El martes 5 de octubre del 2021 se lanzó el libro: “Casas y conjuntos. Vivienda social en Cuenca entre 1973 y 2014”, de las autoras María Augusta Hermida, Natasha Cabrera y Lisseth Molina. ¿Por qué leer este libro?
En este texto, las autoras arrancan con una teorización de conceptos fundamentales como la habitabilidad, la vivienda sostenible y la vivienda social, que posteriormente los asientan sobre el caso de Cuenca. El libro se enriquece con el levantamiento a detalle de información sobre 19 conjuntos habitacionales de vivienda social, construidos entre 1973 y 2014.
Uno de los aspectos más importantes que se evidencian en el libro es el rol del Estado, a través del gobierno nacional y local1, en lo que respecta a la vivienda social. Hasta los años noventa, el Estado era el ente constructor y promotor de los proyectos, pero luego, con la liberalización de la economía, se convirtió en un ente simplemente regulador y supervisor. Lo cual lleva a reflexionar sobre ¿quiénes están realmente definiendo la forma urbana de nuestras ciudades?
El trabajo expuesto contiene el redibujo, recopilación y sistematización de información, y la reflexión crítica sobre 19 proyectos de vivienda social, en dos escalas: conjunto habitacional y vivienda. Dentro de la escala de conjunto habitacional se utilizan los criterios de análisis que tienen que ver con la ubicación, densidad, espacio colectivo, relación con la ciudad (abierto/cerrado), diversidad de usos y tipologías. Por otro lado, para la escala vivienda, se analizan las variables: espacio destinado al vehículo, área para actividades productivas, posibilidad de ampliación, confort y eficiencia.
Son varios los resultados que las autoras encuentran, pero quizá uno de los que más llama la atención es el hecho de que tan solo nueve de los 19 proyectos se emplazan en el área urbana, los restantes se ubican en el área periurbana y rural. Esto ha conducido inevitablemente a un crecimiento físico innecesario de la ciudad. Así también, en los conjuntos analizados, se detectan falencias en lo que respecta al espacio colectivo, a la diversidad de usos (68% de los proyectos tenían como uso exclusivo a la vivienda); y se evidencia una predisposición a los proyectos cerrados hacia la trama urbana.
En cuanto a las unidades habitacionales, ninguno de los proyectos analizados contempla la posibilidad de realizar actividades productivas dentro de las viviendas. Pero, lo que el grupo de investigación encuentra, es que “a pesar de esto, hoy se puede observar que muchas viviendas han acoplado sus espacios interiores para crear talleres de costura, automotrices, bazares y tiendas” (Hermida et al., 2021, p. 241), para lo cual han tenido que renunciar a espacios como el patio o la sala. En esta misma línea, tan solo siete de los proyectos estudiados permiten una ampliación del inmueble original, los otros no fueron concebidos para crecer, modificarse con el tiempo, o ajustarse a diversos tipos de conformación de hogares y modos de vida.
Otro de los resultados que llama la atención, es aquel relacionado con el sistema constructivo: hormigón armado o estructura metálica, con paredes de ladrillo, a lo largo de los 40 años de estudio. Lo cual implica un estancamiento en la búsqueda de nuevas soluciones constructivas.
En función de estos, y varios otros resultados, el libro nos plantea algunas reflexiones y retos como la necesidad de que la construcción de los proyectos de vivienda social sea más “flexible, sostenible, personalizada, accesible, industrializada” (Hermida et al., 2021, p. 288), y que las políticas habitacionales aborden criterios relacionados con el “entorno inmediato y las redes urbanas, los espacios colectivos, las relaciones vecinales, barriales y urbanas, los conflictos sociales y la necesidad de fomentar la sostenibilidad no solo desde el punto de vista económico y ambiental sino también desde el político y social” (Hermida et al., 2021, p. 288).
Por todo lo expuesto, les invito a leer este libro; estoy segura que servirá de base para nuevas investigaciones y proyectos, pero sobre todo para repensar la política pública en materia de vivienda colectiva y particularmente de vivienda social.
1 A nivel nacional, por ejemplo, la Junta Nacional de la Vivienda (JNV), Ministerio de la Vivienda (MEV), Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (MIDUVI). A nivel local, la Empresa Municipal de Urbanización y Vivienda (EMUVI) creada en el 2001 y convertida en Empresa Pública en el 2010.
REFERENCIAS
Hermida, A., Cabrera, N., Molina, L., (2021). Casas y conjuntos, vivienda social en Cuenca entre 1973 y 2014, Universidad de Cuenca, Cuenca. Julio 2021. ISBN: 978-9978-14-464-0.
NOTA
El libro se encuentra disponible de manera impresa (próximamente en versión digital) en:
Oficinas del Grupo de Investigación LlactaLAB/Ciudades Sustentables
Av. 12 de Abril y Agustín Cueva
Universidad de Cuenca
Doctora en Arquitectura y Estudios Urbanos de la Universidad Católica de Chile. Máster en Arquitectura por la Universidad de Kansas-EEUU. Docente/investigadora en la Escuela de Arquitectura de la Universidad del Azuay desde el año 2009. Coordinadora de Investigaciones de la Facultad y Directora de la Maestría de Arquitectura. Docente en diferentes módulos de posgrado a nivel nacional. Ha sido Secretaria de Movilidad y Directora de Planificación del Municipio de Cuenca. Sus trabajos de investigación, publicaciones y ponencias se centran en la ciudad con un énfasis en la movilidad y el transporte.