El novelista tanzano es el quinto africano que obtiene el Premio Nobel de literatura 2021 puesto que Nadine Gordimer J.M.Coetzee, Wole Soyinka y Naguib Mahfuz lo han recibido anteriormente. Y, una vez más, ha surgido la polémica sobre el galardón, su publicidad, su importancia y su dinero, además de los entretelones de política y demás particularidades que infieren sobre la presea y nuevamente los más apasionados son aquellos “lectores” y especialistas que desbarran en la opinión pública.
Interesante reacción de un público no lector que caricaturiza este hecho y pone de manifiesto la reacción de occidente ante aquello que desconoce. Acostumbrados a que los sabios decidan a catapultar a la fama a escritores de este lado del planeta, el desconcierto generalizado ha dado paso a la eterna reflexión de narciso y su espejo, es decir, ¿quién ha leído al autor? si llega con únicamente tres obras editadas y traducidas al español.
Pero, más allá de estas preocupaciones sobre la anécdota (al final la mayoría de premios y distinciones quedan en eso) insistimos en la crisis permanente que caracteriza a la lectura. Endémica, perniciosa invade nuestro país y se acrecienta ante aquello que vivimos con la pandemia si a esto sumamos un nivel académico regular y una sociedad polarizada entre la política estacional y la narcolepsia de las redes sociales, el celular incontrolado nos encontramos con un panorama desolador.
A propósito del Nobel en las quinielas literarias se quejaban de que Latinoamérica es prácticamente desconocida y su producción es invisible, uno a uno fueron señalando a los países y su literatura, lastimosamente, en ningún momento Ecuador estuvo presente. Una vez más el país imaginario de Adoum ratificó su esencia.
La campaña de lectura Eugenio Espejo es reconocida como una mafia que ofertó a los escritores de la capilla, la jorga o como quiera llamarse; en ningún momento se hizo una verdadera campaña planificada y con estrategias exitosas. De esta manera la “banana república” continúa inmersa en un estado de ostracismo del que no se recupera.
Nunca como hoy indispensable el poema de Gabriel Celaya “La poesía es un arma cargada de futuro” puesto que debemos recuperar la palabra, escrita y pronunciada letra a letra en cada libro. En este país que mira únicamente lo utilitario tenemos la obligación de seguir en la trinchera del pensamiento crítico, la identidad y las causas que generamos.
La decisión de reconocer al autor tanzano por sus temas de migración y desplazamiento está muy acorde con la esencia y la filosofía planetaria. El otro, el mismo de Paz es un referente total para aquello que la sociedad vive actualmente.
La vigencia de lo igualitario, las masas y el poder unificado se diluye con la migración. Así, por igual, la lectura decodifica cada segmento y lo clarifica. Transparenta y educa además de provocar el disfrute.
Poeta. Gestora cultural. Articulista de opinión. Ha recibido varios premios de poesía y al mérito laboral. Ha sido jurado en diversos certámenes nacionales e internacionales. Ha publicado diversas obras, así como Literatura infantil, Sus textos han sido traducidos a varios idiomas y figuran en diversas antologías nacionales y extranjeras.