El gobierno de Don Trump, como parte de las operaciones de comando y sicológicas contra Venezuela, declaró a don Maduro y su séquito como terroristas e integrantes del grupo narco el Cartel de los Soles y mantiene caliente la sartén bélica.
Se ha desplegado un portaviones con 80 aeronaves, al mando de un vicealmirante (Paul Lanzolota), más otras poderosas naves, unos 5.000 marines, pilotos, soldados y se cree en una oleada de ataques o tormenta de bombas sobre el palacio de Miraflores, en Caracas, para dar a don Maduro una cita con San Peter; y, aunque hay mucha alarma, estimo no pasará de un juego de guerra.
Valga aclarar que, en la jerga militar, se llaman juegos de guerra a los ejercicios bélicos que, con frecuencia realizan las fuerzas armadas de todo el mundo, incluidas las del Ecuador. Estos ejercicios llamados también “maniobras”, sirven para ejercitar al mando militar en el despliegue real de tropas y material, ante una amenaza supuesta. En este caso, una narcomafia venezolana.
Se trataría esta de una práctica de comando del estado mayor de las fuerzas militares gringas, que ensayan la movilización de un gran cuerpo militar, con objetivos sobre los que se lanza fuego real, con la diferencia de que esta vez, se trata de blancos vivos, por cierto inusual en estos ejercicios. Dichos objetivos han sido lanchas portadoras de droga y algunas pesqueras, declaradas “terroristas” a fin de legitimar el bombardeo y ametrallamiento sobre ellos, lo que constituye abiertas ejecuciones extrajudiciales en aguas internacionales.
Altos comandantes de la marina, aviación y army (ejército) gringos, entre generales, almirantes, coroneles y capitanes de navío, practican un ejercicio de conflicto bélico en gran escala como lo hacen todas las fuerzas armadas del mundo (las nuestras una vez al año). Aquí se verifica las acciones que debe realizar cada soldado en una emergencia bélica: el general da órdenes; el capitán de navío moviliza el barco; el sargento dirige la carga del armamento, el cabo dispara. Se toman tiempos, efectividad, coordinaciones.
Algunos dicen que enviar al mayor de los portaviones estadounidenses, el Gerald Ford, más otros buques de guerra, aeronaves, armas, bombas etcétera no se hace sin motivo, por lo que esperan el ataque abierto a Venezuela, aunque tengo mis reservas de que ocurra, al menos no un desembarco y ataque masivo.
Digo porque propiciar un cambio de gobierno en Venezuela mediante una guerra abierta como la de Irak o Afganistán sería demasiado costoso, pues el poder en ese país se fundamenta en el control del mando militar y de las milicias civiles armadas, las FAES, al servicio del régimen. Una invasión provocaría una devastadora represión a la población civil de oposición con miles de muertos. Además, consecuencias geopolíticas contraproducentes para Estados Unidos, por la reacción internacional, por lo que creo que serán cuidadosos en ese punto.
Así que, continuarán bombardeando lanchas y cuando su juego de guerra termine, el portaviones dará media vuelta y anunciarán que en el combate al narcotráfico en el mar Caribe, ya consiguieron sus objetivos.
Lo que se vive ahora, reforzado con la movilización militar, es una campaña ampliada de operaciones sicológicas para desgastar al régimen venezolano: los anuncios, las amenazas, no pasará de eso. La única forma de un cambio de régimen en Venezuela es un golpe de estado, pero por vía de eliminar a todos los integrantes de los estados mayores de los mandos de las cinco fuerzas armadas de Venezuela: Ejército, Marina, Aviación, Guardia Nacional y Policías, sin olvidar a los jefes regionales del FAES. (O)
Portada: imagen tomada de https://acortar.link/c5ZykP
Periodista, comunicador social, abogado. Hoy, Periodista de Academia TV. Laboré 27 años en medios locales como editor, redactor y reportero. Diarios El Mercurio, La Tarde y El Tiempo; revista Tres de Noviembre del Concejo Cantonal de Cuenca; radios El Mercurio, Cuenca y América.