Era la exclamación de las monarquías que exorcizaba el vacío de poder que amenazaría con el caos al reino, todavía caliente el difunto monarca el sucesor era proclamado. En nuestra monarquía criolla disfrazada de república presidencialista las cosas no ocurren de esa manera, moribundo el rey del progresismo, han transcurrido siete años de vacancia del trono para, aceptar su eutanasia política y permitir que un nuevo y joven monarca, al amparo de los vientos neoliberales acabe de entronizarse en el Ecuador. Eso sí, los inflamados discursos de oposición dan la impresión de que el cadáver de Bélgica sigue más vivo que nunca.
El joven y flamante mandatario que apenas cumple 60 días en el trono de Carondelet fue comprar huevos al mercado, y de “yapa”, le pusieron en la cesta la gallina, al gallo y a la granja avícola, a pesar de la vocinglería de que no le permitirían que metiera sus manos en los bolsillos del pueblo. Tal parece, según las lenguas mejor informadas, “novita” tiene mano izquierda para llevar a su gobierno por la derecha a pesar de los cuestionamientos de la pseudo izquierda antimperialista de que siguen celebrando viejas y píricas victorias como la salida de la base de Manta. Las más viejas mañas del socialcristianismo y las nuevas de la revolución ciudadana han sido funcionales para todos. Todos contentos. Al menos por el momento, parece sorteado el bache presupuestario a cortísimo plazo, aunque el futuro siga siendo de lo más incierto.
En efecto Daniel Noboa puede repasar la lista de sus éxitos, a ver: Tratado con los Estados Unidos con motivo del conflicto armado interno, elevación del impuesto al IVA en firme y para adelante, contribución de bancos y cooperativas por un año, contribución a las grandes empresas, no así a las grandes fortunas, aprobación del TLC con China; vía libre para la consulta popular para fortalecer la mano dura contra la delincuencia, extinción de dominio para traficantes, pero no para corruptos…; en fin bastante bien raspada la olla para poder mostrar al Fondo Monetario que se están haciendo méritos para acceder a un nuevo crédito que permita capear el año de gobierno; con una aceptación popular trepada casi un 80%, reitera su intención de inscribirse en la campaña electoral para las elecciones del 2025. Todos los poderes del Estado parecen alinearse poco a poco, bajo el escudo de armas del nuevo líder.
La gente está contenta porque con el ejército y la policía en las calles y en las cárceles el gobierno da la impresión de que va en serio en la contención de la violencia y el narcotráfico. Aunque el estilo Bukele está de moda, Noboa se muestra más moderado y ha cosechado el apoyo internacional y una gran simpatía hacia este hermoso y pequeño país, antes isla de paz, y ahora con los más alto índices de inseguridad y de violencia; de la corrupción no se habla mucho desde el ejecutivo, que deja la tarea en manos del baluarte de la Fiscal y con la esperanza de que la justicia se auto depure. Pero a la larga la pregunta sobre si el estilo bukele será sustentable en el tiempo, si no se mejora la economía y la justicia social, también pende como una espada amenazante sobre el gobierno de Noboa.
Y es verdad, el otro gran problema pendiente es el acumulado de injusticia social y estructural de la sociedad ecuatoriana. ¿Tendrá Noboa la sensibilidad y los arrestos para, supuesto algún éxito en su lucha contra la violencia, para resolver los problemas económicos de este país? El gobierno de Lasso, el banquero, ya demostró que hace falta más que ser banquero para trabajar por el bien común de todos los ecuatorianos, mas allá de beneficiar los capitales bancarios y especulativos y a un empresariado voraz nacional e internacional. ¿Podrá Noboa convertirse al evangelio de la justicia social, de la sostenibilidad ambiental para buscar el bien común y la sustentabilidad de la patria más allá de los intereses empresariales, a los que, por extracción de clase, se pertenece? Ha dicho que simpatiza con Milei, pero más moderado. ¿Le bastará, como algunos dicen, ser un “bukelei light” para que su reinado sea sustentable y beneficioso para todos los habitantes del pequeño y hermoso país?
En otro tiempo ya la gente estaría en las calles en lucha contra el “carnavalazo”, que por cierto y sobre todo en los últimos tiempos, nunca logró doblegar las estructuras de la herencia colonial, a más de generar violencia y pérdidas económicas. Por el contrario, ahora nuestros alcaldes y prefectos, sean del bando que sean, rompen lanzas contra viento y marea para que, gracias a los semáforos, se puedan celebrar las fiestas de carnaval en espera de que los terroristas dejen unos días de reventar dinamita y disparar ametralladoras y matarse en las calles y se sumen al baile y los fuegos artificiales. El espectáculo debe continuar para que el pueblo que vive de lo que vende cada día, al menos esos tres dólares que marcan el límite de la pobreza extrema puedan sudar en sus manos; y en otra escala, las clases medias y altas sientan que el dinero vuelve a fluir como antes de la pandemia. El miércoles muchos devotos de todas las clases sociales recibirán la ceniza. ¿Irá el presidente Noboa a ponerse la ceniza?
Me identifico como ser humano y me agrada cuando me relaciono en ese nivel. A mis 75 años sigo aprendiendo y compartiendo las lecciones de la vida. Durante todos mis trabajos y servicios he considerado como tarea más importante pensar y suscitar el pensamiento. Puedo ser incómodo preguntando y re preguntando. Por ello tengo la estima y el afecto de muchos y también la resistencia de otros. No busco aceptación sino estar bien con la búsqueda de la verdad esquiva, hacer el bien que pueda y disfrutar de todo lo bello que hay en todo lo que existe.