No pocas veces he escuchado que las Humanidades carecen de la capacidad de ser prácticas, al punto que esteaserto funge como una suerte de mantra que ha cavilado las mentes haciendo de las Ciencias Sociales un área del conocimiento que, prácticamente, no recibe atención, sobre todo al cotejarla con las Matemáticas, la Física o la Química. Sin duda, considero que un cambio en esteparadigma produciría resultados muy positivos y, por ende, forjaría un mundo mejor.
Para explicarlo, me he decantado por traer a colación a una de las asignaturas humanísticas por antonomasia: la Historia y, así, mostrar que la importancia de su estudio, reflexión y ulterior interiorización puede ser determinante al momento de fraguar nuestro presente y por añadidura nuestro futuro; seguramente, en este punto surge la gran incógnita: ¿qué de actual puede tener la Historia?
Parecería una paradoja que algo con una esencia basada en el pasado incida de alguna manera en el hoy; no obstante, esta disciplina posee una característica intrínseca y muy particular, la cual es funcionar como un sistema, palabra que según la RAE refiere a un “conjunto de cosas que relacionadas ordenadamente contribuyen a un determinado objeto”.
Ergo, si esta disciplina se distingue por presentarse comouna sucesión de acontecimientos conexos entre sí y dispuestos en sentido cronológico, a su vez consiente ir determinando ciertos patrones que pueden ayudar en la prevención de futuros escenarios, en muchos casos, catastróficos. Esto equivale a decir, que requerimos del conocimiento del ayer para entender ciertas cosas del hoy, pero esa cognición anterior yace fundada en una más antigua (el anteayer). Lo expuesto, inclusive, es aplicable a nuestra individualidad, ya que si hacemos un análisis concienzudo podemos, fácilmente, inferir que para labrarnos un mejor provenir es imperioso rever lasexperiencias pasadas, lo que de forma coloquial se conoce como “aprender de nuestros errores”.
Así, focalizando la atención rededor de la sequía y en mi condición de investigador histórico, he podido analizardocumentos que aluden, directa o indirectamente, a la historia climatológica de nuestro país, lo que me ha permitido conocer que dicho fenómeno natural se ha ido desarrollando a lo largo del tiempo; se podría aseverar que es una constante y un tanto cíclico, y en contraposición a lo que muchos creen, cada vez aumenta su intensidad.
En este sentido, no pocos catalogan al calentamiento global como un mito, pero es un tanto inocente creer que el incremento poblacional y el escaso desarrollo de tecnologías eco-amigables no van incidir en lo absoluto en nuestro entorno; para hacer una analogía, sería como pensar que una persona que fuma cinco tabacos diarios por 10 años va a tener la misma calidad pulmonar al ser equiparada con otra que nunca lo ha hecho.
En el contexto azuayo en caso de sequía, de forma consuetudinaria, se he recurrido a implorar por las lluvias al Señor de Girón que debido a este atributo también se lollama Señor de las Aguas; evidentemente, para las mentalidades más científicas dicha acción es un sinsentido, pero para una cosmovisión más mítica, la intercesión de esta advocación de Cristo, de seguro, marcó un punto de inflexión entre la crisis hidrológica y el retorno de las precipitaciones.
Las rogativas rededor de esta imagen a lo largo del tiempohan sido muchas; por ejemplo, existe una fotografía de1914, que es la que ilustra esta nota, donde destaca el Tomebamba seco a la altura del puente del Vado y una procesión religiosa, que carga a andas dicha escultura, con el objetivo de conmover a un ser supremo, el dios cristiano o san Pedro, para que cese el estiaje. En lo personal, salvando ciertas diferencias, esta puesta en escena me evoca a aquellos rituales tribales con tambores donde se bailaba fijando la mirada al cielo para pedir por el retorno de las aguas. En realidad, diría que son dos acciones performáticas de significado semejante, pero con diferentes símbolos.
Por tanto, la imagen permite conocer que poco antes de finalizar el primer lustro de la segunda década de la anterior centuria, Cuenca se hallaba sumergida en una situación similar a la presente. Otro dato que hallé, revisando las Actas del Cabildo, es que hacia 1980, en el contexto de otra crisis hidrológica, el concejo municipal mencionó que se requería de favor económico por parte del gobierno central para hacer frente a la sequía a través de la arborización y construcción de canales de riego.
En base a lo argumentado, se puede reparar en que sirecurrimos a la ciencia histórica es posible colegir patrones, debido a que la sucesión de hechos siempre forma un sistema, y, por tanto, podría haber sido hasta previsible que en 2024 se daría una sequía de tamaña dimensión. Además, después de lo acaecido en Quito y tomando como referente las intenciones del cabildo en 1980, una reforestación es necesaria, pero no con las especies que cubren nuestros bosques, ya que mayormente son eucaliptos, árbol que no es autóctono de este ecosistema y que fue traído en los postreros años decimonónicos, durante el gobierno de Gabriel García Moreno.
En la actualidad, este género arbóreo causa más perjurioque beneficio y una de sus peculiaridades es que cada eucalipto puede absorber del suelo hasta 2000 litros de agua diarios. Después de todas estas reflexiones y a manera de conclusión, he de enfatizar que la historia es inherente a todo y he ahí el porqué de la necesidad de que sea aplicada como ciencia auxiliar sobre cualquierasignatura; así, y en el caso de la presente nota, aprender de los errores, con miras a evitar una sequía tan catastrófica, equivaldría a buscar tácticas para cuidar los páramos, una urgente reforestación, pero con flora endémica y, en general, una concientización acerca de la importancia de las 3R: reducir, reutilizar y reciclar.
Humano curioso, observador y pensador innato. Amante de la historia, cultura y geografía. Licenciado en Gestión Cultural por la Universidad de Los Hemisferios (Quito); máster en Historia del Arte por la Universidad de Sevilla (Sevilla); especialista en Gestión de Museos y Centros Culturales por la Universidad del Azuay (Cuenca). Se dedica a la investigación de manera independiente y su área principal de indagación está centrada en la historia arquitectónica, social y cultural de la capital azuaya y sus alrededores.