Esta definición que se atribuye a los objetos de corta duración y que son creados con el fin de generar adicción en su consumo, puede ilustrar de manera concluyente y esclarecedora al último debate presidencial, programado por el CNE.
Acartonado, con reglas rígidas y obtusas los dos contendientes cumplieron con su papel exitosamente en medio de la indiferencia, por decir lo menos, del pueblo ecuatoriano. Y afirmamos que dicha actuación fue exitosa porque, definitivamente un debate de conceptos, programas sociales, ideas creativas y emergentes jamás se dio en el contexto planificado por el CNE, ante lo cual el ecuatoriano común se quedó atónito. Exitosamente porque así lo proyectaron los poderes centrales y los dos contendientes cumplieron a cabalidad sus coordenadas; es decir, una vez más, se logró el cometido de oscurecer más el panorama electoral y que el voto sirva de telón de fondo para las decisiones ya tomadas.
Una pelea de barrio tercermundista (a la que nos tienen acostumbrados) la picardía del uno y la ampulosidad del otro, la distracción que generó la imagen, controvertida, de la moderadora, cuidadosamente seleccionada, y como colofón la discusión acalorada de ciertos periodistas de renombre con un extranjero fanático consumado, evidencian esta obsolescencia programada de la que hablamos.
Confinados y reducidos a nuestra más mínima expresión, los televidentes miramos con pavor el acercarse de la fecha en la que la serie de Ecuaneflix terminará con su primera temporada; superado el obstáculo que significaba Yaku Pérez el diseño del producto está listo para quebrarse dentro de pocos días. ¡Nunca como hoy la simbología de la mascarilla o bozal convertida en realidad sobre el rostro! de esta forma, perdedores anticipados esperamos que la corrupción normalizada nos anuncie la próxima vida útil a través del ganador.
Lejos el debate formal, la honestidad, los valores éticos y morales; y pensar que hablamos de democracia, gobernabilidad, soberanía, es decir de palabras cuya obsolescencia provoca un quiebre mortal en la fe del pueblo. Resentidos y solos acudimos a las urnas como el rebaño que es conducido al matadero, sin ánimo de exageraciones.
Más allá de estas disquisiciones, el espectáculo deprimente programado por el CNE provoca estas inquietudes: ¿las elecciones son, efectivamente, el resultado de una democracia representativa? o simples e ingenuos ¿estamos validando con nuestro voto un programa que nos deja indefensos frente al ejercicio de poder?
Sin embargo, tenemos la obligación inclaudicable de seguir presentes, de levantar nuestra voz y ejercer el albedrío; la indiferencia, la narcolepsia en cuanto a lo político y su ensamblaje programado significa la condena como ciudadanos; es decir nuestra condición de seres humanos receptores del “olvidado asombro de estar vivos” obliga a una responsabilidad sobre lo actuado.
Poeta. Gestora cultural. Articulista de opinión. Ha recibido varios premios de poesía y al mérito laboral. Ha sido jurado en diversos certámenes nacionales e internacionales. Ha publicado diversas obras, así como Literatura infantil, Sus textos han sido traducidos a varios idiomas y figuran en diversas antologías nacionales y extranjeras.