El domingo 23 de marzo, se desarrolló el Debate Presidencial Obligatorio, previo a la segunda vuelta electoral, protagonizado por los dos candidatos que aspiran a ocupar la Presidencia de la República por los próximos cuatro años.
El formato sigue sin convencer, pues no permite la confrontación de propuestas de uno y otro para afrontar y enfrentar los problemas del país. El diseño establecido por el Consejo Nacional Electoral, no permite que la moderadora cumpla efectivamente ese rol, pues no puede preguntar o repreguntar, termina siendo alguien que simplemente lee las preguntas elaboradas por el Comité Nacional de Debates y controla los tiempos de intervención de uno y otra.
En información publicada por el CNE, se estima que el Debate tuvo una audiencia estimada de 10’765.065, en los distintos medios.
Muchos son los análisis y opiniones vertidas post debate, algunas con mayores elementos y conocimiento, otras como esta, de ciudadanos a quienes nos interesa la política y nos preocupa quien asumirá el 24 de mayo la Presidencia de la República, es decir el destino que se avizora en uno y otro caso para los habitantes de este territorio.
Vamos a ello.
Un primer señalamiento que debe tenerse en cuenta, es que, si el debate no fuese obligatorio, probablemente no se hubiese producido, pues ninguno de los participantes estuvo cómodo, se notó el nerviosismo y la inseguridad en sus alocuciones –sobre todo al inicio-, teniendo en cuenta además que ni Noboa ni González tienen el don de la elocuencia.
Está claro que lo que vimos el domingo en la noche no fue un debate en stricto sensu, sino un espacio en el que proliferaron los ataques, unos con motivos y otros totalmente fuera de tono.
La candidata González insistió en querer mostrarse como la líder del movimiento que la apoya, haciendo referencia incluso a que “durante mi periodo gobierno” –así lo dijo- se hicieron tales o cuales cosas, como si ella hubiese sido quien lo presidió.
Para atacar al oponente, utilizó sin rubor, expresiones acuñadas antes por los ex Presidentes León Febres Cordero y Guillermo Lasso, demostrando poca autenticidad y falta de creatividad. Parece que también quiere parecerse a Donald Trump, pues dijo categóricamente que reconocerá al “gobierno totalitario y dictatorial de Nicolás Maduro” –como lo presentó Noboa-, señalado que: “necesito reconocer el Gobierno de Nicolás Maduro para poder devolver a los venezolanos que tú permitiste que ingresen de forma irregular y desordenada a mi país”, -haciendo énfasis en que el Ecuador es su país, como si no fuera del otro candidato también y de los más de 18 millones de ecuatorianos-, completó diciendo que hará “igual que Estados Unidos, devolver a los venezolanos que no tienen un ingreso regular, que nos quitan el empleo o siembran violencia en mi país”, achacando a Noboa la responsabilidad de que se encuentren en el Ecuador.
Luisa mintió mirando a las cámaras cuando dijo que no otorgará el salvo conducto a Glas, cuando hace unas semanas afirmó todo lo contrario, con absoluta convicción y contundencia. Pocos o quizá nadie le creyó.
Hay voces de mujeres que se posicionan y respaldan a González por la falta de respeto que reclamó a Noboa, señalando que haberle dicho que se calme u ofrecerle una beca para que estudie economía, puede considerarse una especie de machismo o misoginia, sin rechazar cuando Luisa, dijo a Noboa “quince meses y no aprendes lo que es administración pública, te voy a enseñar”. Creo que la oferta de beca o el llamado a la calma nada tuvo que ver con el género, quizá sí hubo ironía; sin embargo, el desafío de la candidata en el contenido y el tono sí fue una grosería. Lo que sin duda hay que rechazar, es que González se haya metido con la hija pequeña de Noboa, si hubiese sido a la inversa, seguro se abría apelado a la violencia de género para denostar las expresiones. De la misma manera se burló de una supuesta condición de déficit de atención de Noboa, e incluso sugirió que consumía sustancias sujetas a control, cuando lo retó a realizarse un control antidoping a la salida, al mejor estilo de bravucones de barrio. Hechos que no constituyen simples errores sino agresiones e insinuaciones graves.
La candidata González, estuvo muy enojada y parecía haberse preparado muy bien para agredir, aunque no para presentar propuestas que den cuenta de su plan de gobierno.
Luisa González confirmó que el alias “rana René”, que se encontró en los chats del teléfono del ex Consejero del CPCCS Verduga, hace referencia a ella, cuando frente a la increpación de Noboa, finalmente lo confirma cuando dice “rana, pero jamás el cartel de los sapos”, dando a entender que no tiene ningún reparo en ser parte de un grupo en el que no se comunican con sus nombres sino con alias como si de una banda se tratara.
Tampoco me gustó la participación de Noboa, sin embargo estuvo ponderado en general, no sucumbió a las provocaciones, pese a los múltiples esfuerzos de González.
En agosto de 2023, luego de la primera vuelta electoral, en la que pasaron los mismos candidatos actuales, escribí un artículo en el que consignaba mi incomodidad y protesta, frente a la declaración de la actual y entonces candidata, pues no me representaba y sigue sin hacerlo, al menos ya no repite que representa a las mujeres del Ecuador, Latinoamérica y el mundo.
No creo que nadie ganó, pero me parece que a Luisa le fue mal, pues no consiguió lo que parecía ser su cometido, que Noboa perdiera los papeles.
Portada: imagen tomada de https://www.rfi.fr/

Mujer estudiosa y analítica, lectora atenta y escritora novel. Doctora en Jurisprudencia y Abogada – Universidad de Cuenca, Máster en Gestión de Centros y Servicios de Salud – Universidad de Barcelona, Diplomado Superior en Economía de la Salud y Gestión de la Reforma – Universidad Central del Ecuador. Docente de maestría en temas de políticas públicas y legislación sanitaria –Universidad Católica de Santiago de Guayaquil; en el área de vinculación con la sociedad, legislación relacionada con el adulto mayor – Universidad del Adulto Mayor. Profesional con amplia experiencia en los sectores público y privado, con énfasis en los ámbitos de legislación, normativa y gestión pública.