Una noticia de Ecuavisa dice: “exjuez de Paján vendió sentencias para favorecer a procesados del caso Plaga”. Eso, por supuesto, no sería algo nuevo, pero resulta que la liberación del procesado fue vía del habeas corpus (Derecho para evitar abusos que se ha vuelto escudo de delincuentes) para lo cual, “le presentaron la acción…, le entregaron la sentencia redactada en un pendrive, la emitió y (Daniel) Salcedo salió de la cárcel”.
Que haya jueces venales ya no sorprende. Solo que ahora ya no solo se venden las sentencias, hoy se venden las firmas. O sea… lo único que tiene que hacer un corrompido es firmar: la jorga del mal le trae la sentencia hecha y, según esa noticia, los corruptores le dan un dinero lavadito; luego, ellos mismos, cuando lo investigan, dejan que se lo coman los lobos:
“Vendió sentencias para favorecer procesos impulsados por los abogados Christian Romero y Lenin. Vimos, también procesados. Una de esas sentencias fue la medida cautelar que liberó a Daniel Salcedo, en diciembre de 2022… por ello fue destituido e investigado. Al final no le ayudaron con los sumarios administrativos ni con cinco puestos gerenciales que le habían ofrecido…”
Otra nota de Expreso dice: “En el caso Purga, el abogado Lenin Vimos, hombre de confianza de Cristian Romero, abogado de Glas, los Bucaram y el narcotraficante Leandro Norero, indicó que por cada orden de libertad cobraba unos 25.000 dólares…parte para él, otra para el juez y otra para los funcionarios del SNAI”.
El exfamoso Chuki Seven que recibió en un pendrive la sentencia hechita del caso El Universo se ha vuelto costumbre, solo que ahora las sentencias ya no provienen del poder político sino del poder narco, que ha amañado o puesto en manos de jueces que antes vendían su conciencia y hoy cobran 25.000 dólares, no por una sentencia sino por una firma. Toda una justicia amoral.
Súmese la advertencia del consejero de Participación Ciudadana, Guarderas, quien clama por ponerle ojos al concurso para nombrar al futuro o futura fiscal general, pues los malos tendrán máximo interés en controlar ese cargo. Si hay narcojueces, narcoabogados, narcogenerales, narcopolíticos, narcofuncionarios, narcoestado, narcomilitares y narcopolicías infiltrados, cuidado y salga un(a) narcofiscal.
Para el estupor. el armagedón sería poco para el precio que pagaremos habernos convertido en narcosociedad.
(Al margen: Ya deberían tener preparado el operativo para sacar del país, hacia Groenlandia, a Diana Salazar y su familia, al día siguiente que deje de ser fiscal, porque el narco, ardido hasta las axilas, ha de querer extender su largo brazo sobre ella).
Periodista, comunicador social, abogado. Hoy, independiente. Laboré 27 años en medios locales como editor, redactor y reportero. Diarios El Mercurio, La Tarde y El Tiempo; revista Tres de Noviembre del Concejo Cantonal de Cuenca; radios El Mercurio, Cuenca y América.