Si usted visita Éfeso en Turquía, Machu Picchu en Perú o Teotihuacán en México tendrá la sensación de que el aire es sagrado, sus pies reconocerán el mármol, las piedras y la historia trabajada por aquellos que nos antecedieron; sus ojos volarán de asombro ante la perfección y la belleza.
Los vestigios de las eras pasadas son las raíces de nuestra identidad y cultura. Cada lugar nos remite a la esencia y es así cómo se construye la memoria colectiva.
Las “ruinas de Todos Santos” una vez más han salido a la luz para desafiar la conciencia de Cuenca como ciudad patrimonial; otra vez llaman la atención como una llaga en pleno corazón puesto que el sitio arqueológico es la muestra fehaciente del discurso político y la ausencia de diálogo de las fuentes llamadas a preservar su espacio.
Entonces llegan las saudades cuando las “ruinas” se nominaron como tenía que ser Vestigios de las culturas cañari, inca y española. Y recordamos la presencia de las más altas cifras de la intelectualidad del país a través de conferencias de arqueología, antropología, ciencias y otras áreas con exposiciones plásticas, presentaciones de videos sobre historia, música étnica y poesía.
Allí estuvieron para apoyar Napoleón Almeida, Jaime Idrovo, Raúl Marca junto a Eliécer Cárdenas, Tamara Landívar, Ana Luz Borrero, entre tantos otros que brindaron lo mejor de sí mismos; y Eudoxia Estrella, Clara Jaramillo, Efraín Jara, Ana Abad y Miriam Moreno, Jaime López Novillo y su bicicleta, así con nombre y apellido. Un calidoscopio de ciudadanos que, más allá de sus discursos, se unieron en el disfrute de las veladas y la contribución a la cultura.
Pero, más allá de estas saudades, quedan las frases de los niños que visitaron el sitio, los turistas que dejaban sus rúbricas y las frases de asombro en diversos idiomas. La interpretación de los vestigios en dibujos, fotos y papeles sueltos. Es decir, cada semana, el museo de sitio provocaba el acercamiento hacia nuestra historia.
Luego cerramos las puertas; nos fuimos con el libro de “Runas” entre las manos, con los textos que hoy ofrecemos como una elegía a ese pasado, más allá de los avatares presentes.
“Qué tiempo de exactitud/ sepultado entre ortigas/ sal de la piedra/ hombre que fue maíz y hierba húmeda/ bajo rotas columnas/ y amargas trenzas/ tendido estás/ en la delgada lengua del olvido”
Así surgió mi poesía. El sitio abandonado de Todos Santos, así lo atestigua.
Poeta. Gestora cultural. Articulista de opinión. Ha recibido varios premios de poesía y al mérito laboral. Ha sido jurado en diversos certámenes nacionales e internacionales. Ha publicado diversas obras, así como Literatura infantil, Sus textos han sido traducidos a varios idiomas y figuran en diversas antologías nacionales y extranjeras.