Carlos Castro Riera
1.- Introducción
La coyuntura mundial se enmarca en lo que se llama la “policrisis”, término acuñado por Edgar Morín, por lo que su análisis es una tarea difícil dada la concurrencia de variados y múltiples factores, el contenido y forma de su entrelazamiento, la velocidad de los cambios situacionales y la complejidad específica del mundo global actual.
Morin con el término “policrisis” describió una situación donde múltiples crisis interconectadas se superponen y se refuerzan mutuamente, creando una compleja y difícil situación para gestionar o resolver. No se trata de una simple sumatoria de crisis aisladas, sino de un entramado de problemas que se influyen entre sí, complicando aún más la resolución de cada una.[1]
Por lo anotado, el presente artículo se limita a plantear algunas notas para motivar la atención sobre los cambios a nivel mundial que en gran parte determinan y explican la situación política nacional.
2.- Algunos hechos que concentran, reflejan y caracterizan la situación mundial
Las repercusiones de la última pandemia mundial y las nuevas amenazas a la salud de la humanidad, Gaza y el genocidio al pueblo palestino, la guerra entre Rusia y Ucrania, el nuevo enfrentamiento entre India y Pakistán por el agua que ha escalado en su gravedad, los estragos de la crisis climática y la política de Trump, son los hechos que concentran, reflejan y caracterizan la situación del mundo, sin que aquello signifique dejar al margen otros acontecimientos circunstanciales y estructurales del “sistema mundo” que concurren para caracterizar la situación mundial.
Confluyen en la coyuntura internacional, factores como la incorporación de la mayoría de los recursos naturales al proceso de valorización de capital y la reducción de los espacios de expansión del capitalismo planetario, la agudización de la sobreexplotación laboral, ambiental y el cambio climático, el crecimiento de la competencia comercial, la tendencia de la tasa decreciente de ganancia, el creciente grado de internacionalización de la economía y por lo tanto la mayor interdependencia de la producción y comercio de las empresas transnacionales de los Estados más poderosos del capitalismo mundial y la “guerra económica”.
3.- Guerra arancelaria
En este sentido, la guerra arancelaria desatada por Trump, en muchos casos, respecto de algunos países y algunas materias, puede convertirse en una suerte de “tiro en los pies”, ya que impacta en la propia economía norteamericana, aumenta los costos de importación y genera inflación, lo que ya ha obligado a una revisión de las medidas y tablas arancelarias. Se señala que, “en estos dos últimos días de reacción a los aranceles, Wall Street ha perdido unos 6,4 billones de dólares de valor, un récord, y la cifra ronda los 10 billones desde la investidura de Trump”.[2]
Existen algunos objetivos tras la guerra arancelaria como la de equilibrar la balanza de pagos, reducir la deuda externa norteamericana, la protección de la industria nacional norteamericana y la atracción de inversiones productivas al suelo norteamericano, pero en cambio, como se señaló, las empresas importadoras se ven obligadas a pagar un mayor arancel cuyo costo se traslada a los consumidores, lo que golpea las condiciones de vida de la población los efectos políticos sobrevinientes.
Esta fuerte intervención del Estado norteamericano en la economía y particularmente en el sistema arancelario, deja en cuestión el tan pregonado libre comercio mundial, los fundamentos del liberalismo económico, la ilusión de la magia regulatoria del mercado, el neoliberalismo a ultranza y el desprecio del Estado por parte el libertarismo en nombre de la libertad (liberalidad) total de la economía, y por supuesto hecha abajo la “esperanza” de algunos países en los tratados bilaterales de libre de comercio.
En la realidad, el llamado libre comercio internacional, sirve de cobertura para las imposiciones de las grandes corporaciones y oligopolios mundiales que presionan y chantajean a los Estados más débiles para el aperturismo ventajista de los mercados, en desmedro de los sectores productivos más débiles de las economías nacionales, solo que hoy, la guerra arancelaria, pretende ahondar la desigualdad en el intercambio comercial mundial en favor de la economía norteamericana, gravando el ingreso a su mercado, de ciertos productos de otros países.
4.- Agotamiento de la naturaleza, crisis energética, y agudización de conflictos geopolíticos
El desarrollo del capitalismo planetario, lleva al agotamiento de la naturaleza a niveles que generan preocupación mundial, expresándose en la crisis climática que causa estragos dantescos, pero que el interés utilitario de las grandes corporaciones capitalistas y sus mandatarios en el poder, como es el caso de Donal Trump, los lleva a negar en forma demencial, argumentando que todo es parte de los ciclos naturales del planeta. Otra vez se repite en la historia la posición negacionista del capital frente a las evidencias de la ciencia.
La crisis mundial petrolera de 1973 obligó a buscar nuevas fuentes de energía, como las tecnologías de baterías, paneles solares u otros acumuladores de energía que utilizan el litio, cobalto, níquel y otros metales. Pero, esas nuevas tecnologías también generan impactos ambientales sobre todo en los países de sacrificio extractivo, aparte de que, la mala gestión durante su ciclo de vida igual genera impactos y la propia emisión de carbono en su proceso productivo, sin contar con los peligros de la eliminación incorrecta de baterías que contaminan el aire y el agua. En este sentido el denominado capitalismo ecológico o ecocapitalismo no es sino una nueva forma de acumulación que busca integrar la sostenibilidad ambiental dentro del marco del capitalismo, sin cuestionar sus principios fundamentales y las condiciones estructurales del sistema.
El agotamiento de las fuentes tradicionales de energía y de recursos naturales no renovables, agudiza la disputa de las mismas por parte de las grandes compañías transnacionales, que se expresa en conflictos geopolíticos entre los granes Estados capitalistas por el dominio de ciertos territorios, como es el caso de Groenlandia (territorio autónomo de Dinamarca), y de otros del círculo Ártico relacionados con límites marítimos, extensión de plataformas continentales, soberanía sobre algunas islas y pasos marítimos, conflictos que se han intensificado debido al deshielo y las nuevas rutas comerciales y energéticas que se abren en la región.
La agudización de los enfrentamientos geopolíticas en el mundo, lleva a los Estados imperiales, a reforzar y aumentar el establecimiento de nuevas bases militares de las grandes potencias en territorios de los Estados nacionales, bajo diferentes pretextos para legitimar su implantación y presencia armada (inseguridad, narcotráfico y delincuencia internacional), lo cual se extiende a disputarse abiertamente la influencia geopolítica en los gobiernos de dichos Estados nacionales, por lo que, también los conflictos y crisis internas de dichos países cada vez más se resuelven bajo orientaciones geopolíticas internacionales.
5.- Carácter del reordenamiento mundial
Se asiste a un reordenamiento geopolítico del “sistema mundo”, tendiente al establecimiento de un nuevo dominio estratégico global, que tiene como ejes principales a EE. UU, Rusia y China, pero también, con roles importantes de otros Estados como Inglaterra, Francia, Alemania, Israel, Irán, India, Pakistán y Sudáfrica, con subordinación y alineamiento de otros Estados, en medio de bloques económico-políticos, viejos y nuevos. Esos bloques son heterogéneos y muestran diversidad de intereses específicos, donde se mezclan amigos y enemigos, con vectores apuntando en diversos sentidos en función de sus objetivos particulares, sin embargo de lo cual, todos son arrastrados hacía un reordenamiento cuyo sentido final apunta a establecer una constitución interimperialista del mundo, en medio de acuerdos y forcejeos, unidad y contradicción, por alcanzar la hegemonía global en función de fines propios de cada actor y sus aliados. Este reordenamiento contempla un nuevo reparto planetario, y por lo tanto pretensiones de expansionismo, intervencionismo e injerencia, que incluye anexiones territoriales, bases militares y en general, fortalecimiento de la presencia imperial en diversos territorios bajo diferentes formas.
Esas contradicciones entre imperios y bloques, se dan en el seno el capitalismo planetario, con de disputa de dominio de mercados, TICs, comercio de armas, crédito, inversiones, financiamiento, provisión de materias primas, metales y tierras raras, control de puertos, rutas y asistencia política y militar, por lo que es falsa la percepción de que se trata de una contradicción capitalismo socialismo. Rusia y China, están en la dinámica del mismo capitalismo.
Precisamente, la “guerra económica” de EE. UU vs. China, y la particular “guerra arancelaria” que involucra también a la Unión Europea y otros países, la fijación de cuotas y más imposiciones y sanciones económicas forman parte de la disputas por la hegemonía, que generan tensiones políticas y diplomáticas y hasta enfrentamientos bélicos locales, pero también se abren renegociaciones y acuerdos, encubiertos, de gran trascendencia, como el que persiguen EE. UU y Rusia en relación a la guerra de Ucrania, que incluye cesiones de territorios y aprovechamiento de explotaciones mineras metálicas y de tierras raras.
Este entendimiento/forcejeo entre los grandes portadores de poder, conlleva el establecimiento de un bloque de dominio mundial, del que forman parte las empresas multinacionales, transnacionales, corporaciones, organizaciones financieras, de comercio y arbitraje internacional, complejos de investigación científica, tecnológica y bélica, al servicio de las unidades empresariales monopólicas y oligopólicas capitalistas, así como asociaciones resultado de acuerdos y alianzas militares, es decir todo un sistema de instituciones económicas, políticas y militares al servicio de la hegemonía global. Algunas de estas empresas multinacionales y transnacionales manejan presupuestos mayores al PIB de muchos países, siendo capaces de influir en los mercados globales y en las decisiones de los gobiernos de los “Estados nacionales”, que se constituyen en engranajes locales y regionales del sistema mundo imperial. Sin embargo, no existe homogeneidad ni de bloques estatales ni de las transnacionales.
El dominio mundial de Estados y multinacionales, transnacionales, oligopolios, corporaciones y grupos económicos, se ve favorecido por el control de grandes medios de comunicación, redes sociales y de inteligencia artificial, sobre todo en el ámbito del dominio ideológico cultural para alcanzar el consenso/legitimación de las políticas, estrategias, planes y acciones de esos poderes internacionales, y de allí el énfasis que se coloca en la guerra cultural para lograr los cambios o revoluciones de derecha que imponen regímenes oligárquicos, neoliberales, libertarios, autoritarios y neofascistas en el mundo.
La ciencia, la tecnología, la automatización, la robotización y la inteligencia artificial suplen a los trabajadores manuales e intelectuales, que cada vez y en mayor número, se ven arrojados a la desocupación. Este desarrollo de fuerzas productivas de nevo cuño no encuentra relaciones sociales que permitan utilizar este desarrollo para el bienestar de la sociedad. No se trata de procesos de proletarización o de incremento de los ejércitos industriales de reserva, sino de sujetos excluidos de la inserción productiva. Masa de desocupados y ya descartables. Sin embargo. los trabajadores siguen soportando la producción masiva de bienes en las peores condiciones laborales deterioradas por la presión de regímenes neoliberales y extractivistas que presionan por disminuir los derechos de los trabajadores y aun más de las trabajadoras, llevando a una precarización laboral en función de aumentar las ganancias y la concentración de la riqueza privada.
Este reordenamiento del dominio planetario y la lucha por la hegemonía política, trae emparejado una erosión muy grave e incumplimiento del derecho internacional y la institucionalidad jurídica creada por tratados, pactos y convenios de los Estados, al punto que reduce las relaciones internacionales a relaciones de fuerza, alimentando el autoritarismo, en cuyo contexto florece el crimen organizado transnacional, la impunidad de delincuentes “famosos”, algunos disfrazados de políticos, mafias, redes y bandas delincuenciales, incluso agrupaciones paramilitares vinculadas a la protección del crimen internacional, que a su vez penetran e influencian en las cúpulas de las organizaciones políticas y de los Estados nacionales, constituyendo delincuencias estatalmente organizadas.
Junto a las violaciones constantes del derecho internacional, y la imposibilidad de la ONU para intervenir e imponer sanciones, se observa también el ataque a la propia democracia liberal y sus instituciones, las mismas que son sustituidas por modelos autoritarios y totalitarios donde la voluntad del dictador, encubierto por una formalidad jurídica artificiosa, se impone, “legitimándose” así la violación a la democracia constitucional, a los derechos humanos y las agresiones a la naturaleza, con la complicidad de grandes cadenas de medios de comunicación internacionales y redes sociales manejadas desde los poderes de las empresas transnacionales, cuyos personeros multimillonarios han pasado a ser, además, los ideólogos y modeladores de la nueva institucionalidad mundial de corte fascista.
6.- Proyecto político de Trump
El ascenso de Donald Trump a la presidencia de EE. UU (20-I-2025), marca un hito nuevo en la estrategia del dominio mundial, al retomar EE. UU la iniciativa política internacional, recreando el papel de “gendarme del mundo” y árbitro de conflictos regionales, sin que aquello signifique que Trump tenga la vía libre para alcanzar la hegemonía sin considerar los intereses de sus pares imperiales y otros socios de importancia como la Unión Europea e Israel.
El proyecto político de hegemonía global de Trump, fue ideado desde hace algún tiempo por un conglomerado de corporaciones capitalistas, fundaciones e intelectuales orgánicos, con la pretensión de crear un “Reich trumpista” con un delirio de grandeza tal, reflejada en aquella imagen de Trump disfrazado de “papa”, pero claro, de un “papa del capitalismo planetario”.
Se trata de un proyecto histórico global que contempla estrategias económicas, sociales, políticas con énfasis en la “guerra cultural”, esto es, todo una concepción ideológica-cultural, que cohesiona no solo a la sociedad norteamericana, sino a nivel a nivel internacional, a pesar de que la conducta y personalidad de Trump, pueda dar la percepción de desquiciamiento. Pero tampoco es raro que aquellas imágenes de comportamiento atrabiliario, atolondrado o de “locura” acompañe a sujetos que piensan refundar naciones, reinados, Estados e imperios.
Este proyecto que incorpora entre otros elementos ideológicos, el mercantilismo, lo empresarial, la obsesión de beneficios individuales (privados), nacionalismo y patriotismo imperialista, pero también nacionalismo anti inmigrante, globalismo para EE. UU, “antiglobalismo” para los otros, conservadurismo frente a temas de familia, sexualidad, matrimonio y género, mesianismo y autoritarismo. Se evidencian también perfiles de una cultura totalitaria y fóbica frente a la academia autónoma, el pensamiento y la intelectualidad crítica, recelo y desprecio a la verdad científica, a la vez que apología del “sentido común” y la fuerza, lo que ha llevado a que algunos académicos e intelectuales empiecen a salir de EE.UU.
En este sentido, La consigna central de Trump de “Hacer que América [EE.UU[ vuelva a ser grande”, expresa muy bien su fin, y un relanzamiento del imperio norteamericano apelando a un nacionalismo imperial, para replantear un nuevo dominio planetario incluso con el delirio de proyección sideral, para lo cual formula una redefinición radical de las relaciones internacionales, la redistribución geopolítica del poder mundial y la recreación de una cultura excluyente, con privilegios para los nacionales estadounidenses y restricciones para los migrantes.
El proyecto político de Trump, se inscribe en la línea hegemonista, expansionista y neocolonial del Estado Norteamericano expresadas en diversas políticas y estrategias, como el “Destino Manifiesto”, la “Doctrina Monroe”, la “Diplomacia del dólar”, la “Política del Buen Vecino” y tantas otras, que apuntaban a justificar el intervencionismo en países extranjeros, para defender los intereses de EE.UU. Ahora Trump justifica sus acciones por los peligros a la seguridad nacional de EE. UU e inclusive llega a tratar como enemigos de guerra a migrantes y otros, que, de acuerdo con su lógica, atentan a los intereses norteamericanos.
Los primeros pasos de la administración Trump, como las resoluciones anti migratorias, la salida del Acuerdo de Paris sobre los impactos del cambio climático, el abandono de la OMS, generan profundas grietas en la organización y vínculos internacionales, y traen el repudio de diversos Estados, porque responden a una línea política plagada de arbitrariedad, discrecionalidad, discriminación, chantaje, sofocamiento y fuerza en las relaciones internacionales. Esta ruta incluye el expansionismo territorial y la liberalidad de las actividades económicas frente al ambiente que llevaría a acelerar la depredación mundial de la naturaleza.
Al interior de EE. UU, las políticas de Trump han causado una fuerte reacción y resistencia por parte de sectores democráticos de la sociedad norteamericana, que advierten un peligro serio en la conducta del gobierno trumpista no solo en el plano internacional, sino en el destino del país. Ya el ataque al Capitolio el 6 de enero del 2021, dejó a la democracia liberal norteamericana herida gravemente, y desde aquel asalto, se han dado una serie de hechos que han sido extraños a dicha sociedad, como la arbitrariedad administrativa y gubernamental, constantes violaciones a la legalidad, intromisiones en la justicia, amenazas a jueces, impunidad, violencia policial, persecución y calificación a migrantes indocumentados como enemigos del Estado. En este sentido preocupa la erosión del Estado de Derecho en EE. UU, que deja de ser un país con seguridad y respeto a los derechos civiles y tolerancia ideológica política, ambiente que es sustituido por la agresión y el fanatismo. Se advierte igualmente síntomas de descomposición ética en los partidos y el sistema político de la sociedad y se agrieta la institucionalidad norteamericana.
La presencia de Trump, coincide con una descomposición del sistema capitalista mundial. Como bien se señala “En este proceso se evidencia la constitución de un proyecto hegemónico liderado por una élite mundial, que Beinstein la caracteriza como una lumpen burguesía global dominante que surge como “resultado de la decadencia sistémica general [del capitalismo] cuyos hábitos de especulación y saqueo se interrelacionan con ofensivas militaristas que potencian su irracionalidad [donde] los Estados Unidos se encuentra en el centro de esa peligrosa fuga hacia adelante”. El mismo autor analiza que esta élite mundial se halla vinculada a una serie de actividades ilegales y criminales, como la corrupción pública y privada, el tráfico de armas, personas y drogas, los negocios especulativos, las guerras imperialistas, entre otras, que encuentran en las cities financieras y los “paraísos fiscales” un lugar cómodo y privilegiado donde asegurar y manejar sus inmensas fortunas y generar procesos especulativos de reproducción del capital a escala global”[3].
Esta política que incluye el apoyo al genocidio a la población Palestina, acompañada del silencio, la indolencia sobre la crueldad y el desplazamiento del umbral de lo tolerable hasta niveles deshumanizantes, y el apoyo a movimientos y regímenes autoritarios y antidemocráticos del mundo, y el chantaje económico más impúdico, acarrea una gran resistencia mundial que se expresa en diversas manifestaciones de la ciudadanía y el repudio de Estados, entre ellos el de China que denuncia a la estrategia del presidente Donald Trump como una forma de acoso económico y exhorta a la comunidad internacional a no ceder ante lo que calificó como un “matón global””[4].
7.- El camino de la unidad, la soberanía, la paz, el cuidado de la casa común y la democracia
En la situación internacional que se atraviesa, no queda otra ruta para los pueblos, especialmente el latinoamericano, la lucha por:
7.1.- Enfrentar con unidad y desde los intereses comunes, las nuevas amenazas sanitarias, la solución de la crisis energética, la inseguridad y la renegociación de los términos del comercio internacional.
7.2.- La defensa de la soberanía de los pueblos, la coexistencia pacífica intercultural con respeto a los derechos humanos y de la naturaleza.
7.3.- La defensa de la paz en base al respeto al derecho internacional y las resoluciones de la ONU en torno a la solución pacífica de las diversas controversias internacionales.
7.4.- El cese inmediato de la violencia en Gaza, la masacre al pueblo palestino, la reintegración de su territorio, y un acuerdo que garantice la paz entre Israel y Palestina.
7.5.- El respeto a los tratados, convenios y acuerdos internacionales sobre el medio ambiente y el cambio climático, el cuidado integral de los recursos hídricos, el cese de la devastación de la Amazonía, los bosques naturales y los páramos.
7.6.- La defensa de todos los espacios de expresión democrática de los pueblos, las instituciones democráticas constitucionales y republicanas, y los derechos de los migrantes.
7.7.- La exigencia del cumplimiento de la agenda de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, relacionados con, el fin de la pobreza. hambre cero, salud y bienestar, educación de calidad, igualdad de género, agua limpia y saneamiento, energía asequible y no contaminante, trabajo decente y crecimiento económico.
[1]https://www.google.com/search?q=cual+fu%C3%A9+el+cotenido+que+le+dio+Edgar+Morin+al+t%C3%A9rmino+POLICRISIS&oq=cual+fu%C3%A9+el+cotenido+que+le+dio+Edgar+Morin+al+t%C3%A9rmino+POLICRISIS&gs_lcrp=EgZjaHJvbWUyBggAEEUYOdIBCTIyNjYyajBqN6gCALACAA&sourceid=chrome&ie=UTF-8 [Consulta: 3-V-2025]
[2] https://www.google.com/search?q=cual+es+el+monto+de+las+p%C3%A9rdidas+de+wall+street+por+la+guerra+arancelaria+%3F&oq=cual+es+el+monto+de+las+p%C3%A9rdidas+de+wall+street+por+la+guerra+arancelaria+%3F&gs_lcrp=EgZjaHJvbWUyBggAEEUYOdIBCjI0NTc2ajBqMTWoAgiwAgHxBTfAAxAmPsa28QU3wAMQJj7Gtg&sourceid=chrome&ie=UTF-8 *Consulta: 3-V-2025]
[3] Muñoz Jaramillo, F. y Michelena Ordoñez, C. (2021). CAPITALISMO PLANETARIO. Hegemonía y Crisis. Reflexiones y Conjeturas. Quito: Grupo Editorial Gráficas Amaranta. P. 72
[4] https://www.perfil.com/noticias/internacional/china-envio-un-duro-mensaje-de-donald-trump-no-nos-arrodillaremos.phtml [Consulta: 2-V-2025]
Portada: foto tomada de: https://n9.cl/a18ag

Asesor jurídico, articulista de “El Mercurio”. Participa en algunas organizaciones ciudadanas como el Cabildo del Agua de Cuenca, el Foro por el Bicentenario de Cuenca y en una comisión especial para elaborar el Sistema Nacional Anticorrupción.