Varias personas, al escuchar hablar sobre el urbanismo con enfoque de género, se indignan y dicen: “pero si las ciudades deben estar diseñadas para todos, no solo para las mujeres”. Justamente ahí está el problema: las ciudades no han sido diseñadas para todos, sino solo para un sujeto universal. Este sujeto universal es hombre, de mediana edad (no adulto mayor, ni niño), con trabajo, y con condiciones de motricidad en perfecto estado.
Quizá aún debes estar pensando que este argumento no convence, así que desglosaremos la reflexión:
Reflexión 1: Las ciudades se han estructurado durante hace más de un siglo en función de la vialidad para vehículos motorizados. ¿Sabes quiénes eran los que tenían vehículo cuando este tipo de planificación urbana, enfocada en la motorización, empezó? Justamente eran los hombres, de mediana edad, con trabajo, y con sus condiciones de motricidad en perfecto estado.
Reflexión 2: Las ciudades han sido históricamente planificadas por técnicos y autoridades (la participación ciudadana es un requisito muy reciente). ¿Sabes quiénes han sido, por lo general, los técnicos y autoridades? Justamente hombres, de mediana edad, con trabajo, y con sus condiciones de motricidad en perfecto estado.
Reflexión 3: Históricamente, las mujeres han sido las encargadas de las tareas relacionadas con el bienestar del hogar y de la familia; dentro de estas tareas se encuentra el rol del cuidado; es decir, el encargarse de los niños, los ancianos y las personas con discapacidad. Entonces, cuando tenemos una vereda como la que se indica en la fotografía 2, las principales afectadas son las mujeres, quienes no podrían circular con un coche de bebé, o empujando una silla de ruedas de un familiar.
Reflexión 4: Está demostrado que las mujeres son más vulnerables ante la violencia. En este sentido, trabajar por ciudades más seguras es una manera de hacer urbanismo con enfoque de género. No se trata de llenar la ciudad con dispositivos de seguridad (cámaras, alarmas, botones), sino de promover la vigilancia informal y la vida de barrio a través de estrategias como: muros permeables, es decir, muros con aperturas, puertas, ventanas, transparencia; mixtura de usos, lo cual implica que en las calles exista vivienda, pero también tiendas, oficinas, servicios, lo cual genera un permanente movimiento de personas; iluminación peatonal (no solo vehicular), entre otras.
Entonces, no se asusten cuando se habla de urbanismo con enfoque de género, ¡simplemente se está hablando de una ciudad mejor para todos y todas!
NOTA: No suelo poner agradecimientos en mis entradas al blog, pero en esta amerita, ya que han sido mis alumnas (ahora colegas), las que me han motivado a repensar la ciudad bajo esta mirada.
Doctora en Arquitectura y Estudios Urbanos de la Universidad Católica de Chile. Máster en Arquitectura por la Universidad de Kansas-EEUU. Docente/investigadora en la Escuela de Arquitectura de la Universidad del Azuay desde el año 2009. Coordinadora de Investigaciones de la Facultad y Directora de la Maestría de Arquitectura. Docente en diferentes módulos de posgrado a nivel nacional. Ha sido Secretaria de Movilidad y Directora de Planificación del Municipio de Cuenca. Sus trabajos de investigación, publicaciones y ponencias se centran en la ciudad con un énfasis en la movilidad y el transporte.