El mes de septiembre Kuski Killa es importante por las ceremonias del equinoccio, lo que en el mundo andino denominamos Kulla Raymi. Si agosto fue el descanso y preparación de la tierra una vez culminado las cosechas, los meses de julio y agosto es la pacha de la preparación de la tierra, la preparación para el Kulla Raymi. Septiembre es el inicio de un nuevo ciclo agrícola: la siembra. Por eso el Kulla Raymi se centra en las ceremonias a la Luna –la Koya del Inca–, a la fertilidad de la tierra, y ésta en comunión con la feminidad.
Siembra y semilla son símbolos del nacimiento, del nuevo ciclo de vida de acuerdo al calendario. Los pueblos originarios conocieron dos tipos de calendarios: uno agrícola festivo y otro ritual astrológico. El agrícola está ligado a las tradiciones agrarias de cada sector y zona, mientras el calendario ritual está relacionado con las celebraciones de los cuatro raymis en los cuales se realizan diferentes ritos y ceremonias de acuerdo a las propia costumbres, creencias, tradiciones y formas de vida que tiene cada cultura y pueblo.
Para seleccionar la semilla se la tiene que ver desde su germinación, saber cómo crece y se desarrolla; allí se conoce que esta planta va a continuar siendo semilla. Las semillas tienen que ser diversas como la naturaleza y la vida. Ellas tienen vida, espíritu y memoria por eso hay que cuidarlas. Si no las cuidamos o nos olvidamos, “ellas nos desconocen, si no hemos cuidado y amado, ellas no se quedan con nosotras. No maduran” (Alain Dlugosz, 2018). Las semillas están vinculadas con la muerte porque al morir ellas, se da la continuidad de la vida.
En la dimensión universal todo lo físico que produce la vida es la semilla. Y en la dimensión cósmica, semilla es todo lo que genera vida. Por tanto, en la dimensión abstracta, un equivalente a la vida es una idea, un proyecto, un sentimiento, una proyección que se considera como semillas que se siembran. Metafóricamente lo que se siembra, lo que se riega, crece y lo que se cuida, fructifica, florece y cuando va creciendo lo acompañamos y nos dan frutos, nos da esa continuidad de la vida (Alain Dlugosz, 2018). Por tanto, la semilla es el símbolo de la continuidad de la vida. Es todo aquello que encarna un sentido importante, un sentimiento, una idea, una palabra, una montaña, una laguna, un río.
Con semilla seleccionada se realiza la siembra y varios rituales: invocación para pedir permiso a la tierra para poner la semilla; la sacha saruna que es la terminación de las malas hierbas y la siembra de nuevas semillas. Terminamos con el ritual del chito vendana, ritual para que los pájaros no saquen las semillas. Luego de ello viene la música, la danza alrededor de la chakra y, finalmente, una gran comida entre todos y todas.
Este ciclo de siembra agrícola en el campo educativo se relaciona con el inicio del nuevo año lectivo. Septiembre es educar a la niñez y juventud para lograr la libertad, la transformación frente al deseo del Estado de mantenernos en la ignorancia para poder controlarnos y construir una tiranía.
El 21 de septiembre es la ceremonia de la siembra y compromiso de principios y valores para que la nueva semilla germine y dé frutos. Luego este compromiso lo renovamos en las ceremonias y rituales del Kapak raymi. Allí hacemos visible la capacidad de liderar, guiar y tener el Ushay-poder. Se ve cuántas personas son capaces de ser líderes y lograr el poder. Con esta reafirmación nos proyectamos para conectarnos con esa energía en el Pawkar raymi, la celebración de los primeros frutos, la primavera de la naturaleza.
Por tanto, lo que sembramos en septiembre, con la deshierba en diciembre, en Pawkar se tiene ya los primeros frutos. Este proceso termina con el Inti raymi, la cosecha, el fin de un ciclo agrícola y la evaluación para iniciar otro. Es una concatenación natural, pues para cosechar tengo que sembrar y si no sembré qué vamos a cosechar. Quienes no siembran productos, podrían sembrar en el campo abstracto, ideas, proyectos, como el caso de los políticos, quienes tienen que investigar, auscultar las necesidades, ver los problemas, planificar y tratar de dar soluciones.
Bajo esta visión en el Kulla raymi al sembrar las semillas reflexionamos en la alimentación, podemos pensar qué está pasando en nuestras familias, qué estamos comiendo, cómo está nuestra salud, cómo estamos o no cuidando nuestra “Casa Común”, de esta forma con el símbolo de las semillas nos comprometemos avanzar hasta junio. Tal vez así podamos llegar a un sumak kawsay.
En el plano personal tendríamos que aclararnos qué cosas dan sentido a mi vida y qué cosas obstaculizan y no me permiten llegar a la luz, para así ir arreglando nuestras cargas en el camino. Transitando en este sentido podríamos alcanzar una vida en plenitud y armonía. Al recobrar los principios y valores que hemos perdido como el principio del yanantin, el cual implica la existencia de dos personas o dos cosas, así, cuando hablamos de la chakra yanantana estamos diciendo de una doble deshierba porque todo funciona en dos para que haya equilibrio. De ahí que nuestres ancestres nos enseñan que hasta en el baile tiene que haber dos opuestos, dos direcciones y este pensamiento se expresa en “Alliman llukiman ama shukllaman wañuchirichun”. Chaypikarin tukuy /llapan chulunlla sakirinka.
Con este equilibrio se llega a la Chakana que tiene cuatro principios: el Ushay (poder) y el Yuyay (pensamiento); estas dos formas se equilibran y originan el Ruray (Acción) y el Munay (Amor). Al cumplirse con estos principios surge el “Shuk, yuyaylla, Shuk makilla, Shuk shimilla.Shuk shunkulla”. Y de la unidad de todo esto nace el Kushikuy. El principio del balance y orden, por ejemplo: la cultura Chavin lo grabó en un punzón o lanzón de piedra (Burguer Richard) y en otras formas lo hicieron también otras culturas.
En conclusión, todas las fiestas se realizaban alrededor de la agricultura principalmente en el ciclo del maíz, los danzantes participaban con su baile en la siembra, en el nacimiento, en el deshierbe, en la protección del maíz de las aves, en la cosecha y siempre se estaban encomendándose a sus dioses con ofrendas. Las celebraciones sociales, los rituales y los actos festivos son actividades que estructuran la vida de las comunidades reafirmando nuestra identidad y son parte vital del ciclo de las personas. Nuestra cultura es agrocéntrica porque todas las fiestas se organizan alrededor de la producción agrícola. Y en esta relación se ha desarrollado conocimientos de tiempo y espacio.
Nativa de Saraguro. pertenece a la nacionalidad Kichwa. Estudió en Zamora en la Escuela de Líderes. Cursó estudios universitarios en Cuenca. Es abogada, tiene estudios en lengua y literatura, es magister de Estudios de la Cultura y un Diplomado en Educación Intercultural Bilingüe. Maestra de secundaria y educación superior, investigadora. Ha publicado varias obras, así como artículos en revistas y periódicos. Ha desempeñado varios cargos vinculados a Educación Bilingüe. Es conductora del programa Ñukanchik llata Kashpa (Nuestra identidad) en la Radio comunitaria de Saraguro “KIPA RADIO”, FM 91.3.