Tatiana Neira Alvarado
Sin duda, lo que acontecerá el domingo 13 de abril, en la elección presidencial de Ecuador, es un evento de pronóstico reservado o más acertadamente de desenlace no previsible, pues nadie puede aseverar quien será el más votado.
La mayoría no podemos acceder a resultados de encuestas, aunque mejor que así sea, para no emocionarnos pensando que ganará el que queremos y que el voto nuestro casi que no se necesita; o, desmoralizarnos al punto de ni siquiera ir a votar porque nos dicen que perderá; esto, en el caso de que alguien confíe en lo que digan las encuestas.
Ya mismo se instala el silencio electoral en medios tradicionales, pues en las redes sociales seguiremos viendo proselitismo y ataques hasta el mismo día de la justa electoral, que contribuirán a aumentar el nerviosismo, a obnubilar lo evidente, a seguir machacando en aquello que queremos escuchar y ver, o no.
Hay quienes ya hemos decidido por quien votar, pero también un número importante de electores que no, a ellos se han dirigido los candidatos con ímpetu en las últimas semanas, así como sus adláteres.
Todos tenemos el derecho de decir lo que pensamos y tratar de convencer a “algunitos” de que nuestra posición es la acertada, lo que no se debe es utilizar recursos públicos para hacerlo, así como tampoco para que a pretexto de la libertad de expresión se ofenda a más de la mitad de la población de este país. Es lo que pasó en Cuenca en un concierto el viernes 4 de abril, organizado por la Prefectura del Azuay, que sin duda fue un evento de proselitismo político a favor de la candidata González y en contra del candidato Noboa.
Ya dirán que no sabían que Mugre Sur iba a decir lo que dijo, ni actuar como lo hizo, pero al momento de contratarlos y en el propio contrato se tenía que especificar que al ser un evento financiado con recursos públicos, no se podía hacer campaña por ninguno de los candidatos. Los responsables de la Prefectura y el prefecto no pueden escurrir el bulto, ni pensar que todos somos tan ingenuos o tontos; ni justificar lo dicho y hecho, con el peregrino argumento de la libertad de expresión, que sin duda tiene que defenderse y ojalá ejercerse siempre, pero eso no implica libertad para ofender, agredir verbalmente e incitar al odio.
Algunos dirán que porqué se hace tanta bulla, que no es la primera vez que pasa, que otros también han usado y usan recursos del Estado en actividades que no corresponde, pues, no debemos normalizar ni conformarnos con el mal de muchos, así se vuelven tolerantes a la corrupción. También dirán que expresión artística no más es, que si no le gusta no escuche ni asista a los conciertos, pues eso hacemos independiente de la opinión que sobre el arte tengamos unos y otros, pero resulta que la plata que se les paga es de recursos públicos que deberían utilizarse para cumplir con las obligaciones y responsabilidades de la Prefectura para con la población de los territorios a los que debe atender.
Expresiones grotescas y violentas, que fueron coreadas y aplaudidas por muchos de los que estuvieron en el evento -pagado con recursos públicos-, seguro partidarios de la candidata de la RC5, preocupa, porque da cuenta de que el desprecio y odio de los que arengaban desde el escenario les representa y les identifica.
Da miedo que por pensar diferente, por tener una visión y posición política distinta, cualquiera se crea con el derecho de agredir al otro.
Quizá el próximo domingo podamos dormir tranquilos, sabiendo que no cundirá la venganza, el odio, la revancha a mansalva, la impunidad.
Quizá los buenos vientos soplen en esta tierra amada y podamos en libertad y con esperanza, seguir construyendo la patria que todos nos merecemos, incluso aquellos que nos desprecian.
Portada: Imagen tomada de https://es.vecteezy.com/

Mujer estudiosa y analítica, lectora atenta y escritora novel. Doctora en Jurisprudencia y Abogada – Universidad de Cuenca, Máster en Gestión de Centros y Servicios de Salud – Universidad de Barcelona, Diplomado Superior en Economía de la Salud y Gestión de la Reforma – Universidad Central del Ecuador. Docente de maestría en temas de políticas públicas y legislación sanitaria –Universidad Católica de Santiago de Guayaquil; en el área de vinculación con la sociedad, legislación relacionada con el adulto mayor – Universidad del Adulto Mayor. Profesional con amplia experiencia en los sectores público y privado, con énfasis en los ámbitos de legislación, normativa y gestión pública.