Ser peatón en la ciudad me permite recorrer y sentir con nostalgias, curiosidad, anhelos y preguntas. No vivo en mi ciudad, por eso tal vez la recorro ávida de encontrarme, sentirme, y hacer las paces para seguir mi camino. Hablar de Cuenca necesariamente nos dirige a su corazón, su centro histórico, este centro que se levanta y oculta la historia Cañari e Inca, que nos muestra la ciudad afrancesada, con hermosos detalles decorativos de latón en marcos de puertas y ventanas; tallas de madera en aleros, balcones y puertas; pintura mural en fachadas, patios interiores y corredores; mármoles, piedra bola con huesos de res y adoquines en pisos de las calzadas y en algunos zaguanes, baldosas industriales de colores y texturas.
Asomándonos por las puertas de las casas patrimoniales, también advertimos que han transformado los antiguos patios y huertas en parqueaderos públicos, algunos interconectados entre sí que modifican la estructura de los solares, pero también nos permiten observar en altura los detalles constructivos de las fachas posteriores, ésos espacios que sus dueños no se afanaron en decorar. Son altas paredes de tapial, adobe y bareque que han perdido su recubrimiento, con balcones o terrazas más sencillas y cómodas, para salir tranquilamente a tomar el sol, secar la ropa y mirar hasta no hace mucho tiempo, los huertos con antiguos árboles frondosos de capulí, nogal, cocos, higos o peras.
Me son particularmente reveladoras las primeras horas de la mañana, cuando se abren las puertas de los negocios, y salen apresuradamente los comerciantes y dueños a baldear las puertas y recovecos para instalar sus mercancías. Bulle en movimiento los mercaderes para colocar mesas, vitrinas, maniquíes, globos, y perchas en el límite entre las veredas y puertas, corredores, tiendas y zaguanes en todo el centro histórico, para la venta de pijamas térmicas de miles de colores, diseños y tamaños; calentadores; jeans; ropa deportiva e interior en sus respectivos maniquíes; también se vende en Cuenca los famosos zapatos hechos en Gualaceo. Intercalados en este sin fin de colores y texturas de peluche, veo que han prosperado otro tipo de negocios como la venta de accesorios para celular; farmacias y pequeños cafecitos que ofrecen platillos tradicionales. Recuerdo, que un ambiente parecido caracterizaba a la calle Presidente Córdova, parte de la Gran Colombia y la Padre Aguirre, ahora también observamos éstas actividades en las calles Bolívar, Sucre, Benigno Malo y Borrero. Éste movimiento económico, ésta estética urbana confieren un nuevo estilo de vida; ésta vida, éstos ritmos se traducen en redes de apoyo, negocios e intercambios culturales; es el tejido social del centro de comercio y vida diurna del centro histórico de Cuenca.
La otra cara de la ciudad se revela cuando se encienden las luces de la noche, poco a poco se cierran los almacenes, negocios y pequeños emprendimientos que atienden durante el día. Por la noche, permanecen abiertos únicamente los negocios que atienden a turistas y noctámbulos, mientras los pisos altos de las casas patrimoniales permanecen a obscuras y se han cerrado las puertas y ventanas.
Las casas del centro histórico poco a poco se han transformado en bodegas o están deshabitadas, a partir de las 19:00 horas hay que caminar un poco más rápido, ¡porque no se sabe!, hay una percepción de mayor inseguridad porque las calles van quedando vacías, entonces, poco a poco vamos perdiendo la costumbre de caminar por la ciudad, no reconocemos a nuestros vecinos, la ciudad se vuelve extraña. Los nuevos usos de los espacios públicos, de las viviendas patrimoniales, o de los inmuebles emblemáticos evidencian cómo se vive la ciudad. Por otro lado, encontramos solares derruidos, casas abandonadas, cascarones vacíos o fachadas en pie, que son muestra del esquivo equilibrio entre memoria y el patrimonio con los anhelos de “desarrollo” para otros.
Fotografía: Centro Histórico de Cuenca, junio 2021
Licenciada en Ciencias de la Educación, especialización de Historia y Geografía. Docente e investigadora universitaria. Magíster en Conservación y Administración de Bienes Culturales. Restauradora de bienes muebles. Especialista restauradora de textiles, escultura policromada y pintura de caballete. Investigadora especializada en Museología y Museografía. Investigación, conservación y reinterpretación del patrimonio cultural textil.