Dentro del mes internacional de las mujeres es necesario visibilizar la participación de la mujer en la defensa de la vida, de su llakta, su pueblo y el ayllu, la familia. Nuestras luchas son históricas de resistencia, injusticias y racismos, tanto de los gobiernos como de la sociedad.
Los representantes del capitalismo y neoliberalismo han venido impulsando políticas extractivistas, con las cuales han concesionado más de 7.500 hectáreas en el Ecuador y de estas 3.500 hectáreas se encuentran en territorios de los pueblos y nacionalidades. Los gobiernos señalan que sirven para el “desarrollo y obras sociales, sin embargo, tenemos una pobreza del 49,2% y extrema pobreza del 28% en el área rural.
El gobierno de Noboa no es nada diferente, hace una semana fue a Canadá a subastar nuestros territorios y dicta el Manual para las actividades mineras con el cual se da luz verde para las empresas mineras y la apertura de nuevos catastros mineros, violando el marco jurídico que señala la Naturaleza tiene derechos (Art., 71, 72 de la Constitución). Las informaciones mediáticas no dicen nada de las atrocidades que ocurre, las permanentes políticas extractivas y genocidas hacia los pueblos originarios y en esas sociedades coloniales y patriarcales, las mujeres han sido y son las que sufren los impactos de la deshumanización de la sociedad. Es necesario una contra narrativa para dar a conocer el aporte de muchas mujeres que han participado en estas luchas de resistencia.
En las luchas y levantamientos las mujeres siempre han sido las protagonistas por defender la libertad, la autonomía de sus formas de vida, la tierra y los territorios, porque la mujer está relacionada directamente con la matriz de la Madre-Tierra, está vinculada con los cuerpos de las mujeres, representa la maternalidad, es la madre generadora de toda vida que existe en el planeta por eso nuestra filosofía de vivir en armonía y relacionados con toda la gente de la madre tierra.
La tierra y territorio es fundamental para las mujeres originarias para el desarrollo de la vida, la salud, la educación, la alimentación sana, un ambiente saludable. Y por ello nuestro grito ha sido y será NO al etnocidio de la biodiversidad y SÍ a la autonomía de nuestros territorios; no hay soberanía política ni democracia sin la soberanía de los territorios porque sin ella no podemos acceder a los elementos vitales para la sobrevivencia del campo y la ciudad.
En este mes de marzo es necesario recordar a mujeres y ancestras que dieron su vida para asegurar nuestra presencia en estos tiempos: Dolores Cacuango, Tránsito Amaguaña, Lorena Avimañay, Manuela León; todas ellas son mujeres que son históricas. En la actualidad tenemos mujeres que permanecen en el olvido. Y por eso voy a escribir sobre una mujer nativa del Azuay. Ella es María Juana Morocho Minga, nativa de la comunidad de Pucallpa, la comuna Shiña del cantón Nabón. Una yachak, una médica obstetra, una asidua defensora de su cultura cañari, su lengua kichwa, impulsora de la creación de la EIB en la zona y en la provincia. Surge desde las entrañas mismas del pueblo oprimido, racializado, olvidado por siglos. Para la continuidad y resistencia ha sido esencial el idioma porque a través de él se transmiten las prácticas y filosofías de vida “es un canal que facilita la continuidad de los pueblos” dice Verónica Azpiroz Cleñan (gritosdelsur.com.ar).
Juana con su valentía y convicción enfrenta el contexto de violencia de los gobiernos de la social democracia ID de Rodrigo Borja, del conservador Sixto Durán Ballén, de Lucio Gutiérrez y sus instituciones represivas.
Entre el 28 de mayo y 13 de junio de 1990 la CONAIE convocó a un levantamiento, a través del cual alguna vez debía aflorar y mostrar la opresión nacional de la sociedad mestiza a los pueblos nativos al interior del estado ecuatoriano. Cuando los académicos y políticos de derecha y de izquierda creían que habían terminado a los pueblos originarios, cifras lapidarias decían “minorías étnicas en vías de extinción”. Bajo ese mismo criterio decían “no hay indígenas en el Azuay”. Se burlaban cuando se pretendía instaurar la educación bilingüe, mientras la sociedad mestiza cuencana negaba nuestra presencia, allá en los pajonales del km 49 miles de indígenas se tomaron las vías cumpliendo el pensamiento de Dolores Cacuango “Los indígenas somos como la paja del páramo, así corten, volveremos a crecer…”
En ese contexto surge la figura de María Juana y quien, desde adentro, desde su propia raíz comprendería el problema de las nacionalidades oprimidas, sintiendo en carne propia los sufrimientos de las mujeres. Estuvo en primera línea junto a otras mujeres y habló con firmeza desde la verdad y la razón “Si señores, nosotros estamos aquí por nuestra cultura, por la tierra y por la liberación, por decir al gobierno que tenemos derecho a tener nuestra educación bilingüe…”. con un discurso sencillo, pero profundo y lleno de sabiduría despertó los sentimientos dormidos de todos los comuneros; desde su visión de yachak predijo que “ahora ya nos hemos levantado y tenemos que seguir, aunque nuestro andar no es nada fácil… estará lleno de tormentos”.
El 14 de junio de 1994 “hombres, mujeres, niños y ancianos, dirigentes de los cabildos de Puca, Morasloma, Shiña y Chunasana, Gualaceo y de Sigisg, sin importarnos el frío y el hambre participamos en el levantamiento en defensa de la vida y nuestras tierras comunales” (Rev Tantanakuy UCIA N.º 5, junio de 1995). Cerca de 10 mil comuneros (información de sus dirigentes) cerraron la vía Cuenca- Loja en el km 49 en el levantamiento por LA VIDA Y LA TIERRA.
Cada familia venía cargada de alimentos y cobijas para resistir el frío en las alturas a más de 2.800m. Y con una fuerza espiritual telúrica, Juana dijo: “estamos en la lucha para defender nuestros derechos, la educación, la tierra, el agua y denunciar al gobierno que “viene a hacer la vida imposible, a matar, a acabar a la gente con engaños”. No somos tontos, “tratan de quitarnos nuestras tierras por lo cual defenderemos hasta el último momento y si es de morir moriremos por nuestra madre tierra que por ella vivimos, por ella trabajamos. Y por eso, hoy estamos aquí, reclamando…, no daremos un paso atrás”.
En su discurso señala que los indígenas somo personas que vivimos aquí en estas tierras, con nuestra cultura, nuestro idioma. Y que ninguna autoridad ha hecho nada por nosotros. Nos tratan como animales, sin derechos. Su discurso fue recogido en el diario El Mercurio de Cuenca, con el título “QUISHA LEY AGRARIA”.
María Juana mujer convencida de que la educación es un arma para la liberación, fue la principal impulsora de la EIB, en el que puso alma vida y corazón para que sea una educación liberadora para la niñez y la juventud. No escatimó esfuerzos ni recursos económicos para la creación del primero Colegio Intercultural Bilingüe Shiña de las cuatro comunas de Nabón. Estuvo vigilante que la EIB cumpla con sus principios y la filosofía del MOSEIB, guiando a mujeres y hombres de su comunidad llegaban a las oficinas de Dirección Provincial de Educación Bilingüe para saber cómo estaba marchando la educación, observando que la autoridad y los funcionarios trabajen bien y coordinados con la organización. Por varias ocasiones, cuando trataron de cerrar la EIB y de llevarlo a Cañar, ella estuvo en las oficinas y en las comunidades explicando e informando el valor de la educación y la organización. Llamaba la atención a los profesores mestizos monolingües que aprendan el kichwa y que se incorporen a la organización.
Hizo frontal resistencia cuando los directores nacionales de la EIB que violando los procesos participativos unilateralmente designaban a directores provinciales encargados, que respondían a intereses personales. Uno de los cuales fue director vitalicio hasta cerrar la institución provincial, obediente al mandato de Correa.
Mama Juana además fue fundadora del Movimiento Pachakutik en el Azuay y como yachak conocía el significado de este nombre y por eso ella decía: “este movimiento tiene un sentido profundo, Pachakutik no es de pisotear, como quieren hacer los mestizos, en Pachakutik está toda una filosofía que tenemos que conocer bien y seguir para poder liberarnos. La lucha de los pueblos no es sencilla, tenemos un largo camino que caminar, que no podemos dejarlo porque ya estamos cansados de tanta humillación y despojo. Tenemos que ir hacia la autodeterminación… No hay que ser utilizados por los partidos políticos, hay que unir nuestras fuerzas allá y acá porque todos somos un solo pueblo. Todos formamos parte del todo, el hombre junto con la tierra y la naturaleza.
Así surge una voz clara y potente de una lideresa espiritual, moral y política en el Azuay, ligada a su comunidad, máxima exponente de la voz femenina del Azuay, porque ella representa las virtudes, la inteligencia, la fortaleza histórica de un pueblo en resistencia. A través de su voz podemos conocer la filosofía de vida de la mujer cañari y de otras mujeres nativas, la defensa de la vida, el agua. Creo que es una deuda de toda la sociedad hacia las mujeres nativas que hacen posible la continuidad de la vida. Con la claridad de su pensamiento cuestiona la situación política del país y la de sus hermanas y hermanos, fortalece los procesos organizativos, motiva a reaprender lo aprendido, las experiencias de trabajo, establecer alianzas con otras organizaciones de mujeres.
Para luchar y defender la tierra es necesario tener claro esa conciencia de humanidad, de relacionalidad, de esta forma no nos perdemos ante los discursos como tampoco ante las narrativas de los gobiernos y medios de comunicación. No podemos seguir el camino de los países desarrollados porque el planeta se termina. Urge cambiar las formas de vida, cambiar la educación de la niñez y la juventud y esto implica teorizar y vivir de otra manera porque lo epistémico es una nueva manera de caminar la vida, nuestra historia y nuestro futuro.
Existen pocos maestros y académicos que prefieren incomodarse, apoyar las luchas y no ser cómplices. Necesitamos ver que hay un futuro más allá del miedo, las injusticias y las represiones. La defensa de la vida nos lleva a reflexionar sobre las luchas que hoy venimos librando otras mujeres en distintos lugares como es el caso de Fierro Urku en el cantón Saraguro. Mujeres que en silencio venimos tejiendo, bordando ideas, pensamientos y acciones porque la cordillera sagrada de Fierro Urku con toda su biodiversidad es la dadora de vida para los pueblos que habitamos en sus alrededores.
Nos preguntamos ¿hasta cuando habrá justicia?, ¿podremos tener algún día un tribunal internacional para juzgar todos estos atropellos y violaciones a la soberanía territorial? Mientras tanto prosigamos gritando que “Nuestros territorios y nuestros cuerpos no están en venta”. En todo caso luchemos para que se cumpla la sentencia del Yachak Alberto Taxso (1990), “Todito está viniendo de abajo, cosa que los directivos, si es que no se sintonizan, si es que no se ponen en esa vibración, en esa situación que está palpitando ahorita, van a ser automáticamente desplazados por las bases, porque la lucha, el ímpetu, la fuerza ya es incontenible”.
Foto tomada de www.tni.org
Nativa de Saraguro. pertenece a la nacionalidad Kichwa. Estudió en Zamora en la Escuela de Líderes. Cursó estudios universitarios en Cuenca. Es abogada, tiene estudios en lengua y literatura, es magister de Estudios de la Cultura y un Diplomado en Educación Intercultural Bilingüe. Maestra de secundaria y educación superior, investigadora. Ha publicado varias obras, así como artículos en revistas y periódicos. Ha desempeñado varios cargos vinculados a Educación Bilingüe. Es conductora del programa Ñukanchik llata Kashpa (Nuestra identidad) en la Radio comunitaria de Saraguro “KIPA RADIO”, FM 91.3.