Desde hace unas semanas me ronda con frecuencia una frase que escuché en la presentación de “El Percusionista”, una hermosa obra de Gorsy Edú, actor y músico de Guinea Ecuatorial, que con enorme acierto Juan Andrade Polo lo convocó a Escenarios del Mundo en 2021 y lo volvió a traer hace un mes: “en el Abaá el tiempo ni se gana ni se pierde, se comparte”- Abaá (o abahá) del idioma fang, significa “casa de la palabra”-
Cuenta en su relato que en su pueblo y otros de Guinea Ecuatorial, lo importante se hablaba y resolvía en el Abaá, al mando de los más experimentados y los más sabios, entre los que estaba su abuelo. Al escuchar esta frase, pensé inmediatamente en las librerías y las bibliotecas, no porque en ellas se discuta o se resuelva nada, sino porque ahí tampoco el tiempo ni se gana ni se pierde, se aprovecha. Me vino a la mente también la Asamblea Nacional, no por las mismas razones, sino porque pienso que sería maravilloso que se convirtiera en un Abaá y dejará de ser ese espacio que con frecuencia nos avergüenza, en dónde no sólo el tiempo –del país y los ciudadanos- se pierde, sino también los recursos y las esperanzas de la gente. Ojalá a los espacios de decisión como la Asamblea, los concejos cantonales, etc. llegaran personas con experiencia y sabiduría, con vocación y voluntad de servicio, comprometidas con su comunidad y el país, con honestidad intelectual y de acción.
A más del disfrute que significó verlo, con su despliegue de talento, sensibilidad y arte, “El Percusionista” nos entregó varias perlas, me permito compartir algunas de las que rescaté, así como las reflexiones, emociones y sensaciones provocadas, antes de que los recuerdos se sigan contaminando.
Una de las primeras cosas que impacta es su aseveración de que junto con el agua, el aire, la tierra y el fuego, un elemento más de la naturaleza es el ritmo, porque está en todo, es parte de todo lo que existe y de todo lo que hacemos. Si lo pensamos bien, tiene razón, tenemos ritmo al hablar, al caminar, al trabajar, al movernos, al dormir, al amar, al bailar –algunos muy mal ritmo, pero lo tienen-, etc. El ritmo acompaña no sólo a los humanos, sino al resto de seres vivos y de elementos de la naturaleza. El ritmo está en lo bueno y también en lo malo.
Las palabras y la vida tienen ritmo y ambas tiempo y tempo –dice-. De las palabras no sólo importa como suenan, sino a dónde llegan, a unos al oído y a otros al corazón, añadiría que las palabras no sólo llegan, sino que las enviamos, dependiendo del tono, el momento y el lugar las podemos dirigir también al oído o al corazón. No podemos dudar del poder de las palabras, hay que tratarlas con respeto, aprender su significado, usarlas con inteligencia. Hay que leer para aprender.
Nos recuerda con insistencia, para que no se nos olvide, que quien tiene un abuelo, tiene un tesoro, cuando lo escuché, pensé en seguida que yo tuve ese tesoro a raudales, conocí y compartí muchos años de mi vida con mis cuatro abuelos y dos bisabuelos. Todos tienen un lugar especial en mi corazón y en mis recuerdos, fueron seres excepcionales, nos prodigaron con sus amorosas enseñanzas y nos legaron muchas razones para sentirnos orgullosos y agradecidos. Sé que mis hijos y sobrinos sienten lo mismo respecto de sus abuelos, tienen un tesoro que enriquecerá sus vidas para siempre.
La presentación de Gorsy Edú, no sólo tuvo palabras con poder, sino música con mucho ritmo y sentimiento que nos contagió de alegría y nos invitó a participar e involucrarnos, emocionándonos con su canto e incluso con el nuestro, porque se generó una momentánea comunión de seres que vibramos en una misma frecuencia, porqué como dijo, mientras late el corazón seguimos siendo parte de la orquesta.
“El Percusionista” es una obra que permite muchas posibilidades de disfrute, es una de esas que nos merecemos presenciar y aplaudir.
El teatro, al igual que la literatura nos permite nuestra propia mirada, nos confronta, es revelador, nos toca, no nos deja indiferentes, nos invita a extrapolar lo que nos da a otros espacios que nos inquietan.
Palmas por el teatro, por el buen teatro al que podemos acercarnos.
Portada: tomada de periferias.org
Mujer estudiosa y analítica, lectora atenta y escritora novel. Doctora en Jurisprudencia y Abogada – Universidad de Cuenca, Máster en Gestión de Centros y Servicios de Salud – Universidad de Barcelona, Diplomado Superior en Economía de la Salud y Gestión de la Reforma – Universidad Central del Ecuador. Docente de maestría en temas de políticas públicas y legislación sanitaria –Universidad Católica de Santiago de Guayaquil; en el área de vinculación con la sociedad, legislación relacionada con el adulto mayor – Universidad del Adulto Mayor. Profesional con amplia experiencia en los sectores público y privado, con énfasis en los ámbitos de legislación, normativa y gestión pública.