Desde hace pocas décadas, la palabra “movilidad” empieza a reemplazar a la palabra “transporte” en numerosos documentos, departamentos e instituciones. ¿Cuál es su diferencia conceptual? De manera muy sucinta, podemos decir que el transporte involucra únicamente los modos (auto, bus, bicicleta, etc) y los medios (infraestructura); mientras que la movilidad va más allá, además de los modos y los medios (oferta), tiene que ver con las características de la demanda, es decir, de las personas. En este sentido, la movilidad implica tomar en cuenta la edad, el género, el nivel socio-económico, las capacidades físicas y mentales, etc.
Es por ello que, desde hace algunos años, varios departamentos y organismos a nivel mundial cambiaron, en sus nombres, la palabra “transporte” por la palabra “movilidad”. Cuenca no fue la excepción, a manera de ejemplo: en el 2009 la Comisión de Tránsito y Transporte del Concejo Cantonal cambia su nombre a Comisión de Movilidad, Tránsito y Transporte; en el año 2010 se crea la Empresa Pública de Movilidad, Tránsito y Transporte (EMOV); y en el 2019, la Dirección Municipal de Tránsito se transforma en Dirección General de Gestión de Movilidad.
Pero sin duda, el pasar del nivel político que implica el cambio de nomenclatura, al nivel práctico, es un camino bastante más complejo. Existen varios ejemplos para sostener esta afirmación, al momento me limitaré solo a uno: los presupuestos municipales. La “movilidad” implica mejorar el transporte público, ya que es el que otorga accesibilidad a las personas de menos recursos; es por ello que varios municipios ecuatorianos que han elaborado sus Planes de Movilidad Urbana en los últimos años, han puesto al mejoramiento del transporte público como uno de los principales ejes. Sin embargo, si se revisan los presupuestos municipales anuales, se podrá comprobar que los montos destinados para vías, pasos a desnivel y puentes para vehículos particulares, es muy superior a los montos destinados al transporte público y por supuesto a la movilidad no motorizada.
Ojo que la responsabilidad no es exclusiva de técnicos y autoridades, sino también de los ciudadanos, ya que recordemos que cuando se pusieron en el presupuesto municipal de Cuenca montos grandes para el proyecto del tranvía, hubo gran oposición ciudadana; mientras que nunca nos cuestionamos los fuertes montos destinados año a año para obras destinadas al vehículo privado.
Así que, creo que hemos caminado hacia una incorporación de la “movilidad” en nuestro radar, pero aún hay bastante por hacer!
Doctora en Arquitectura y Estudios Urbanos de la Universidad Católica de Chile. Máster en Arquitectura por la Universidad de Kansas-EEUU. Docente/investigadora en la Escuela de Arquitectura de la Universidad del Azuay desde el año 2009. Coordinadora de Investigaciones de la Facultad y Directora de la Maestría de Arquitectura. Docente en diferentes módulos de posgrado a nivel nacional. Ha sido Secretaria de Movilidad y Directora de Planificación del Municipio de Cuenca. Sus trabajos de investigación, publicaciones y ponencias se centran en la ciudad con un énfasis en la movilidad y el transporte.