Miembro del Colectivo Cuenca Ciudad para Vivir.
Loselementos considerados patrimonio constituyen la base para afirmar la identidad de una sociedad. En este sentido, enfrentamos el desafío de decidir qué aspectos de nuestra cultura consideramos dignos de promover, preservar y transmitir a las próximas generaciones. El pasado 26 de junio, el Colectivo Ciudadano Cuenca Ciudad para Vivir (CCCV), organizó el primer conversatorio sobre los 25 años de la declaratoria de Cuenca como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
El dialogo giró en torno a varias preguntas: ¿Qué entendemos por Patrimonio Cultural de la Humanidad en Cuenca?, ¿Cuáles fueron las razones para declarar a Cuenca como PCH en 1999? ¿El patrimonio para qué? y, ¿El patrimonio para quién?La gestión del patrimonio, sin duda, ha sido muy difícil y depende de quién lo mire.El objetivo del colectivo CCCV, es analizar la gestión de los actores locales y provocar nuevas interpretaciones, apelando a la memoria como clave para su comprensión, así como explorar sus articulaciones con las luchas del presente, la construcción y el uso de los espacios, la desaparición forzada de algunos de sus elementos históricos, buscando incorporar todas las visiones y sentires.
En el evento, se recordaron las razones presentadas para la declaratoria por parte de la UNESCO, las cuales fueron sus características identitarias y valores excepcionales, la traza del damero y la fusión de matrices culturales. Estas razones son un reconocimiento a los elementos valiosos del centro histórico, no solo materiales, también inmateriales y simbólicos. Sin embargo, no podemos negar que existe un vacío evidente que ha priorizado lo edificado sobre lo inmaterial. A partir de 1999, la población ha desarrollado la idea de que tenemos una ciudad con valores genuinos tanto en su morfología y como en sus expresiones culturales. La declaratoria de patrimonio constituye un hito para la ciudad y sus habitantes, lo que ha implicado nuevas responsabilidades para las instituciones locales y los ciudadanos, nuevas prácticas que demandan cuidarlo, transmitirlo, conservarlo, lo que no siempre ha sido posible pues no existe un sistema de control efectivo para proteger el patrimonio. Por ejemplo, a pesar de las ordenanzas, las casas antiguas desparecen en los feriados, muchas se han derribado a vista y paciencia de las autoridades.
En el encuentro, se planteó la necesidad de pasar de los objetos patrimoniales a los sujetos que construyen simbólicamente el objeto de apropiación. No nos hemos preocupado de fortalecer la relación entre los objetos y los sujetos. Los objetos implican una memoria social, pero hay valores que no han sido compartidos o incorporados. Los valores son contingentes de la vida de los habitantes de una ciudad. Cuando se hizo la declaratoria se puso en valor las cosas visibles de la ciudad, las casas afrancesadas y coloniales, pero no se trató igual a la cultura. Además, existe una brecha en el reconocimiento de las diversidades culturales que coexisten en nuestro territorio. Los valores diversos no fueron parte de los inventarios.
Se dijo que, de alguna manera, la declaratoria de Cuenca como PCH fue una imposición que ha excluido importantes elementos de nuestra historia. En aquel contexto, se desconocía el valor excepcional según la opinión de los habitantes de la ciudad. Nadie pregunto, qué es el patrimonio para los ciudadanos. De esta manera, en el evento se opinó que la gestión del patrimonio ha sido para las elites, el lucro, el turismo, y su efecto ha sido la evidente gentrificación que hoy está en proceso.
Un aspecto que preocupa mucho, según pudimos anotar, es la relación patrimonio -turismo. Un turismo mal enfocado, puede ser muy riesgoso pues solo beneficia a un sector de la población provocando segregación espacial, exclusión social y encareciendo la vida de los habitantes. Un turismo así, es una actividad que mercantiliza la ciudad y pone en riesgo el uso democrático de los espacios púbicos pues ya no pertenecen a los habitantes de Cuenca. Se decide únicamente desde los intereses económicos de los sectores empresariales, turísticos e inmobiliarios.
Necesitamos cuestionar la institucionalidad del patrimonio como lo hace la UNESCO: una disputa de expertos vs ciudadanía. La gestión pública no ha tratado este tema, de ahí, la tarea actual de democratizarlo.Hoy debemos preguntarnos ¿el patrimonio para qué y para quién? Preguntarnos, ¿qué queremos conservar y con qué valores?, pues la declaratoria de Cuenca como PCH, sirve sobre todo para ser mejores ciudadanos y ciudadanas.
Finalmente, se recordó que es importante participar en la discusión de los planes de intervención en el centro histórico y de la ciudad en general. Exigir que nos convoquen para evitar reformas negativas que atenten contra la equidad territorial y la justicia social. El patrimonio es una herencia, pero también hay herencias incomodas que debemos enfrentar. No se trata de juzgar sino de mirar el pasado para sacar lecciones y avanzar. El tema del patrimonio es una oportunidad para definir la ciudad que queremos, decidir qué queremos conservar y qué queremos transformar.
Ex directora y docente de Sociología de la Universidad de Cuenca. Master en Psicología Organizacional por la Universidad Católica de Lovaina-Bélgica. Master en investigación Social Participativa por la Universidad Complutense de Madrid. Activista por la defensa de los derechos colectivos, Miembro del colectivo ciudadano “Cuenca ciudad para vivir”, y del Cabildo por la Defensa del Agua. Investigadora en temas de Derecho a la ciudad, Sociología Urbana, Sociología Política y Género.