La ciudad nos habita, somos parte de sus huellas y cada acto diario confirma ese sendero en el que transitamos con “la esperanza de ser un recuerdo” más allá de la propia historia.
Entre semioscuridades, desatinos y certezas accedemos a las diversas realidades que se suceden interminables como la arena que fluye en el minúsculo frasco de las temporalidades. Así el nombre propio, que intenta definirnos, es otra singularidad capaz de humillar o enaltecer a una persona, según sus acciones.
Sin embargo, debemos reconocer que la mayoría de los seres con los que convivimos carecen, no solamente de nombre, sino de rostro. Así Juan el carpintero, Pablo el muchacho que vende franelas en la esquina, Carmen y sus escobas, Martha la cajera, son únicamente sombras en la ciudad que continúa su marcha con la invisibilidad de su presencia; únicamente la politiquería los obliga a salir a la luz con la esperanza de un voto.
El nombre se sitúa, en ciertos casos, más allá de la anécdota y es capaz de resistir el paso del tiempo, a través de la historia, siempre inventada. Entonces reconocemos las monedas en los ojos de los emperadores y los nudos gordianos en sus sepulturas con el afán de ser reconocidos en el inframundo; sin embargo la reflexión regresa a la ciudad y la ausencia de espacios destinados a sus habitantes que, de cierta manera, han contribuido a su desarrollo.
Y llegan en tropel cantidad de nombres de mujeres (y varones) que han sido invisibilizados por la mercadotecnia del poder; y las candilejas se llenan de luces y sombras con un público ajeno que desconoce los vicios y virtudes de sus contemporáneos. Así, la historia pierde su memoria y el país se convierte en una sola masa sin identidad y mucho más manejable.
El nombre se construye en la reciprocidad con el otro y el espacio que nos rodea. Una sociedad sana y plural es la alquimia para acceder a un presente pleno. Ya lo dijo Octavio Paz “para que pueda ser he de ser otro, salir de mí, buscarme entre los otros, los otros que no son si yo no existo, los otros que me dan plena existencia”
¡Cuántos héroes y heroínas anónimas reclaman por su nombre!
Poeta. Gestora cultural. Articulista de opinión. Ha recibido varios premios de poesía y al mérito laboral. Ha sido jurado en diversos certámenes nacionales e internacionales. Ha publicado diversas obras, así como Literatura infantil, Sus textos han sido traducidos a varios idiomas y figuran en diversas antologías nacionales y extranjeras.