La multitudinaria marcha que se llevó a cabo en Cuenca el 16S, será un recuerdo inolvidable para quienes la vivimos. Muchas son las lecciones de este largo proceso sostenido por las comunidades rurales cercanas al Kimsacocha y las organizaciones sociales de Cuenca.
No es lo mismo hablar de esta lucha desde la ciudad, la academia o un medio de comunicación; que desde quienes habitan los territorios rurales, los páramos y las comunidades históricamente olvidadas y que han defendido el agua no solo como un recurso vital, sino porque enfrentan violencias históricas y sistemáticas como la precarización económica, el racismo, la desatención del estado y la injusticia social. Su lucha ha sido en condiciones de profunda desigualdad y dificultades para defender sus derechos. De ahí que el primer aprendizaje que anoto, es el reconocimiento a la sabiduría y resistencia de las mujeres campesinas. Los aportes de la filosofía andina y el Sumak Kawsay, han fortalecido el respeto y el cuidado a la Pachamama superando la visión mercantilista. Este aprendizaje permitió articular la lucha entre las organizaciones del campo y la cuidad, visibilizar otras voces, las de los hombres y mujeres campesinas, agricultores y cuidadores de las semillas, testimonios vivos que habitan en las zonas amenazadas por la minería. Este aprendizaje, conjugó saberes y articuló acciones, no hubiera sido posible la resistencia sin este encuentro necesario para superar la desconfianza sembrada durante años por los gobiernos extractivitas.
Otra lección, fue aprender a comunicarnos desde un lenguaje asertivo donde no hubo cabida para lo ANTI sino siempre A FAVOR. Difundir información técnica con evidencias para explicar los riesgos del proyecto Loma Larga generando el interés ciudadano sobre el tema. La campaña comunicacional fue inteligente, los mensajes combinaban lo técnico, lo social y lo humano con la habilidad de jóvenes diseñadores virtuales; motivando la acción colectiva para defender lo ganado en las urnas bajo un solo lema de KIMSACOCHA NO SE TOCA, lema de una fiesta cívica de cultura, música y arte que generó una empatía que conectó a todos bajo un mismo sentimiento.
Se logró superar el cerco mediático que somete a Cuenca y a la mayor parte del país, al silencio de los medios de comunicación nacional. La misma marcha del 16S fue poco cubierta por esa prensa selectiva que cuenta verdades a medias. Los videos se multiplicaban en las redes logrando que decenas que miles de personas y organizaciones vivieran a Cuenca; el eco de sus versos y consignas fue recogido por la prensa internacional ubicando la marcha como la tercera más grande del mundo y la segunda en América, en referencia a la defensa del agua.
Fue una marcha cargada de la fuerza de la razón, que despertó una inmensa creatividad expresada en hermosas canciones, versos, artículos, consignas, videos y manifestaciones de arte que llenaron de belleza y sentimiento las calles de la ciudad. Sin al agua no hay mote, sin agua no hay trabajo, sin agua no hay canelazos, sin agua no hay vida, fueron algunos los carteles expuestos durante el recorrido.
Aprendimos la importancia de que las organizaciones sociales convocantes, necesitan personas dispuestas a dar su tiempo y sus conocimientos desinteresadamente. La marcha no tuvo ningún financiamiento, solo el trabajo de sus organizadores. Profesionales que aportaron en lo jurídico, ambiental, social, espiritual, artístico, etc.
Aprendimos la importancia de motivar la más amplia participación a través de una gran Asamblea Ciudadana, involucrando a los más diversos sectores sociales, la academia, las autoridades, instituciones y colegios profesionales reconfigurando un tejido social que se encontraba polarizado politica y socialmente. La fuerza de esta lucha vino precisamente de la diversidad, asumiendo el reto de reconocer y respetar diferencias que pueden incomodar, pero que ignorarlas sería negar una realidad profundamente presente. La asamblea ciudadana, logró bajar esas tensiones bajo la premisa de que nadie es dueño de la lucha por el agua, que esta es una lucha ciudadana que aquí nadie se lleva el agua a su molino y para ello había que garantizar que la lucha no sería funcionalizada a beneficios particulares ni políticos ni organizaciones.
Otro elemento clave fue la participación de la Iglesia, recuperando la importancia espiritual y simbólica del agua tanto para la cultura andina como cristiana, lo que se concretó en la misa de entronización del Virgen del agua y la procesión del 19 julio donde participaron gente del campo y la ciudad y Kimsacocha fue declarada Catedral Natural.
Esta lucha ha sido también una lucha por cerrar las brechas, por recuperar la política como ejercicio colectivo de decidir sobre nuestro futuro. No se trata solo de la política institucional, de partidos, del Estado o del mercado. Es una política arraigada en la sensibilidad, en el cuidado, en la vida misma como acción política. Lo que amenaza al agua no es solo la explotación ambiental, sino todas las formas de explotación: económica, humana, simbólica. Quienes hace 30 años, se levantaron en defensa del agua han sobrevivido a siglos de despojo y extracción, reconocer esas diferencias es esencial para construir una lucha verdaderamente colectiva. La defensa del agua no solo permitió el encuentro en la diversidad sino también en el reconocimiento de nuestras diferencias, lo que nos recuerda que somos profundamente vulnerables, pero también que podemos recuperar la sensibilidad que nos fue arrebatada en la relación con la tierra, con el otro, con lo incómodo, con la toma de decisiones, con aquello que nos interpela y nos empuja a hacer política desde lo colectivo.
La marcha fue profundamente esperanzadora, pero no puede romantizarse. Hay realidades dolorosas pero silenciadas que nos interpelan desde múltiples violencias como el racismo, la segregación, la injusticia social y ambiental. El verdadero enemigo es el proceso de deshumanización, de despojo y mercantilización de las relaciones.
¡¡El compromiso es continuar luchando porque el gobierno aún no cancela la concesión minera para garantizarnos que KIMSACOCHA NO SE TOCA!!
Portada: imagen tomada de https://n9.cl/5cdka

Ex directora y docente de Sociología de la Universidad de Cuenca. Master en Psicología Organizacional por la Universidad Católica de Lovaina-Bélgica. Master en investigación Social Participativa por la Universidad Complutense de Madrid. Activista por la defensa de los derechos colectivos, Miembro del colectivo ciudadano “Cuenca ciudad para vivir”, y del Cabildo por la Defensa del Agua. Investigadora en temas de Derecho a la ciudad, Sociología Urbana, Sociología Política y Género.