La entrada de esta semana tendrá un componente teórico, empiezo reconociendo ello. Sin embargo, escribirla se me hizo inevitable tras una reflexión lanzada por una profesora de mi Máster en su clase de Comunicación Política: ¿Qué efectos creen que tienen los medios de comunicación en la realidad comunicativa contemporánea, digital y globalizada? Para responder esa pregunta, pensé en el ejemplo de cómo las diferentes coberturas del paro de octubre de 2019 incidieron en las perspectivas personales y sociales que los ecuatorianos tuvieron sobre el acontecimiento.
El caso de las movilizaciones en Ecuador es el ejemplo perfecto para decir que hoy en día se puede hablar de una combinación de teorías de efectos fuertes como la Agenda Setting y el Framing, con teorías de efectos más débiles como la de Usos y Gratificaciones en el estudio del efecto de los medios. Cada persona acudirá a ciertos medios para establecer su propia agenda y los encuadres sobre un tema, especialmente en aquellos acontecimientos que están marcando la historia de una sociedad. Específicamente para el caso ecuatoriano, y para ilustrar esto, se puede afirmar con seguridad que aquellas personas que apoyaron el paro no acudieron a los medios tradicionales para informarse, sino que estuvieron en medios digitales; la situación inversa para quienes no apoyaron las jornadas de movilizaciones y fueron a El Comercio y Teleamazonas para recibir su información.
¿Se puede hablar de un único efecto de establecimiento de agenda, compartida por toda la ciudadanía? ¿Hasta qué punto la línea editorial de las fuentes de información a las que accede cada persona construye el frame que alguien puede tener sobre una situación de grave conmoción social?
Esta entrada no abordará las perspectivas humanistas o políticas de la situación. Aquí, se analiza las coberturas paralelas que existieron durante las manifestaciones, y la clara diferencia en el trabajo realizado por los grandes medios de comunicación tradicionales del país y los medios independientes, pequeños, ciudadanos y digitales.
Hubo un fenómeno mediático paralelo a la crisis durante esos 12 días de protesta. Este fenómeno es el que abrió las interrogantes colocadas anteriormente, sobre el efecto de los medios de comunicación en los tiempos contemporáneos. Resulta interesante observar que las grandes cadenas televisivas y los periódicos más importantes del Ecuador brindaron poca cobertura a las manifestaciones ciudadanas, y la narrativa que presentaban en los pocos espacios en los que se hablaba del tema se centraba en los actos de vandalismo de los manifestantes y en los impactos que la paralización traía para la economía. Por otra parte, los pequeños medios independientes realizaron una cobertura exhaustiva de las manifestaciones, exploraron las razones por las cuales la ciudadanía salió a las calles y utilizaban un discurso en donde se hablaba, sobre todo, de la violencia policial y militar a la hora de reprimir las expresiones de descontento.
Esta diferencia en la cobertura y las reacciones ciudadanas que provocó evidencian que los medios de comunicación cuentan aún con un poder importante en la sociedad, aunque su fuerza no es omnipotente ni se cumple la teoría de la Aguja Hipodérmica de antaño. El fenómeno comunicativo en las manifestaciones de Ecuador permite afirmar que son las diferentes dinámicas de los medios de comunicación las que influyen de manera distinta en diversos grupos de la sociedad.
De manera simple, no existe un único efecto de establecimiento de agenda. Es decir, aunque la ciudadanía debate sobre un mismo tema, ya no solo existen encuadres diferentes para abordar la noticia, sino que la temática general de la misma será distinta, dependiendo de los medios a los que acceda una persona. En el caso de las protestas en Ecuador, para quienes consumieron medios tradicionales, el tema en la agenda era vandalismo, pérdidas económicas e inseguridad y el encuadre guardaba relación con influencias correistas desestabilizadoras; mientras que quienes acudieron a medios pequeños hablaban de lucha, reivindicación social y represión policial y su encuadre se centraba en el combate contra las medidas antipopulares del gobierno y el FMI. Agendas y frames que difieren considerablemente y contribuyeron a la división, resentimiento y pelea entre ecuatorianos.
Ecuador es un ejemplo perfecto para evidenciar que los medios de comunicación no actúan como un solo grupo frente a los eventos noticiosos, ni hay una única agenda, peor un mismo encuadre mediático. Eso se ha acentuado aún más con la irrupción de medios comunitarios en Internet, lo que favorece la fragmentación de agendas y de encuadres ciudadanos. Pero fragmentación y pluralismo no tienen por qué ser sinónimos de pelea y discusión; aquí cabe abrir otra interrogante, para ser abordada en otro momento, y tiene que ver con la ética detrás del establecimiento de una agenda entre los ciudadanos y hasta qué punto se pueden distorsionar las agendas y los encuadres desde los medios de comunicación.
Comunicador Social graduado por la Universidad del Azuay en el año 2020; apasionado desde pequeño por el periodismo, la política y las temáticas sociales. Orgullosamente latino, ha tenido la oportunidad de vivir en países como Brasil y Chile, además de su natal Ecuador. Inquisitivo y crítico, gusta de hacer trabajo periodístico que combina la fotografía y la escritura.