La existencia de los pueblos originarios gira en torno a los territorios, sin los cuales no hay posibilidad de sobrevivencia. De ahí que la lucha de los pueblos nativos siempre ha sido la defensa de los territorios y la recuperación de los mismos. Una filosofía biocéntrica relacionada con la energía del gran cosmos, para comprender esto es clave la vida y la conciencia. Por miles de años, los pueblos originarios se han mantenido en este conocimiento y que ahora los “pensadores” están dando la razón.
En este sentido la Asamblea General de las Naciones Unidas el 23 de diciembre de 1994 ha emitido la declaración internacional del Día de los pueblos indígenas señalando que se celebre el 9 de agosto de cada año, cuyo objetivo fue concienciar sobre los derechos de los pueblos indígenas, reconocer la diversidad cultural, formas de vida, sus culturas y lenguas, sus conocimientos y los aportes de estos pueblos, así como sensibilizar a los gobiernos y la sociedad sobre los desafíos que enfrentan los pueblos y buscar mecanismos de protección de derechos de las culturas originarias (Declaración Naciones Unidas).
Cabe resaltar que esta declaración no fue una voluntad de la institución, al contrario, es el resultado de permanentes luchas de los pueblos nativos a nivel mundial que se rebelaron a desparecer. Sin ir muy lejos, en el Abya Yala, -como antesala a la declaración- tenemos la campaña de “500 años de resistencia indígena y popular” que inició en 1988 y terminó en octubre de 1992, al cumplirse 500 años de invasión y saqueo; el primer y gran levantamiento indígena de 1990 en Ecuador; el levantamiento o surgimiento del movimiento zapatista (1 de enero 1994) en México. Fueron luchas para ser reconocidos como actores sociales y políticos, planteaban el reconocimiento y la autonomía de los pueblos y nacionalidades. Fueron ejemplos de la presencia de los pueblos indígenas y sus reclamos en contra de todas “las formas de opresión de la sociedad, abominables de explotación, marginalidad y negación de los pueblos nativos” (J.L. Bedón, Opción, 4 de abril de 2021).
Este día 9 de agosto “Día Internacional de los Pueblos Indígenas” es una fecha que casi pasa desapercibida por los propios sujetos. No ha pasado de ser una simple declaración, así como otros instrumentos internacionales de derechos de los pueblos indígenas de la ONU, de la OEA y la OIT que existen, pero no se cumplen; en la práctica están cada vez más lejos de ser respetados y cumplidos por los estados coloniales, neoliberales, la falta de voluntad de las instituciones dirigidas por funcionarios subjetivamente racistas colonizados y al desconocimiento, en algunos casos, de los sujetos poseedores de estos derechos. De ahí que presenciamos los permanentes despojos de tierras, desplazamientos forzados por políticas extractivas, gentrificación y el turismo comercial, la expansión urbana hacia los territorios comunales, criminalización de las luchas de resistencia y defensa de la Madre Tierra y de derechos humanos, las limpiezas étnicas y genocidios. Ante estas realidades las instituciones creadoras de acuerdos y declaraciones guardan silencio profundo y los gobiernos que miran “hacia otro lado”.
El día 9 de agosto debería ser para dar a conocer las necesidades de los pueblos indígenas, así como las denuncias de incumplimiento y violaciones de derechos. Los gobiernos han sido cómplices del incumplimiento y retroceso de derechos que responden a los nuevos ajustes e imposiciones del Fondo Monetario Internacional FMI, las privatizaciones, mayores impuestos indiscriminados, recortes presupuestarios para las áreas sociales como salud, educación, artes y culturas, vías públicas. Gobiernos neoliberales que por su ambición desmedida, su visión antropocéntrica están destruyendo la Madre Tierra, desestructurando las instituciones del Estado y condenando al hambre, la miseria y la violencia a los sectores populares y vulnerables. Los pueblos y nacionalidades no tenemos derechos a una vida digna, a la salud, al agua potable ni a la educación intercultural bilingüe, ni a un sistema de justicia propio que valore sus idiomas y conocimientos.
Ante este avance de neoliberalismo político y económico y la lógica mercantil y consumista del capitalismo nos queda la esperanza como motor que transforma el presente “lo que aún no existe pero late como posibilidad real en el presente” y ese motor tiene que alimentarse de la unidad de todos los sectores, volver a los valores comunitarios, de solidaridad, cooperación, reciprocidad, complementariedad, el respeto a la vida de la naturaleza y otros valores que todavía resisten a pesar de más de 500 años del genocidio colonial, neocolonial y postcolonial.
En este ñakarikuy pacha, el despertar de nuestras conciencias y la unidad hará posible los cambios de estructuras, de una democracia real-comunitaria, unir la diversidad en un camino de liberación hacia la paz, reconfigurar un camino para los pueblos, la sociedad y la Madre Tierra en su conjunto. Es momento de reflexionar y pensar en qué tiempo y espacio estamos. El porqué estamos cada vez más condenados a la inhumanidad, a una vida sin dignidad. Es necesario tener conciencia, pero “es imposible tener conciencia social sin una pluralidad de la prensa” porque esta prensa “desorienta a los pobres que no tienen hábito de lectura, las redes sociales manipulan […] “Es una estrategia social elitista de los últimos 30 años para quebrar” las organizaciones y movimientos sociales (Jessé Souza, 2025). De ahí que es necesario una formación permanente y una educación libre-liberadora y una prensa libre que informe con la verdad, solo así podremos restituir la inteligencia robada por las élites.
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Nativa de Saraguro. pertenece a la nacionalidad Kichwa. Estudió en Zamora en la Escuela de Líderes. Cursó estudios universitarios en Cuenca. Es abogada, tiene estudios en lengua y literatura, es magister de Estudios de la Cultura y un Diplomado en Educación Intercultural Bilingüe. Maestra de secundaria y educación superior, investigadora. Ha publicado varias obras, así como artículos en revistas y periódicos. Ha desempeñado varios cargos vinculados a Educación Bilingüe. Es conductora del programa Ñukanchik llata Kashpa (Nuestra identidad) en la Radio comunitaria de Saraguro “KIPA RADIO”, FM 91.3.