En el calor del amor y el usufructo del poder, nos surge el triángulo romántico entre la Sole, el Jorge Glass y el Ferdinand. Sole denuncia por acoso en la Fiscalía al Jorge (del que era asistente); Jorge devuelve la acusación y dice que el acosado y extorsionado es él. Entra al ring el Ferdinand (que le está quitando el amor de Sole), pide la intervención del Mashi Rafico y nos cuenta que el “cuídate” en boca de Jorge, como si fuera mafia es una amenaza de muerte.
Hasta ahí el triángulo tropical; pero ahora se sabe que la Sole está enrolada con $ 2.600 de sueldo en la Prefectura de Pichincha, siendo público que por acompañar a Jorge, no trabaja mucho (o siempre), que digamos, una Prefectura donde la Paola tenía 27 asesores, 16 más de lo permitidos y, además, estaban contratadas 52 personas sin justificación de funciones.
Dice el Código Penal que comete delito de peculado quien se apropie, abuse, distraiga o disponga de fondos públicos; tan así que está en manos del Fiscal de Pichincha determinar si contratar gente sin funciones, repartir cargos entre panas para que tengan buen peculio y si gozar así de la revolución es solo parte del usufructo poder, una pura falta de moral o un delito penal.
Y no es por la Sole –que dice que mientras asistía al Jorge hacía labor telemática para la Prefectura–, o más bien no es solo por ella, pero, en palabras del Derecho: gozar del peculio público sin justificación es peculado; o, en palabras llanas, ganar sin trabajar, es sinónimo de robar.
Claro que repartir cargos a pipones ha sido de siempre. Me contaron hace añotes, que, en Guayaquil, un día se presentó a trabajar en la biblioteca de la institución un roldosista con el nombramiento oficial de “poeta municipal”… y ya se escuchan y sospechan de tramoyas raras que estarían pasando incluso en una universidad de la costa costanera donde está enrolada cierta ave, popular en las redes sociales.
Porque una cosa es dar un nombramiento a alguien para que trabaje y otra cosa inventarse cargos, alterar los orgánicos de la institución para colocar gente del partido o movimiento, peor si se hace a sabiendas que solo llegará para firmar el rol…
Esa sí sería una modalidad de peculado porque abusa del dinero del Estado y tanta culpa tendría quien se beneficia de esa acción, como el funcionario que da paso a esos contratos, culpables activos ambos del robo público, creadores de un peculio gozado de manera inmoral e ilegal. Peculio, pero, no otra cosa. Cuidado con confundir.
Periodista, comunicador social, abogado. Hoy, independiente. Laboré 27 años en medios locales como editor, redactor y reportero. Diarios El Mercurio, La Tarde y El Tiempo; revista Tres de Noviembre del Concejo Cantonal de Cuenca; radios El Mercurio, Cuenca y América.