La voz del pueblo es la voz de Dios. Esta expresión mundialmente utilizada señala que las decisiones del pueblo deben no solo escucharse sino respetarse. En política recurren a ella principalmente los que triunfan en una contienda electoral como la que acabamos de pasar, o quienes en un determinado momento del acontecer nacional reciben el apoyo de una parte de la población, aun cuando no sea de la mayoría. Pero, hay que tenerla en cuenta no solo cuando es favorable.
Las recientes elecciones seccionales en el Ecuador, permiten varias lecturas y dejan lecciones que ojalá sean aprendidas. Me referiré en particular a los resultados de la provincia del Azuay y del cantón Cuenca
Las principales autoridades recién electas – Alcalde y Prefecto-, accederán a sus cargos con escaso respaldo popular, ganaron las elecciones de conformidad con las normas establecidas en la Ley Orgánica Electoral y de Organizaciones Políticas de la República del Ecuador, Código de la Democracia, pero con una votación a su favor que da cuenta de que la gran mayoría de electores de sus circunscripciones no dieron su voto por ellos.
Los resultados confirman lo que señalábamos en la columna anterior, los/las candidatos/as no convencieron, un gran número de electores votaron nulo, un porcentaje importante dejó las papeletas en blanco y el ausentismo fue de largo el número mayor. Quienes ganaron lo hicieron con un reducido margen y con un número de votos que no permite la legitimidad deseada y necesaria.
La Ley de marras dice en el último inciso del artículo 125, que “Se tendrá como válidos los votos emitidos en las papeletas suministradas por la Junta y que de cualquier modo expresen de manera inteligible la voluntad del sufragante.”, por si queda alguna duda sobre esta disposición, en varios artículos la Ley se refiere a los votos válidos, nulos y blancos, lo que quiere decir que los votos válidos excluyen a los otros dos.
Es importante tener claro también, que el porcentaje que se asigna a las distintas candidaturas se refiere al total de votos válidos, no al total de votantes, ni al de registrados u obligados a votar. Si tenemos en cuenta estos datos -extremadamente importantes-, las cifras son aún más dramáticas (me referiré a los números y porcentajes publicados en la página del CNE).
Total de convocados en la Provincia del Azuay: 635.139; total de votantes 490.789; ausentismo: 144.350; blancos: 46.972; nulos: 66.956; total de votos válidos: 376.706. El prefecto electo alcanza una votación de 76.455, lo que representa el 20,30% de los votos válidos, el 15,58% del total de votos emitidos; y, el 12.04% del total del padrón electoral. Los votos nulos y blancos suman 113.928 – 23,21% del total de votos emitidos y 17,94% del padrón; el ausentismo equivale al 22,73% del padrón electoral.
Total de convocados en la ciudad de Cuenca: 448.640; total de votantes: 349.688; ausentismo: 98.952; blancos: 16.365; nulos: 43.430; total de votos válidos 289.757. El alcalde electo alcanza una votación de 53.851, lo que representa el 18,58% de los votos válidos, el 15,40% de los votos emitidos; y, el 12,00% del total del padrón electoral. Los votos nulos y blancos suman 59.795 – 17,10% del total de votos emitidos y 13,33% del padrón; el ausentismo por su parte representa el 21,99% del padrón electoral.
En el caso de la prefectura los votos no válidos y los que no se emitieron (por el ausentismo) suman 258.278, es decir el 40,66% del padrón; para la alcaldía la suma de los mismos rubros da como resultado 158.747, esto es el 35,38%.
Los números no mienten, si éstos resultados no provocan un baño de humildad a todos y cada uno de los que fueron candidatos, un llamado a la conciencia cívica de los legisladores y de los que están a cargo de los partidos y movimientos políticos, se seguirá repitiendo el patrón.
La lectura de los resultados electorales debe hacerse con mayor nivel de detalle del ensayado en este artículo, para que ganadores, perdedores y la población con capacidad de elegir tomen conciencia de la importancia del voto, así como de proporcionar y recibir información adecuada y verás que obligue a los elegidos a poner los pies en la tierra, a no sentirse ungidos con el óleo sagrado del voto popular, pues poco o nada de popularidad se desprende de la votación obtenida.
Se proclamarán los resultados, tendremos autoridades legalmente electas que tomarán posesión de sus cargos el 14 de mayo de 2023, estarán al frente de los gobiernos autónomos descentralizados durante cuatro años, en los que esperemos estén a la altura de la dignidad que ostentarán.
Con que trabajen y lo hagan honestamente ya nos damos por servidos.
Es importante no olvidar lo que ha pasado en estas elecciones, es importante no olvidar el pasado cercano en que hemos tenido comportamientos y resultados similares, porque, como dice Galeano, para los navegantes con ganas de viento, la memoria es un puerto de partida.
Imagen tomada de: https://www.ultimasnoticias.ec/
Mujer estudiosa y analítica, lectora atenta y escritora novel. Doctora en Jurisprudencia y Abogada – Universidad de Cuenca, Máster en Gestión de Centros y Servicios de Salud – Universidad de Barcelona, Diplomado Superior en Economía de la Salud y Gestión de la Reforma – Universidad Central del Ecuador. Docente de maestría en temas de políticas públicas y legislación sanitaria –Universidad Católica de Santiago de Guayaquil; en el área de vinculación con la sociedad, legislación relacionada con el adulto mayor – Universidad del Adulto Mayor. Profesional con amplia experiencia en los sectores público y privado, con énfasis en los ámbitos de legislación, normativa y gestión pública.