirmar que debajo del ropaje de todo moralista se esconde un pervertido. Se escandalizan de ver a Cristo rompiendo la cruz, quieren tenerle eternamente crucificado. Yo también quiero que se rompan cruces, la cruz d la pobreza, de la ignorancia, del abuso, de los genocidios, etnocidios y femicidios, la cruz del fanatismo, de la intolerancia, de la explotación, del robo sistémico del valor del trabajo sobre el que se sostiene el capitalismo, más pecado que representar un Cristo desnudo es botar alimentos al mar para mantener precios. En cuanto a la desnudez y las llagas abiertas, veamos la historia del arte religioso ¿no han visto acaso niños dioses y querubines desnudos en el arte colonial?, ¿no han visto los hematomas y laceraciones de los cristos y santos que habitan las iglesias? Si hablamos de cristianismo pregunto ¿de qué cristianismo hablamos?, ¿del tiempo original en que el cristianismo era una secta entre otras del judaísmo?, ¿del cristianismo de Constantino en el que se mantuvo el altar y la estructura ritual mitraica?, ¿del cristianismo mágico de los celtas que adoptaron a religión cristiana para diferenciarse del Imperio Romano?
Repito de nuevo, no soy anticristiano ni anticatólico, cuando estoy entre amigos ateos y agnósticos y la burla antirreligiosa se pone grotesca me levanto y me voy. Ha sido ejemplar la lucha de los cristianos comprometidos con la liberación de nuestros pueblos. Nunca dejaré de admirar a monseñor Luna, a monseñor Proaño, a Alder Cámara, a Leonardo Boff, al papa Juan XXIII, a Ernesto Cardenal. El cristianismo ha tenido extraordinarios pensadores y literatos en el siglo XX, G. K. Chesterton, Graham Greene, Geovanni Papini, Lezama Lima, antes Tolstoi y Dostoievski, filósofos de la talla de Theillard de Chardin o de Paul Ricoeur, Paulo Freire también era católico. A las hordas fanáticas que exudan ignorancia les parecerá raros muchos de estos nombres, de allí que por más que me rompa la cabeza no logro entender que una persona inteligente y de formación sólida esté entre ellos, en honor a la amistad y a sus cercanas relaciones de parentesco omito nombrarle.
En un espacio de rezo, no puedes introducir elementos de otra cosmovisión ajenos a esa identidad cultual, en un espacio público y profano en un país megadiverso como el nuestro es tan sagrado echar agua bendita como soplar trago.
Me fijé en las caras de este colectivo fanático y entre los que llevaban la batuta no vi caras conocidas de aquí, vinieron de Quito, de Guayaquil y de otros lados, los de aquí eran gente inocente y manipulada, los jefes fascistas de acá no dan la cara, le ponen como vocero a un joven que en el 2016 agredió a una obra artística de Marco Alvarado, los jefes locales no dan la cara, le dejan al rarito, al loquito, al fácilmente quemable para que se queme no más, una estrategia poco espiritual y poco cristiana.
Por último, para que no se piense que mi postura tiene un sesgo diré que los únicos criterios válidos para legitimar una obra artística son los del arte, no los de una religión o cualquier postulado político, a mi modo de ver, es tan condenable la agresión a la obra de Eduardo Moscoso por parte de fanáticos religiosos, como la agresión que sufrió la obra de Wilson Paccha unos años antes por parte de un colectivo feminista, como las irrupciones en los museos europeos en nombre del cambio climático.
A los fanáticos les salió el tiro por la culata, pues su berrinche hizo que la exposición tenga más de diez mil visitas.
Si bien reconozco y venero la voz poética comprometida y santa de innumerables cristianos, tampoco me puedo hacer de la vista gorda con respeto a la deuda que tiene la iglesia católica con la humanidad, hablo de las cruzadas y las quemas de brujas en tiempos de la Inquisición, del genocidio de América que según los hispanistas es una leyenda negra, la población americana quedó reducida la 15% pero resulta que es una leyenda negra, cierto que no solo fue la masacre sino también los virus y bacterias que vinieron del otro lado del mar, digan en todo caso que es una tragedia y no un leyenda negra, en nombre de extirpar la idolatría destruyeron millares de objetos y códices, registros de una memoria claves nemotécnicas, sistemas de conocimiento, la civilización del Tiahuanaco existió durante 2400 años y de ella no sabemos nada, si tomamos en consideración la cuenta cronológica occidental es la cantidad de tiempo que hay entre Alejandro Magno y nuestros días, en ese lapso está el Impero Romano, el Medio Evo, la llegada de Colón, las independencias y revoluciones, la era industrial, los viajes espaciales y el internet, de esa civilización no sabemos nada, pero resulta que el dominio español es una leyenda negra. La iglesia católica durante la época colonial prohibió que se coma el amaranto que por estos lados se le llama ataco o sangoracha, junto con las quinuas es el único cereal que tiene la proteína completa y con esta prohibición le privó a nuestro pueblo del mejor alimento del mundo y le condenó a la desnutrición, la razón de prohibir la sangoracha era que les “incitaba a pecar”, todo alimento poderoso es también un poderoso potenciador sexual, no hay misterio en eso y en ese punto se me abre una zanja no sólo con las interpretaciones dominantes al interior del cristianismo sino de la gran mayoría de religiones y espiritualidades, para mí la sexualidad no es pecaminosa, es sagrada, cuando se unen los cuerpos en éxtasis se producen otras uniones en otras esferas y la posibilidad de sentir placer es un regalo del Universo, con eso no quiero decir que denoste el celibato, lo he practicado por épocas y ha sido bueno y respeto mucho a quienes han tomado esa opción de por vida, respeto también las reglas por rígidas que sean de un cuerpo espiritual, pero son eso: las reglas de su cuerpo espiritual, de quienes lo componen, no de la sociedad entera, ni siquiera del pueblo devoto que les acompaña. También la iglesia católica tiene que rendir cuentas sobre su histórica complicidad con el poder dominante, con el silencio y encubrimiento por parte de la estructura jerárquica a la pedofilia de no pocos curas y tampoco podemos desconocer que estos grupos extremistas gozan de la protección de los sectores más reaccionarios de la estructura eclesiástica.
El Ecuador es un Estado laico desde 1895, o sea desde hace ciento veintiocho años y son ya casi trescientos años que Voltaire dijo “Detesto lo que dices pero lucharé hasta la muerte por tu derecho a decirlo” y en el 2023 los nostálgicos de la inquisición se sulfuran y quieren acabar con todo el que no piensa como ellos y no crean en lo que ellos creen, estuvieron siempre en la Historia conocida, son los que hace siglos mataron a Hipatia de Alejandría, los que mandaban brujas a la hoguera, los quemadores de libros de todos los tiempos, la criminal alianza del poder con las hordas reactivas, los que condenaron a Sócrates, a Jesús, a Galileo, a Giordano Bruno, a Servet, los linchadores que arrastraron y quemaron a Alfaro y a Vargas Torres.
Ahora sí para finalizar, Eduardo Moscoso es un gran artista, se le atribuye perversidad a su obra, pero es uno de los artistas plásticos que mayor estudio y tratamiento tiene sobre la luz. Superábamos con creces los que llegamos a apoyar a Eduardo que el contingente de fanáticos saboteadores, pero no estuvieron todos los que debieron estar, los teatreros a los que Eduardo nos ha tenido siempre las puertas abiertas para presentar nuestros trabajos, los públicos defensores de la libertad de expresión, los políticos que se definen como libre pensadores y progresistas, desde hace rato no asisto a actos públicos por desavenencias con alguna gente con la que no quiero encontrarme, pero en situaciones como esta me ha movido una obligación civil. Si hablamos de regeneración urbana a Eduardo Moscoso se le debería dar un premio, vean como era antes El Vado y vean como es ahora y en todo eso ha sido fundamental el trabajo, la gestión y la motivación permanente en ese lugar emblemático de la ciudad.
La verdad, es que sí estoy asustado, porque luego de las hordas extremistas vienen los escuadrones de la muerte, espero equivocarme.
Pd.: Es más de un año que no publico nada en las redes, creo que publiqué algún texto poético con limitado alcance no más, estoy del todo alejado de los medios virtuales por lo que de paso pido disculpas a los amigos a quienes no he contestado sus mensajes, estoy alejado de las redes y así quiero mantenerme por tiempo indefinido.
Actor quiteño, vive en Cuenca desde 1990. Con cuarenta años de experiencia ha participado en numerosas obras de teatro y producciones cinematográficas, logrando algunos premios durante su trayectoria profesional. Ha sido instructor de varios talleres, ha publicado artículos en revistas especializadas y, en la actualidad, es miembro de la Compañía de Teatro de la Universidad del Azuay.