
Patrimonio Cultural de Cuenca desde la percepción ciudadana
CONVERSATORIOS CIUDADANOS
Cuenca es escenario de grandes cambios producto de un acelerado crecimiento
demográfico y urbano. La ciudad se exhibe como una urbe atractiva tanto para el
mercado inmobiliario como para el marketing turístico. Se busca afanosamente mejorar
y posicionar la imágen de la ciudad internacionalmente; eslóganes como: ciudad
patrimonio, ideal para el retiro, mejor destino turístico o gastronómico; entre otros, dan
cuenta de esta situación.
Si ponemos atención en los cambios ocurridos, podemos notar una importante pérdida
de elementos identitarios y simbólicos debido al creciente proceso de gentrificación.
La gestión del patrimonio, ha priorizado la inversión económica y su transformación en
commodities, provocando inevitablemente, el encarecimiento del suelo y de la renta, lo
que incide en la destrucción del capital simbólico y social de muchos espacios públicos
de la ciudad. Decenas de proyectos de inmobiliarios se levantan, con la complacencia
de la población que apoya e invierte en ellos. Así también, la gestión orientada hacia la
turistificación se ha impuesto, sobre todo, en áreas históricas y patrimoniales.
El Estado y la sociedad son por definición, corresponsables en la producción y
gestión de las ciudades. Los ciudadanos y ciudadanas tenemos no solo el derecho
sino la obligación de analizar, proponer y exigir una gestión incluyente, democrática
y justa. En esta medida, el Colectivo Ciudadano Cuenca Ciudad para Vivir-CCCV ha
convocado a diferentes sectores de la ciudadanía a participar activamente en diversos
conversatorios, cuyos resultados aporten y promuevan la ciudad que aspiramos. Urge
interpelar nuestros estilos de vida y la calidad de nuestras relaciones como seres
humanos y con la naturaleza. Necesitamos reinterpretar y resignificar las dinámicas
económicas, productivas y de consumo, para superar la tendencia modernizante que
somete la vida ante los espejismos de la ciudad moderna, el turismo y el crecimiento
urbano, olvidando las claves de la identidad y su memoria.
A los 25 años de la declaratoria de Cuenca Patrimonio Cultural de la Humanidad,el
tiempo es propicio para reflexionar sobre aquello que hemos hecho bien y con acierto,
y aquello que es necesario mejorar o corregir. El CCCV organizó tres conversatorios
ciudadanos, que a la luz de la experiencia vivida y de los valiosos análisis de expertos,
ha recogido las preocupaciones, aportes y propuestas manifiestos en el presente
documento, alrededor de los asuntos: ¿Patrimonio para qué? ¿Patrimonio para quién?
¿Cuál será el futuro del Patrimonio? con el fin de coadyuvar a una gestión incluyente y
democrática de nuestro patrimonio.
¿Patrimonio para qué?
No se trata únicamente de alcanzar la ciudad que aspiramos sino de procurar la calidad
de sociedad que quisiéramos ser. Sin duda, los bienes patrimoniales son importantes,
sin embargo, lo es más la calidad de vida de las y los habitantes de la ciudad. No se
trata de juzgar sin más, sino de mirar el pasado y recuperar el sentido de lo público,
justamente para poder pensar en quienes habitamos Cuenca. Las razones para la
declaratoria de Cuenca como Patrimonio Cultural de la Humanidad, se centraron en sus
características identitarias y valores excepcionales, se reconoce la fusión sincrética de
culturas, la traza del damero, entre otras. Sin embargo, existe una brecha importante, un
vacío, dado que, se ha priorizado, como principal valor, la conservación del patrimonio
edificado.
La declaratoria nos ha permitido estar orgullosos de nuestra ciudad y nos incita a
ser mejores ciudadanos y ciudadanas. La apropiación de ese legado hace parte del
concepto de patrimonio así también de la conciencia ciudadana, por ello es necesario
pasar de los objetos patrimoniales a los sujetos que construyen simbólicamente el
objeto de apropiación. Los objetos implican una memoria social, sin embargo los
valores son cambiantes, dinámicos y contingentes. Hoy, debemos preguntarnos: ¿qué
queremos conservar? y ¿con qué valores?
Es importante revisar la historia y la memoria, considerar el valor de los archivos
históricos como: el del CREA, judiciales, de la Curia Arquidiocesana; conservar registros
de la música, vídeos y fotografías; y, por supuesto, la memoria oral de las y los cuencanos
del área urbana y el área periurbana, de los artesanos, de los portadores de saberes,
de múltiples voces que han sido olvidadas. Muchas de las intervenciones que se han
hecho en la ciudad a partir de ser designada como PCH, son justamente, pensando en el
valor de los bienes coloniales, que representan una narrativa de la historia, y en función
de procurar un espacio en el mercado de turismo, sin embargo, no han incluido las
aspiraciones de la población y sus múltiples demandas culturales y sociales.
¿El patrimonio para quién?
Lamentablemente, la gestión del patrimonio no ha llegado a todos los sectores de
la ciudad y parroquias rurales. Ha quedado circunscrito al área urbana central y a la
participación de ciertas élites económicas, constructores, inversionistas, agencias de
turismo. Los distintos valores no fueron parte de los inventarios y muchas ocasiones el
patrimonio quedó en una disputa entre los expertos y académicos vs ciudadanía. Nunca
se consideró, qué es el patrimonio para las y los ciudadanos.
Así también, no existe un sistema de control efectivo que proteja el patrimonio
construído. Las casas antiguas desaparecen ante la mirada y paciencia de todos.
Tampoco existe un plan de gestión del Patrimonio, así como un plan o agenda de la
ciudad. Esta situación se expresa en diversos síntomas por ejemplo, la desaparición
de los huertos y jardines de casas del centro histórico, donde había árboles y se
alimentaban las escorrentías de las aguas lluvias; espacios culturales como los teatros y
espacios verdes del centro histórico convertidos en parqueaderos. De ahí la importancia
de exigir participación ciudadana en el Plan de Construcción del Centro Histórico. Los
ciudadanos debemos integrarnos a ese debate para garantizar que toda la población se
beneficie; lamentablemente, no existe un sistema adecuado de participación, por lo que,
hay que exigir una amplia convocatoria.
En 2010 se incorporaron un conjunto de reformas muy negativas, permitiendo
construcciones de más de 4 pisos. En diciembre de 2021 el Consejo Cantonal de Cuenca
aprobó una ordenanza a espaldas de la ciudadanía. La situación se complica cuando no
tenemos participación en el fondo de salvamento, que cuenta con $6 millones; tampoco
conocemos cómo se utiliza ese presupuesto. En conclusión, el asunto del patrimonio
cultural en Cuenca es un tema que debemos ampliarlo y ponerlo en discusión con
diversos sectores tales como la academia, el sector privado, los gestores culturales
etc. Como ciudadanos y ciudadanas, debemos asumir la responsabilidad cívica de
apropiarnos de nuestra ciudad, pues el patrimonio es en esencia, conocimiento y
sabiduría hecho práctica.
Gestión
La gestión del patrimonio de Cuenca requiere de un gran esfuerzo conjunto de
instituciones públicas, privadas y sociedad civil, con el objetivo de garantizar la
conservación y valorización de este importante legado para las generaciones futuras.
Desarrollar políticas públicas efectivas es urgente. Se requiere plantear políticas que
promuevan la conservación, restauración y puesta en valor del patrimonio no solo
edificado; recuperar el patrimonio inmaterial y reconocer los aportes de los diversos
pueblos que habitaron en este territorio para reconocernos como diversos. Se hace
urgente contar con un plan de gestión que, en la actualidad, no existe. La gestión del
patrimonio implica la responsabilidad de cuidar, transmitir y conservar el patrimonio
cultural para la actual y futuras generaciones, reconociendo la existencia y convergencia
al mismo tiempo, de distintos valores y culturas.
Es menester integrar el patrimonio en la planificación urbana. Incorporar la dimensión
patrimonial en los planes de desarrollo urbano y territorial, garantizando la conservación
y valorización del patrimonio en los procesos de crecimiento y transformación de
la ciudad, reconociendo y recuperando prácticas de manejo de los territorios más
coherentes y amigables con la realidad ambiental, geográfica y productiva de nuestro
territorio. Crear mecanismos de financiamiento sostenible. Diversificar las fuentes
de financiamiento para su gestión, que incluya impuestos, donaciones, patrocinios y
mecanismos de autofinanciamiento. Actualmente, las y los ciudadanos perciben una
gestión impositiva desde los organismos de regulación y rectoría en su empeño de
salvaguardar el patrimonio situación que orienta a la elaboración de políticas públicas
punitivas en desmedro de propietarios. Frente a tal situación, debería pensarse en
incentivos para los propietarios y custodios del patrimonio y gestores culturales. Se
requiere propender a una gestión participativa, esto es, fomentar la participación
ciudadana en la toma de decisiones relacionadas con la gestión del patrimonio, a través
de mecanismos tales como: presupuestos participativos y consejos ciudadanos.
Las universidades de Cuenca, son motor fundamental en esta dinámica, sin embargo,
sufren una situación de alejamiento de la dinámica social, cuando su pertinencia
social es su razón. Es importante que se convoque a la academia y ciudadanos, no solo
para validar lo que ya está hecho y decidido, sino para pensar y resolver en conjunto.
Pensar en conjunto las universidades y el GAD Municipal, proyectos de recuperación del patrimonio desde la crisis: Patrimonio, Memoria y Crisis. Fortalecer el conocimiento
y la valoración del patrimonio es impostergable. Realizar inventarios más completos
y accesibles, dando acceso además a los repositorios de información existentes, con
un sistema de archivo accesible para toda la población. Promover la investigación y
la difusión del patrimonio a través de diferentes medios, e involucrar a la ciudadanía
en procesos de identificación y valoración de su patrimonio. Reflexionar respecto a
que, el patrimonio de la ciudad se debe construir sobre la consciencia de la relación
urbano-rural que erige la ciudad, considerando los diversos patrimonios. Reconocer qué
sistemas de nuestra infraestructura agrícola se están perdiendo y también son parte del
patrimonio, como son los canales de riego, por ejemplo. Es necesario superar la posición
centrista y pasar a una visión multisectorial que permita democratizar el Patrimonio.
La conexión urbano-rural es débil y en conflicto ( esto último evidenciado en el uso
de los espacios públicos, por ejemplo). Esta situación se hace evidente cuando se
ha desplazado los saberes ancestrales, que, siendo parte de nuestra cultura, no son
valorados y se ha descuidado su conservación. Si queremos una gestión integral del
Patrimonio de Cuenca, es importante partir de una visión compartida del futuro de la
ciudad que integre la conservación del patrimonio con el desarrollo social, económico
y cultural. En esta medida es indispensable fomentar la educación patrimonial.
Incorporar la educación patrimonial en los currículos escolares y universitarios, así como
desarrollar programas de sensibilización dirigidos a la población en general.
Educación
Conocer, valorar, fortalecer, respetar, la memoria histórica, real e imaginaria colectiva,
es urgente, también y con ella, la conciencia histórica que es parte de la conciencia
ciudadana. La historia es indispensable para una educación democrática. Es necesario
generar espacios que incidan en todos los niveles de educación para la recuperación
del territorio como entorno (urbano y rural). Urgente volver a enraizar, conocer lo propio
y colocarse en las coordenadas del tiempo. El rol de la educación es, precisamente,
permitir que las personas piensen, reflexionen desde su propia espacialidad y
temporalidad, cultivando valores propios. Es necesario preguntarnos qué valores
queremos conservar para precautelar el futuro.
Es indispensable sostener y mantener la memoria del patrimonio y su valor social. La
institucionalidad debe reflexionar sobre lo público, siendo su rol construir ciudadanía,
asunto que debería cruzar toda acción municipal. Es evidente el desconocimiento
generalizado en la ciudadanía sobre asuntos de patrimonio y sus valores materiales e
inmateriales. Reflexionar sobre nuestras circunstancias como ciudad, es necesario para
lograr grandes acuerdos, considerando la necesidad de construir lo público desde el
patrimonio, incluido, el patrimonio construido desde el valor de la vivienda y la memoria.
Encontrar la riqueza y potencial que tenemos para proponer y generar políticas públicas.
Se hace notar que lo patrimonial cobra sentido en función de un proyecto de ciudad
que queremos construir con mayor permanencia en el tiempo. Imaginar la ciudad en la
que queremos vivir, entendiendo el derecho a la ciudad. Para esto es necesario pensar
la educación de manera amplia, más allá de la educación formal, esto es, enfocarse en
la construcción de ciudadanía, que es en lo que el GAD Municipal debería preocuparse.
Implica conocer y comprender de manera amplia y específica el horizonte de lo
patrimonial que recupere, entre otras cosas, la necesidad del arraigo.
Se sugiere proponer como proyecto en educación, la problemática del patrimonio
cultural en concierto con Rectores y Rectoras de unidades educativas de la ciudad para
problematizar la situación, generar ideas que se lleven a las aulas. Recuperar proyectos
que existieron relativos a patrimonio y participación ciudadana.
Pensar la ciudad a partir de su pasado, presente y futuro, es necesario. El conocimiento
de lo propio produce empoderamiento de la ciudadanía, y por tanto, su cuidado. La
educación formal resulta ser un espacio esencial para este objetivo es necesario
sostener una real intercomunicación entre centros de educación y la sociedad en
general, que permita pensar con parámetros similares.
Turismo
El patrimonio no es un fin en sí mismo sino un medio para la construcción colectiva y
democrática de la ciudad que queremos. Para ello, es necesario en primer lugar, pensar
y diseñar la ciudad que esperamos para luego ofrecer al turista la ciudad desde su
genuina y única naturaleza, no homogeneizada al modelo global, cada vez más presente
en la oferta turística actual.
Pensar la ciudad y su patrimonio desde el turismo resulta por demás reduccionista.
Sin embargo, la puesta en valor es lo turístico, esto es, tiene valor en la medida en
que se puede sacar provecho. La cultura, en esta dinámica se ha mal entendido como
emprendimiento, o actos festivos, una suerte de degradación del patrimonio en función
del visitante. El discurso actual está vinculado al turismo, no a lo identitario.
Es necesario recordar que la Declaratoria de Cuenca Patrimonio Cultural de la
Humanidad no nació con una orientación hacia el turismo, sino como reconocimiento
de nuestros valores excepcionales, sin embargo, la gestión del Patrimonio se ha
configurado de tal modo, que ha generado algunos efectos adversos, los que estamos a
tiempo de revisar. Adicionalmente, se ha posicionado la idea que el turismo dinamiza la
economía, esta situación ha generado conflictos entre visitantes y ciudadanos.
El Patrimonio edificado ha tomado mayor relevancia en el manejo de la conservación
y el cuidado, por sobre el patrimonio vivo, lo que ha provocado una interpretación del
patrimonio como mediación entre ente marketing turístico y conservación, cuando
en verdad se trata de una descripción que se adentra en una respuesta emocional,
subjetiva, espiritual y otros códigos de cuidado, esto es, patrimonio inmaterial e
identitario. Así, los bienes religiosos, por ejemplo, se han vuelto de uso turístico
irrespetando la religiosidad de la gente, rompiendo la cohesión social y la espiritualidad.
Indudablemente, en primer lugar, el Patrimonio es para los que vivimos en esta ciudad
y, en segundo lugar, para quienes nos visitan. Sin embargo, esta lógica está invertida
y Cuenca ha sido puesta en marketing como destino turístico y para ciudadanos
norteamericanos jubilados. Esta lógica ha llevado a los empresarios locales a invertir
multiplicando los rooftop, restaurantes de comida internacional, cafeterías, hoteles, con
costos imposibles para los locales, encareciendo significativamente la vida cotidiana,
segregando a los ciudadanos locales de estos espacios, o imposibilitando que la gente
pueda vivir en ellos.
Es necesario promover un turismo que beneficie a la ciudad y a sus ciudadanos,
preservando el cuidado de los espacios públicos y de la vida de la gente. Se ha
fortalecido una gestión gentrificadora que terminará por profundizar problemas para
los habitantes de nuestra urbe. Esta constatación se debe en gran parte, al turismo
constituye un eje de poder de propietarios de negocios hoteleros y de comida donde se
mueven capitales. Punto de inflexión: en el turismo, el valor de cambio predomina sobre
el valor de uso. Una lógica del espacio público privatizado. Las políticas públicas están
a beneficio de negocios; esta situación se evidencia por ejemplo, en el uso de veredas,
miradores y los mejores espacios públicos para estos propósitos. Es necesario generar
políticas públicas que impidan la mercantilización del patrimonio.
Construir políticas de gestión del turismo con la participación de la ciudadanía y no al
revés. Recuperar el espacio público, por ejemplo, para el ocio (que no es lo mismo que
turismo), esto es, espacios de encuentro y convivencia entre vecinos. Otros asuntos de
interés son: la integración de modalidades como turismo en los barrios y comunidades
que permita democratizar sus beneficios; potencializar los mercados agroecológicos
que constituyen una fuente de saberes y valores de la cultura rural y gastronómica;
valorar los mercados como lugares de encuentro de lo rural con lo urbano; respetar,
recuperar y reivindicar la labor y el conocimiento de las mujeres sanadoras y yerbateras
ubicadas en los peores espacios de los mercados y ofrecer un lugar digno para el
ejercicio de sus prácticas.
Proteger a los productores locales, artesanos, productores de alimentos, gestores
culturales, promoviendo el consumo de lo nuestro y evitando la invasión de productos
extranjeros. Así mismo, superar el abuso de las operadores turísticos que llevan a
los visitantes a comprar artesanías y se benefician por esas giras. Impedir el turismo
depredador tanto como su romantización que tiene como consecuencia, el abuso de
lugares naturales turísticos tales como El Cajas, Soldados, etc. La Academia debe evitar
una formación con esos parámetros y fortalecer nuestra memoria histórica de valor
fundamental. Se recomienda evitar los eslóganes como: pueblo mágico, destinos para
los retirados o culinary capital, pues desnaturalizan el sentido de identidad de nuestra
ciudad.
De otra parte, la producción de eventos no puede priorizar lo extranjero por sobre los
artistas locales, es necesario apoyar los talentos locales.
Generar proyectos educativos para turistas con nuestra gente, que, además, provean
recursos para preservar lugares, por ejemplo, el proyecto del Biocorredor del Yanuncay.
Preocupa que determinadas operadoras en El Cajas cobren $100 al visitante extranjero,
y que al mismo tiempo no se contribuya a ETAPA-EP y a la preservaciónde este Parque
Nacional.
La ciudadanía exige a las instituciones públicas dimensionar los reales efectos negativos
y positivos del turismo en la ciudad; demanda además datos numéricos veraces y
completos. Se ha detectado que son distintos los datos oficiales y los de las empresas
de turismo y sector inmobiliario, por eso no cuadran y el acceso a ellos es casi imposible.
Hoteleros y restaurantes resultan ser juez y parte, levantan información a su cuenta y
riesgo, generando cifras exageradas, o mostrando bondades del turismo, cerrando las
puertas a la investigación seria.
Cultura
Después de veinte y cinco años de la Declaratoria, la ciudad ya no es la misma. Al
observar las acciones desplegadas por la administración local en pos de los premios
para los que postula Cuenca, urge pensar qué ciudad queremos habitar y que ciudad
queremos dejar a quienes vienen.
Hay que pensar la ciudad en su diversidad, en sus diferencias, en sus desigualdades,
en los espacios en que aún se vive la exclusión y la precariedad, por ejemplo, la de los
actores culturales, que no se cuenta. Es necesario, recurrir a la historia, a la memoria, y
al reconocimiento de las múltiples realidades que conforman a Cuenca. Adicionalmente
se debe reflexionar en los territorios aledaños, la ruralidad, la territorialidad, lo grupos
subalternos, la gestión mercantilista y eventista de la ciudad vista como un modelo
exitoso para el patrimonio. Es necesario pensar la ciudad a partir de sus diferencias,
desigualdades y particularidades, no desde una perspectiva homogeneizante. Hay
narrativas ocultas de las que no se dice nada. Hay que reflexionar sobre las memorias
ocultas, y de aquello que no se ha evidenciado.
Preguntamos si existen, y en qué condiciones se encuentran los archivos visuales,
documentales, sonoros, y demás, que cuentan la historia de la ciudad. La investigación
requiere una gestión adecuada y uso social de archivos, para ello es importante,
acciones conjuntas con la academia y organismos de control ciudadano. Es necesario
saber qué se está haciendo con las investigaciones y documentos que se elaboran en las
universidades. Los archivos históricos de Cuenca son indispensables para reconstruir
las narrativas sobre la ciudad.
Debemos rechazar la visión excluyente y folklorización de las expresiones culturales,
de la plurinacionalidad. Aprender sobre el patrimonio inmaterial, preservando archivos,
elaborando nuevas narrativas, como en el caso de La huaca del Señor de Girón, o
la huaca del señor de Belén, en Turi, por ejemplo. Tratar de responder lo que queda
irresuelto, en la protección de la geografía sagrada, de la arquitectura vernácula en lo
material e inmaterial.
El espacio público se encuentra secuestrado por la institucionalidad, es el caso, por
ejemplo, de los artistas y de sus actividades que son constantemente precarizadas por
el incremento del turismo. Es necesario discutir políticas públicas relativas asentadas
en la realidad.
¿Cuál es la pertinencia del patrimonio cultural para solucionar problemas actuales? Hay
que pensar cómo el patrimonio material e inmaterial pueden resolver problemáticas hoy.
Ambiente
Una grave situación socio ambiental atraviesa la ciudad. Se detecta falta de conciencia
ambiental y de conexión entre campo y ciudad, que permitan desarrollar políticas de
cuidado del ambiente y de zonas naturales aledañas.
La cuenca del Paute tiene una amplia biodiversidad entre la que se cuenta una variedad
grande de mamíferos, reptiles y murciélagos. Se destaca la importancia de esta
cuenca como generadora de humedad y de agua, y su aporte hídrico al Río de Santiago,
tributario del Marañón. Dentro de esta cuenca está el Parque Nacional Cajas. La
cuenca del Paute forma parte del Macizo del Cajas que es la quinta Reserva de Biósfera
del Ecuador, declarada por la UNESCO como parte de la red mundial de Reservas de
Biósfera. Con casi un millón de hectáreas, abarca las vertientes Pacífica y Atlántica de
la Cordillera Occidental, y tiene zonas núcleo, de amortiguamiento y de transición, e
incluye territorios de Azuay, Cañar, El Oro y Guayas. Genera agua para la región, gracias
a la nubosidad del Oriente que viene por la cuenca del Paute y nubosidad del Pacífico
que sube por el Parque Nacional Cajas y que produce humedad y agua para el valle de
Cuenca. El avance de la frontera agropecuaria y la minería son los graves problemas que
enfrenta el Macizo del Cajas, y que conllevan la consiguiente deforestación de bosques.
En cuanto a la explotación minera, 15.000 hectáreas están concesionadas en la región.
En el caso de Quimsacocha, y a pesar de haber ganado el “No” en la Consulta Popular a la
explotación minera cerca de fuentes hídricas, sigue en pie el proyecto de abrir minas en
este humedal, en el cual existe un 10% de arsénico.
El cambio climático es la causa de la disminución en la evapotranspiración desde la
Amazonía, pues la deforestación hace que cada vez sea menor la capacidad de los
bosques de atraer lluvias. También se anota que la presencia de incendios forestales
en el Cajas se da cada vez más por la disminución de bosques. Y con la destrucción de
ecosistemas de páramo se acaba la vegetación y por ende disminuye la cantidad de agua
para la región. ETAPA se ha hecho cargo de Parque Nacional Cajas en los últimos años,
pero no ha dedicado un presupuesto viable para la mantención y cuidado de la zona.
En la gestión del Arq. Fernando Cordero como Alcalde, el Municipio se preocupó por el
cuidado del Cajas y estaba a cargo del proyecto para declarar el Macizo del Cajas como
una Reserva de Biósfera, pero luego las siguientes alcaldías dejaron a un lado el plan
que ya estaba realizado a principios de la década del 2000. En el 2013 ETAPA apoyó
este proyecto. En el 2021 se realiza el referéndum a través del cual la ciudadanía decide
rechazar la actividad minera en Loma Larga y en regiones que sean fuentes de agua,
pero no se cumple esta decisión y la actividad minera sigue siendo un grave peligro para
las áreas naturales. El presupuesto del Municipio, ETAPA y Prefectura para cuidado del
ambiente es muy bajo.
“El 28 de mayo de 2013, este territorio fue integrado por el Programa de El Hombre y
la Biosfera (MAB) de la UNESCO a la Red Mundial de Reservas de Biosfera, como un
reconocimiento a los procesos y experiencias locales hacia el desarrollo sostenible”
(ETAPA, https://www.etapa.net.ec/gestion-ambiental/desarrollo-sustentable/macizodel-
cajas/).
EN CONCLUSIÓN: Es imperativo la preservación de áreas naturales que son patrimonio
de la ciudad, y de continuar con el plan de proteger el Macizo del Cajas como Reserva de
Biósfera del país.
Es indispensable la creación de un plan de educación ambiental para el campo y
la ciudad, que garantice el conocimiento de la ciudadanía sobre la importancia de
preservar estas áreas naturales y el riesgo que se corre con el problema del cambio
climático que ya es un hecho. Aprovechar la emergencia actual para desarrollar un
programa de conciencia ambiental en el campo y la ciudad, y que incluya evitar la
tradición de las quemas.
Es necesario conocer y hacer seguimiento de los proyectos que el Municipio, ETAPA
y el Ministerio del Ambiente tienen planificados para favorecer y mantener las áreas
naturales. Presionar al gobierno local a que se haga público el destino de los fondos
sobre los tributos que paga la ciudadanía para el presupuesto para la Comisión de
Gestión Ambiental.
Es apremiante construir un observatorio ciudadano para exigir cuentas sobre el
presupuesto para cuidado del ambiente a ETAPA y al Municipio.
Colectivo Cuenca Ciudad para Vivir