Los próximos días serán definitorios para la calidad de vida en Cuenca. La consulta sobre el agua, camuflada entre un legajo de papeles que reflejan nuestra realidad infrahumana en la política, posiblemente pasará desapercibida para la mayoría. Especular que el agua, su limpidez y su ciclo hídrico a través de los páramos y sus ríos están en grave peligro, nos alerta hasta la desesperación, puesto que si la peste de la minería gana la batalla nuestro hábitat habrá cambiado para siempre.
Confinados como estamos por el COVID 19 y sus nuevas cepas, únicamente nos quedan las redes sociales y los periódicos, además de páginas como ésta, para advertir sobre las consecuencias posibles del despiste de la ciudadanía.
Muchas voces se han sumado a la campaña por el SI en la consulta, producto de colectivos ambientales, científicos y académicos, micro filmaciones en las que participan desde Pérez Esquivel, Nobel de la Paz, hasta el ciudadano común alertan sobre esa hoja escondida en el caos de la verborrea política.
Además, encontramos que las preguntas están mal formuladas y se corre el riesgo de que la gente, con la mejor de las intenciones, suscriba un NO a la minería, puesto que la palabra “prohibición” igualmente pasa desapercibida. Para un lector común, no habitúe a la lectura, el riesgo es muy alto. Por lo tanto, la campaña se basa en el SI a todas las preguntas.
Más allá de la forma, el fondo es determinante. El Azuay no puede permitir que se siga explotando su patrimonio natural y peor aún sus fuentes de agua. El agua ha sido su origen y ha determinado el carácter de sus habitantes. Cuenca, además de estar rodeada de montañas es una ciudad lacustre por excelencia. La abundancia con la que la naturaleza ha prodigado a esta zona del país, no puede ni debe ser castigada por las leyes de un Estado que hace de la vista gorda y explota, en muchas formas, al sur del Ecuador. Debemos tomar en cuenta que las intenciones del Estado son regalar concesiones mineras desde la provincia de Loja hasta la del Carchi.
“Alazán encrinado de algodones sonoros” dice al Tomebamba César Andrade y Cordero mientras Remigio Romero y Cordero habla de “el río en la orfandad de la cañada/ templa y destempla su cordaje de olas” en tanto Jara Idrovo lo compara con el viento “idéntico fragor de terciopelos” y más adelante “el agua, entre las piedras, daba traspiés de espuma”
Y es que nuestros ríos han hecho de nosotros, los cuencanos, gente que canta, soñolienta a veces, con un espíritu ancestral mezcla de viento cerril y agua tumultuosa. Por ello, esta consulta significa mucho más que una simple sílaba, es sobre todo una protesta ante la usurpación de recursos y la imposición de un estado sobre nuestro territorio, su explotación y sus políticas públicas. Los jóvenes se han posicionado en la lucha; sin embargo, la inmensa mayoría de la población rural ignora la importancia de dicha consulta. Por ello, abrir el calidoscopio de la direccionalidad a quién está dirigida es imprescindible.
La atención internacional puede llegar a ser un punto de orden y un quiebre en las intenciones del gobierno central, en tanto la idea original de la consulta no se desvirtúe. El candidato AGUA debe ser la prioridad más allá de cualquier contingencia.
No podemos concebir el daño ecológico y sus consecuencias monstruosas a perpetuidad en nuestro hábitat, si tomamos en cuenta que, exactamente en estos momentos, ya estamos sufriendo las consecuencias de los daños a la naturaleza a nivel planetario, urge la lucha por el SI en la consulta y dejar en claro que no vamos a permitir otra respuesta del Estado.
Poeta. Gestora cultural. Articulista de opinión. Ha recibido varios premios de poesía y al mérito laboral. Ha sido jurado en diversos certámenes nacionales e internacionales. Ha publicado diversas obras, así como Literatura infantil, Sus textos han sido traducidos a varios idiomas y figuran en diversas antologías nacionales y extranjeras.