La democracia es un tema de preocupación permanente, pues siempre será necesario superar sus déficits. No hay fórmula para la democracia perfecta. “La democracia no sólo es una verdad en construcción. Es ante todo un “ethos”, un modo de ser, también en construcción, con base en vivencias valorativas. No se puede pensar en ser demócrata cuando no se ha experimentado el valor de la solidaridad, del altruismo, de la responsabilidad social, del espíritu cívico, del respeto por los bienes comunes y, ante todo, el respeto por la persona humana” (Herrera, 1992)
En esta línea, es necesario repensar la democracia no únicamente como un régimen político sino como un sistema de relaciones sociales que va más allá de lo institucional. La democracia no es una ciencia, no es un dogma,ni siquiera es política; es una forma de ver el mundo; es un modo de ser, una forma de vivir y de estar en el mundo. En una palabra, la democracia es una cosmovisión. Por tanto, la democracia no se puede comprar, no se puede decretar… sólo se puede vivir y construir en cada dimensión de nuestras relaciones: en las relaciones de pareja; en las familias, en las empresas y en los sindicatos; en los partidos políticos, en las organizaciones sociales y por supuesto en una ciudad y en un país”.
Es decir, la democracia demanda una nueva calidad de relaciones entre los gobiernos y la sociedad, donde el primer acto fundamental es el diálogo y la participación social, de otra manera los derechos seguirán siendo simples aspiraciones incorporadas a una norma escrita, y seguirá confundiéndose los derechos con favores y las garantías ciudadanas con concesiones clientelares. Por su parte, la sociedad requiere asumir el ejercicio de una ciudadanía responsable, “Aquellos que se refugian en su privacidad y dejan la política en manos de los profesionales de la cosa, están enajenado su libertad y poniendo los cimientos para futuras dictaduras disfrazadas de democracia” (Tocqueville).
Es urgente fortalecer el tejido social a través de una red de nueva lógica, pues una red también está hecha de agujeros por donde deberán pasar los viejos esquemas, lo caduco, lo dominante, lo egoísta y todas las cualidades de la actual calidad de democracia. Es también urgente, superar los personalismos, el sectarismo, la polarización social y los discursos populistas. Como dice Foucauld: algunos tratan de cambiar las instituciones sin modificar los sistemas ideológicos y otros tratan de cambiar las ideologías sin modificar las instituciones. Ambas cosas deberán ser simultáneas.
Los valores éticos y creencias que son compartidas por los ciudadanos en la vida diaria repercuten sobre el funcionamiento de la democracia y de sus estructuras institucionales, existe una relación recíproca entre cultura política y sistema político, hay que internalizar la idea de democracia en la práctica diaria y no solo cada cuatro años, para superar la trampa de pensar que el Estado es el protagonista exclusivo. La democracia participativa y no solo delegativa, requiere de ciudadan@s que se involucran en los problemas de la comunidad y la búsqueda de sus soluciones. En suma, hay que dejar de hablar de Política con mayúscula para construir la nueva política que ha de levantarse desde en trabajo en el barrio y la organización social, desafiando la apatía y la indiferencia frente a los problemas que nos afectan colectivamente.
Evitemos entonces la democracia que posiciona al Estado como el regulador absoluto de la planificación en todos los ámbitos. El Gobierno no debe minimizar la voz de sus interlocutores. El actual momento político exige definiciones: o continuamos respondiendo eficientemente a las demandas de la lógica economicista del ajuste estructural, que ha puesto la democracia en subasta, o iniciamos el proceso de superación de esta mala calidad de democracia que históricamente hemos tenido y aplicamos el principio de la ética que comienza cuando todos los actores entran en escena.
Referencias
1. Herrera D. La Democracia: una verdad y un valor éticos en construcción. En Soberanía Popular y Democracia en Colombia. Ediciones Foro Nacional por Colombia y Viva la Ciudadanía. Bogotá. 1992. p. 14.
2 Toro B. Conferencia sobre Ética Ciudadana
3 Tocqueville
4 Foucault M.
5. Eco U.
Fuente de la Foto: https://gk.city/
Ex directora y docente de Sociología de la Universidad de Cuenca. Master en Psicología Organizacional por la Universidad Católica de Lovaina-Bélgica. Master en investigación Social Participativa por la Universidad Complutense de Madrid. Activista por la defensa de los derechos colectivos, Miembro del colectivo ciudadano “Cuenca ciudad para vivir”, y del Cabildo por la Defensa del Agua. Investigadora en temas de Derecho a la ciudad, Sociología Urbana, Sociología Política y Género.