Según los cronistas en el Tawantinsuyu, octubre era el mes de las celebraciones al Agua, a la yaku mama por lo que se le denominaba Omaraymi killa. La fiesta de la provincia de Oma. Debió ser un lugar con pueblos que tenían abundante líquido vital. Pues Oma en idioma puquina, aymara, significa Agua. Oman, vientre materno que se relaciona con el agua de la placenta.
Este mes en el mundo andino es la época final de las siembras que se iniciaron en septiembre. Es un periodo siempre de verano porque está atravesando el periodo del solsticio de verano que culmina el 21 de diciembre.
Al principio el calendario del Tawantinsuyu iniciaba con el solsticio de invierno. Alrededor del Cusco había 12 pilares llamados sukankas, cada uno señalaba por donde salía y se ponía el sol; estos pilares también anunciaban las fiestas y los tiempos de siembra y cosecha. Sin embargo, Pachakutik ordenó el cambio señalando que el año inicie en diciembre cuando el sol comience su retorno desde Capricornio. Los ceques describen la organización de huacas, tienen toda la información de todos los intereses de los incas, especialmente de la agricultura, (Zuidema, en Ecos de Huarochiri, 2018, p. 40, 41).
Siguiendo este calendario, los pueblos andinos celebraban en octubre el omaraymi y la consideraban como la fiesta de los orígenes (Guamán Poma); se considera al agua como el generador del origen de la vida, que es parte de nuestro ADN y tiene memoria. Por esta concepción los pueblos kichwas y especialmente los aymaras continúan celebrando en octubre el omaraymi.
Era el mes del festejo principal del agua, se imploraba por la pronta llegada de las lluvias haciendo el sacrificio de 100 llamas con un ritual específico de atar una llama negra y colocarla en el centro de la plaza, a la que se le daba de beber chicha y se realizaba cantos, lloros y súplicas a las wakas y otros dioses protectores de las montañas. Además, el cronista señala que octubre es el mes de espantar a los pájaros de los cultivos recién sembrados.
Por la importancia del agua las culturas antiguas usaron un conjunto de reservorios o kuchas pequeños en los cuales almacenaban el agua proveniente de los ojos de gua, de manantiales para poder usar en los riegos en tiempos de sequía. Este sistema funcionaba con zanjas abiertas permitiendo que el agua lluvia se dirija hasta las lagunas. De esta manera cuando no había lluvias los reservorios proveían de agua para la agricultura y mantenían a las comunidades provista de alimentos. Por la relación con el espíritu del agua, cuando esta escaseaba, octubre y noviembre, las comunidades realizaban las rogativas llamadas wakayllinas.
Estas eran himnos o jayllis y arawis de tristeza, de súplicas al agua, a la tierra, a las montañas, a las nubes, a las cuales llamaban con sus cantos e instrumentos musicales. De estas tradiciones habría quedado en Cuenca, en el siglo pasado, las personas se dirigían a implorar por las lluvias al Señor de Girón, y cuando estaban de regreso en Tarqui “ya llovía”. De igual forma contaban en Saraguro, que subían a la laguna de Pulla para realizar el wakayllina y cuando al regreso estaban por Yarimala o pampa de Wantuk “ya llovía”. Esta relacionalidad, hoy en día, debido a la influencia de las religiones se ha perdido y el pueblo en estos tiempos de sequía, únicamente se refieren a esperar de la voluntad de Dios, “diosito ya ha de compadecerse”, dicen.
En conclusión cabe resaltar que para las comunidades el río, los manantiales tienen un espíritu, al igual que las montañas. Todo era sagrado y por este sentido cuando vamos a entrar en un territorio, un bosque nos han enseñado que tenemos que pedir permiso a los guardianes o dioses de esos lugares. Y en cuanto a las wakayllinas cada comunidad y pueblo haya tenido sus rituales y ceremonias; en el caso de Saraguro tenemos el ritual del “chitovendana” para espantar y engañar a los pájaros que se hace después de sembrar el maíz. Y finalmente comparto un pequeño poema al Agua.
YAKU MAMALLA
Yaku mamita shamupay,
maypitak kanki,
shamuy shamuy yaku
allpamamita mutsun,
¡Yaku yaku yaku!
Pani puyukuna
ñukanchikpak shuyay
ñukanchikta rikuy
hawa hawata purinki,
kanpak walluta pakchay
tukuy kawsay wañukun.
Yurak puyukuna
kantami kayaykinchik
yakuta kachariyari
mikunata ruranakapak.
¡Puyu puyu puyu!
Urkukunapish kayakun
shamuy yaku shamuy.
Ima yakuwan yanushun
imatak upyashun
wawakunaka yarikachin,
wiwakuna llakilla wakan
kiwa mana tiyanchu.
Omaraymi killa yaku shunkulla
shukkuna mana munakpipash
takishpa katishun.
Purishpa katishun,
tarpushpa katishun.
Pallashpa katishun
takishpa wañushun.
Kallpak chuya yaku
tukuy mundopak yawar.
Shamuy yaku shamuy
ama karuyaychu
¡Yaku, yaku, yaku!
Tayt wayra uyaway
ama akapaypachu
tamya yaku mancharin
kallpashpa shuk kuskaman rin.
Ñawpa taytamamakunapak
Tayta Wayra nunaymi kan.
¡Yaku yaku yaku!
¡Jallalla omaraymi!
Jallalla mayu yaku
sumakta kallpanki.
Tukuy pacha chashna kachun.
Portada: foto tomada de https://acortar.link/TtWANo
Nativa de Saraguro. pertenece a la nacionalidad Kichwa. Estudió en Zamora en la Escuela de Líderes. Cursó estudios universitarios en Cuenca. Es abogada, tiene estudios en lengua y literatura, es magister de Estudios de la Cultura y un Diplomado en Educación Intercultural Bilingüe. Maestra de secundaria y educación superior, investigadora. Ha publicado varias obras, así como artículos en revistas y periódicos. Ha desempeñado varios cargos vinculados a Educación Bilingüe. Es conductora del programa Ñukanchik llata Kashpa (Nuestra identidad) en la Radio comunitaria de Saraguro “KIPA RADIO”, FM 91.3.