Al señor concejal, así como a todos los que protestan por los graffitis en la ciudad de Cuenca Patrimonio de la Humanidad, a todos los agenciosos que rápidamente van por brochas y tarros de pintura para blanquear las paredes, ¡no les interesa el patrimonio!, porque muestras de destrucción, incuria, y vandalismo en la ciudad se las encuentra por donde uno transita, pero claro, el recorrido hay que hacerlo con atención, porque si de vida de placer se trata, nada tiene que manchar la tranquilidad del día.
Si para caminar por Cuenca, debemos mirar sólo las vitrinas bien provistas de ropa “americana” confeccionada en China pero adquirida en la Bahía, los graffitis de denuncia por las mujeres violadas, por las mujeres asesinadas por amantes esposos, ex novios devotos o ex medias naranjas, estorban, afean el sentimiento de placer y felicidad, destruyen la sensación idílica de una ciudad bella, tranquila, segura, sensata y serena, atributos de mujer virtuosa con que se la compara. Blanquear las paredes ante semejantes actos de machismo salvaje, es no reconocer problemas serios que nos atraviesan como sociedad, es favorecer la complicidad de los mangajos, feminicidas, y violadores que se ríen de sus hazañas en las redes, y se muestran horondos en fotos y celebraciones en las cárceles de máxima seguridad haciendo gala de sus privilegios, burlándose de las víctimas, las leyes y la justicia.
Pues sí, los señores concejales tienen que hacer su trabajo, responder por el patrimonio edificado de la ciudad de Cuenca que está en riesgo: 524 inmuebles patrimoniales inventariados de un total de 3.100, significa que el 17% está en condiciones regulares o malas, y ése deterioro no se resuelve con blanquear las paredes, ni colocar cámaras de seguridad, éste deterioro es irreversible, constituyen afecciones a la autenticidad y originalidad de Cuenca Patrimonio de la Humanidad. Les recomiendo bajar por la Gran Colombia desde la Abraham Sarmiento hasta la Huayna Cápac y constatar ¿cuántas casas están a punto de desplomarse, cuántas son sólo fachada, cuántas están deshabitadas o son sólo tiendas en la planta baja?, y éste es el mejor escenario turístico en el recorrido del famoso Tranvía, o vayan rumbo al Cajas por la Av. Ordóñez Lasso, y pregúntense por el patrimonio perdido de la ciudad jardín, de antiguas villas solariegas; y un poquito más allá, ya rumbo a Sayausí, que en el 2008 incorporó 68 inmuebles de arquitectura vernácula al patrimonio cultural de la ciudad y fueron mutiladas por la ampliación de la Av. Ordoñez Lasso, hoy son ruinas que se asoman entre matorrales, cerramientos al apuro, tapiales y edificios que enmascaran el destrozo que a nadie importa.
Todas estas alteraciones, y daños irreparables al patrimonio de la ciudad, se han hecho en nombre del ansiado “desarrollo”, pero afectaron a los elementos que caracterizaban y daban valor a paisajes singulares de Cuenca, “se derrocaron puentes, se retiraron las cruces de mármol de los puentes del río Amarillo y río Balzay que servían con hitos a lo largo del recorrido por esta vía, así también se afectó la vegetación de las riberas…etc.” (Pérez: 2018, 15). Si no se detiene la destrucción del patrimonio edificado, la ciudad de Cuenca puede perder la condición de Patrimonio de la Humanidad, pero claro, requiere de autoridades que se hayan enterado cuál es su función como representantes ante un cuerpo colegiado en una ciudad Patrimonio de la Humanidad, requiere políticas públicas, planes de manejo, ordenanzas, incentivos, exoneraciones de impuestos, etc., para investigar, proteger, conservar, difundir y poner en valor el patrimonio cultural, que es más rico y complejo que paredes inmaculadas.
¡Bicentenario, demanda para Cuenca!
Licenciada en Ciencias de la Educación, especialización de Historia y Geografía. Docente e investigadora universitaria. Magíster en Conservación y Administración de Bienes Culturales. Restauradora de bienes muebles. Especialista restauradora de textiles, escultura policromada y pintura de caballete. Investigadora especializada en Museología y Museografía. Investigación, conservación y reinterpretación del patrimonio cultural textil.