“Runakunaka kaypimi kanchik. Ñawpa kawsay pachamanta ñukanchik allpakunapimi kawsakunchik. Pacha mamawan wiñashpa kawsashpami kanchik. Tukuy tukuchina yuyaykunata atishpa kawsakunchirak”
“Los pueblos originarios estamos aquí. Desde el inicio de la vida estamos aquí, en nuestros territorios. Estamos aprendiendo y creciendo con la Madre Tierra. Estamos resistiendo a todo intento de desaparición”.
La ONU declara el 9 de agosto como el Día Internacional de los Pueblos originarios, indígenas o nativos del mundo que son la esperanza en la defensa de la “Madre Tierra. Los pueblos originarios del Abya Yala y del mundo somos primeros en el tiempo, en la historia, somos los primeros hijos e hijas de la Pacha y del Sol. Somos pueblos y nacionalidades que luchamos para vivir a plenitud nuestras prácticas culturales, nuestras formas organizativas y políticas de libre determinación económica, social y productiva, de salud y educación que nos lleven a construir un pensamiento diverso intercultural, pero hacia una sola meta: la supervivencia de nuestras hijas e hijos y la permanencia en la Madre Tierra. De ahí que la interculturalidad es una urgencia ética en este mundo globalizado.
9 de agosto es el día en que los pueblos originarios hacemos un compromiso de renovación de nuestras luchas por nuestros derechos, por la defensa de la Madre Tierra, nuestra lengua, cultura y la autodeterminación.
Los derechos de los pueblos originarios están contemplados en los instrumentos internacionales y las constituciones de cada país. Así el Convenio 169 de la OIT y la Declaración de los Derechos de los pueblos indígenas (13 de septiembre de 2007) tiene 46 artículos, me referiré a tres de ellos:
Art. 1. Los indígenas tienen derecho, como pueblos o como personas, al disfrute pleno de todos los derechos humanos y las libertades fundamentales reconocidos por la Carta de las Naciones Unidas, la Declaración Universal de Derechos Humanos.
Art. 2. Los pueblos y las personas indígenas son libres e iguales a todos los demás pueblos y personas y tienen derecho a no ser objeto de ninguna discriminación en el ejercicio de sus derechos que esté fundado en su origen e identidad indígena.
Art. 3. La autodeterminación. Los pueblos indígenas tienen derecho a la libre determinación. En virtud de este derecho determinan libremente su condición política y persiguen libremente su desarrollo económico, social y cultural.
Pese a estas normas, los pueblos originarios todavía no somos SUJETOS de derechos. Nos reconocen cuando aplaudimos sus políticas, cuando no representamos peligro al sistema neoliberal capitalista, pero cuando nos rebelamos y exigimos cambios en las estructuras económicas y políticas nos dicen “salvajes, atrasa pueblos, terroristas, delincuentes, del páramo”. Los pueblos y nacionalidades somos “objeto” del libre albedrío de las estructuras de poder para despojos de territorios, violación de derechos; continuamos bajo el epistemicidio de las academias. Estar en las leyes no es suficiente. La constitución es un pedazo de papel, al igual que todas las leyes que solo se aplican si existe una relación de fuerzas sociales que imponga su vigencia; es decir, no basta aprobar leyes, ni declaraciones si no es necesario tener la fuerza social para hacerlas cumplir. Lo que implica fortalecer nuestras estructuras organizativas, ir hacia el autoconocimiento que nos permite fortalecer nuestra mente y corazón, sentimientos e identidad como pueblos y nacionalidades y como mujeres para alcanzar la liberación, romper el aislamiento, la violencia y el discrimen.
En Ecuador los derechos de los pueblos y nacionalidades está en el Art. 57 los derechos colectivos, 21 derechos que no se cumplen. Y en el numeral 13 habla del mantenimiento, protección y preservación de su patrimonio cultural e histórico, en la cual incluye las lenguas de los pueblos y nacionalidades. Sin embargo, durante la última década bajo el pretexto de interculturalidad se ha desvalorado los idiomas de los pueblos y nacionalidades. Miguel León Portilla sostiene “Cada lengua es como un atalaya para ver el mundo, cuando muere una lengua, la humanidad se empobrece” (Chasqinayrampi, 2008).
El no poner en práctica estos derechos es una violación a las leyes. Es un delito de etnocidio. Más aún con las políticas extractivistas del régimen actual que con fecha 5 de agosto/2021 emite el “Plan de acción para el sector minero” y el Decreto Ejecutivo 151, con los cuales reactiva y prioriza las políticas extractivistas. Dos instrumentos con los que se avizora una terrible destrucción de la naturaleza, de la Madre Tierra. En el Decreto se manifiesta que el gobierno “dialogará con las comunidades de influencia garantizando la inversión social en la zona, realizará programas de capacitación y respeto a derechos laborales”. Ordena reformas al instructivo de la consulta previa e informada sobre los territorios de las nacionalidades para facilitar y agilitar más concesiones mineras. Los pueblos originarios no vivimos de las “capacitaciones” de las mineras. Cirilo Pérez, sacerdote maya de 79 años nos enseñó que “nadie de afuera tiene que venir a enseñarnos como cuidar nuestro ambiente ni como cultivar la tierra, el problema es que la tierra no nos pertenece y quienes contaminan son empresas poderosas. Si quieren consejos de cómo solucionar todo esto, nosotros podemos darlos” (Chasqinayrampi, 28 de diciembre /2008).
Al amparo del mencionado Decreto, se reactivaron los focos mineros, justo días antes al 9 y 10 de agosto –día de los pueblos nativos y de la “independencia” de Ecuador–, ingresó en forma violenta una empresa minera en la Amazonía, territorio de las nacionalidades, bajo la custodia del Ejército y la Policía. De igual forma, los trabajadores de la empresa minera china el día 10 de agosto entraron con maquinarias a la cordillera andina de Fierro Urku para iniciar la explotación de las minas de oro y plata. Las dos organizaciones del pueblo kichwa Saraguro: “FIIS y KORPUKIS” convocaron a todos los sectores para realizar la marcha hacia el cerro de Fierro Urku, el viernes 13 de agosto del presente, con resultados no favorables por el enfrentamiento con los policías.
Frente a estas políticas extractivistas hacemos un llamado a todos los sectores sociales, la única salida para defender nuestros territorios es la unidad y la lucha. Y de ahí nuestro compromiso de continuar resistiendo en defensa de los derechos, en defensa de la vida y la Madre Tierra. Sin tierra no hay alimentos (maíz), sin alimentos no hay país, ni sociedad urbana, al igual que– sin mujeres no hay sociedad.
Nativa de Saraguro. pertenece a la nacionalidad Kichwa. Estudió en Zamora en la Escuela de Líderes. Cursó estudios universitarios en Cuenca. Es abogada, tiene estudios en lengua y literatura, es magister de Estudios de la Cultura y un Diplomado en Educación Intercultural Bilingüe. Maestra de secundaria y educación superior, investigadora. Ha publicado varias obras, así como artículos en revistas y periódicos. Ha desempeñado varios cargos vinculados a Educación Bilingüe. Es conductora del programa Ñukanchik llata Kashpa (Nuestra identidad) en la Radio comunitaria de Saraguro “KIPA RADIO”, FM 91.3.