Estudiar el pasado para entender y comprender mejor el presente porque es nuestro guía y nos ayuda a saber quiénes somos y enraizarnos en el “aquí”.
Yanantin es la categoría filosófica que organiza el cosmos andino; así lo encontramos en uno de los libros más antiguos: Dioses y hombres de Huarochirí orientado hacia la dualidad, la cuatripartición, el principio de igualdad entre hombres y mujeres. Yanantin es la complementariedad que nuestras ancestrxs practicaron y nos enseñaron. Lamentablemente con la imposición del sistema patriarcal colonialista y racista que se impuso hemos ido perdiendo espacios territoriales, políticos, económicos y simbólicos.
Yanantin viene de yana-ntin. Yanay, amor, relacionado con el corazón, el yana tiene que ver con yachay, saber; yanapani, ayudarse así mismo, yanapanakuni, ayudar el uno al otro. Este significado es el que se acerca a la reciprocidad total. El -ntin connota la idea de lo entrelazado, inclusión acompañamiento, oposición adyacente con relación a algo (Amorín Quispe, 2007, p.188). Entonces Yanantin expresa el principio de las polaridades, la idea de juntar los pares para construir un todo. Solo los dos juntos forman un todo. Lo vital en el yanantin es la dualidad que existe entre las partes que se encuentran. De esta forma la persona se completa con el otro/, así como el saber y el amor en el desarrollo del allin kawsay. Yanantin en la chakra significa ayudar, fortalecer a la planta, a la primera mano.
Estermann dice la realidad toda es como un conjunto de seres, estares y aconteceres interrelacionados (Estermann, 1998, p.116). El principio de racionalidad se manifiesta como una red de nexos y vínculos, es la fuerza vital de todo lo que existe. La ética andina es un conjunto de principios que apuntan a la conservación del orden cósmico y obedece a los principios de complemetariedad, correspondencia y reciprocidad (Estermann, 1998, p. 231).
El principio de relacionalidad se manifiesta en varios principios: el de correspondencia, el de complementariedad o inclusión de opuestos y el de reciprocidad o de constante compensación (Yánez, 2002, p. 38). El principio de la complementariedad es la inclusión de opuestos: cielo, tierra, sol, luna, masculino, femenino, son complementos necesarios para la afirmación del ser humano, así como en lo geográfico, la bipartición: hanan/hurin, se opone y se complementa. Así como Arguedas nos dice, el encuentro de dos zorros, el zorro de arriba y el zorro de abajo. Lo impar es incompleto y débil, necesita de su otro para fortalecerse. En la lógica andina, el mundo se comprende como un conjunto sexuado donde lo masculino y lo femenino forman el eje de la relacionalidad cósmica. En la reciprocidad cósmica, la mujer es el centro mismo de la red de relaciones (Estermann, 1998). Hombre y mujer son seres o estares sociales, sometidos a ciertas reglas de comportamiento.
Por tanto, lo masculino y femenino no son categorías excluyentes sino complementarios (Yánez, 2002, p, 20). Así Chaupiñamca y sus linajes de perspectiva femenina, se complementan con los ayllus y linajes de Pariacaca por el control del agua; así como Manco Capaq y Mama Ocllo, los incas legendarios, se complementaba en el poder y el control del Hanan Cusco y Hurin Cusco.
En las sociedades andinas “Era muy nítida la división y distinción de sexos, en el sentido de lo que se denomina paralelismo de género” (Yánez, 2002, p, 83). Esta división lo encontramos en los mitos de Waruchirí; ellos nos hablan del paralelismo entre Pariacaca y Chaupiñamca, que representa la dualidad como eje fundamental en la vida de las comunidades (Yánez, 2002, p. 84). La diosa Chaupiñamca es la contraparte de Pariacaca. Chaupiñamca es la poseedora de una gran capacidad sexual y por eso cumplía dos funciones: ser una madre biológica en forma individual y ser la madre simbólica de toda una región. Cuando tiene que tomar decisiones no actúa sola, sino consultando a las otras, como un consejo de ancianas. Los rituales que hacían a Chaupíñamca eran idénticos o iguales a los que hacían a Pariacaca. Lo que ocurría a nivel de espíritus y wakas ocurría también a nivel de la vida diaria de la gente común. En este sentido, las wakas son solamente representaciones simbólicas de la vida diaria y común de la gente de Waruchirí y las comunidades.
Los mitos nos hablan no solo de géneros paralelos sino de una cierta supremacía de la mujer. Silverblatt explica con muchos argumentos la igualdad de derechos con que la mujer accedía al uso de la tierra y todos sus recursos, especialmente en tiempos preincaicos (p. 160, 166).
La jerarquía de género fue impuesta por los europeos según su concepción sobre género y sexo. Al consolidarse la colonización las mujeres cayeron en la dominación de la sociedad patriarcal, Guamán Puma señala que las instituciones occidentales eran brutales e inhumanas para la mujer colonizada, es decir quedó en situaciones de desamparo y se cargó toda la culpa a la mujer victimizada, se cayó en la degradación moral y desvaloración de la mujer. Las convirtieron en brujas y fue su forma de resistencia a la deshumanización.
La descendencia paralela empezó a jerarquizarse dependiendo del rango de la cercanía a la fuente del poder simbólico, la jerarquización iba por el lado de la edad y la clase, señala T. Zuidema, (1990). A su vez Silverblatt (1990) señala que el concepto de ayllu transformó con la invasión europea cambiando las reglas de acceso a recursos por parte de las mujeres y los hombres. Un patriarcado que se basa en un falso “superior” y se mantiene sobre el miedo de perder el control sobre las runas, las mujeres.
No obstante, en nuestros ayllus, en nuestra vida diaria se mantiene –aunque disminuida, opacada–, esta filosofía del YANANTIN que significa que hombre y mujer son la mitad de un TODO que se complementan y se corresponden mutuamente; y de este concepto surge la expresión. “Hoy yo hilaré mañana tu harás. Si no puedo tú me ayudarás y cuando tú no puedas hacerlo yo estaré alli para darte mi mano”. Siempre los dos, juntos, como un todo, no es teoría, es vida en unidad. Pues de niña yo veía como los hombres hilaban. El hilado no era exclusivo de mujeres, ni el tejido lo era de los hombres. El arado de la tierra tampoco era exclusivo de hombres, había mujeres que lo hacían. Escuché decir a mi madre y mis abuelas que “tayta Angel” hila en mi Chukidel, que “julanita” del ayllu de Illinchu ara sin problemas cuando su pareja no puede hacerlo. Haber vivido esta realidad me llena de tristeza al ver y sentir ahora la terrible violencia y subordinación en la que nos encontramos.
Concluyendo, la concepción europea subordinó a la mujer y atribuyó a ella como un instrumento diabólico, entonces la mujer se hizo bruja.
Lo masculino y femenino coexisten en el mismo nivel, pero con funciones distintas. Es decir, ambos tienen funciones públicas y domésticas. En el ámbito público, la warmi-mujer se transforma en “mama t’alla” o “señora autoridad” como en una mitad componente del gobierno comunal. En la filosofía del Yanantin está realmente la igualdad de género que ahora se discute y se lucha para transversalizarlo en todas las instituciones. Sin embargo, luego de muchas batallas diarias veo la esperanza de un día nuevo. Todavía no llegamos, pero algún día levantaremos nuestra voz junto con nuestra whipala, y solo allí el patriarcado será derrotado, no será más. Tenemos que seguir caminando hacia el retorno del equilibrio, el yanantin y la relacionalidad porque todo está vinculado. Debemos trabajar colectivamente como un Todo porque si hay sol hay luna, si hay cielo hay tierra, si hay otoño hay primavera, nada funciona por separado, solo con uno. Esto es allin kawsay, a la que anhelamos llegar.
Referencia bibliográfica
Choque, M. Eugenia, 1999. Subordinación de la mujer indígena, Universidad de Purdue, EEUU.
Estermann, Josef, 1998. Filosofía Andina. Estudio ntercultural de la sabiduria autóctona andina, Quito, Abya Yala.
Yánez del Pozo, José, 2002. La filosofía dialógica intercultiral del Manuscrito de Waruchirí, Quito, Abya Yala.
Silverblatt, Irene, 1988. Luna, sol y brujas. Género y clases en los Andes prehispánicos y coloniales, Centro de estudios regionales andinos Bartolomé de las Casas, Cusco.
Nativa de Saraguro. pertenece a la nacionalidad Kichwa. Estudió en Zamora en la Escuela de Líderes. Cursó estudios universitarios en Cuenca. Es abogada, tiene estudios en lengua y literatura, es magister de Estudios de la Cultura y un Diplomado en Educación Intercultural Bilingüe. Maestra de secundaria y educación superior, investigadora. Ha publicado varias obras, así como artículos en revistas y periódicos. Ha desempeñado varios cargos vinculados a Educación Bilingüe. Es conductora del programa Ñukanchik llata Kashpa (Nuestra identidad) en la Radio comunitaria de Saraguro “KIPA RADIO”, FM 91.3.