“Los que no puedan entender morirán los que entiendan vivirán…”
Código de Chilam Balam
A propósito del 10 de diciembre del día de los derechos humanos quisiera reflexionar sobre la teoría de resistencia de los pueblos originarios, derechos humanos declarados “universales” que sin embargo no se cumplen para todas las sociedades y mucho menos para los pueblos indígenas. Pues desde el periodo colonial se había confinado a los pueblos, los “otros” con sus idiomas, conocimientos y prácticas a una condición subalterna y de invisibilidad, fabricaron “el otro en cuanto otro”, y lo redujeron al espacio del no humano, para legitimar la explotación y la opresión (Perino, 2022). Desde el inicio los estados coloniales y republicanos nos han considerado peturbadores válidos únicamente para la explotación productiva.
Enfrentamos a la carencia de empleo, no acceso a viviendas, pensiones jubilares ínfimas, alza de precios de servicios básicos, de los alimentos, el trabajo de las mujeres nativas, despojo de territorios; miseria, hambre, falta de salud y educación, inseguridad; realidades que llevan a permanentes luchas en las calles por una vida digna, que es la teoría de los derechos humanos. Los pueblos nativos hemos interpelado permanentemente a una sociedad profundamente racista y excluyente. Los estados naciones han tenido que enfrentarse a una multitud de pueblos de sus estados que han alzado sus voces en la exigencia de políticas y derechos negados. Y la respuesta ha sido balas, jaulas de cárceles y muertes, destitución de presidentes electos democráticamente por los pueblos, campesinos, originarios o nativos y sectores empobrecidos.
El Observatorio de Derechos de los Pueblos por la Solidaridad Internacional nos da a conocer las permanentes violaciones a los derechos de los pueblos originarios al uso de sus territorios, a la educación y al desarrollo de las lenguas maternas. Los estados nacionales han producido conocimientos y desde allí han diseñado y aplicado políticas masificantes como la inclusión de danzas, gastronomía, vestimenta, artesanías y un ambientalismo al promocionar las culturas de “andino” y del Abya Yala (Guerrero, 200: 45 en Perino, 2022). En esta forma nos mercantilizan y folklorizan.
El acceso a la educación es un derecho -parte de los derechos humanos-, que hasta el momento no se cumple para los sectores rurales y excluidos. El racismo es un factor predominantemente que excluye a las personas de este derecho. En la actualidad el 23,7% de personas de los pueblos y nacionalidades entre 25 a 35 de edad tienen educación superior frente a 46,5 % para los mestizos (Andrés Mideros Mora, Primicias, 7 de diciembre 2022). Cifras que demuestran que la educación es un privilegio, nacer pobre es un obstáculo para alcanzar este derecho. Las brechas ciudad-urbano y el área rural y campo son factores que hacen que la educación sea un privilegio de pocos y no sea un derecho humano.
Es lamentable constatar que muchas de las políticas de los gobiernos, diseñadas e implementadas para atender a los pueblos y nacionalidades han sido integracionistas; ante los reclamos y los proyectos educativos de los pueblos originarios se imponen criterios foráneos, creando una relación conflictiva entre las poblaciones indígenas y el Estado. Lo que ha ocurrido con muchas iniciativas de EIB que en la práctica y debido al limitado alcance que ha tenido en la mayoría de los países latinoamericanos, es una educación dirigida solo hacia las comunidades indígenas y no se comprende el sentido amplio que significa la interculturalidad.
Recordamos ¿Cuáles fueron los objetivos del proyecto educativo planteado por la CONAIE y el movimiento indígena?
Construir mediante la interculturalidad, un proyecto decolonial y liberador que mediante la recuperación histórica y cultural se logre la autodeterminación y la autonomía. Para alcanzar esto se fortalecerá las organizaciones y mantendrá relación con las comunidades a fin de fortalecer la defensa de sus territorios y desarrollo de los conocimientos mediante las prácticas permanentes de sus idiomas, y construir una nueva sociedad plurinacional e intercultural.
¿Cuál es nuestra realidad?
Los centros educativos siguen siendo dispositivos para continuar con los estados nacionales asimiladores integracionistas. En las que las desigualdades sociales, las violaciones a los derechos humanos continúan encubiertos por la concesión de derechos culturales, sin redistribución de riquezas ni re estructuración del sistema económico, lo cual es palpable en lo ocurrido con los “las mesas de diálogos del gobierno” que no se cumplen. En el proyecto de EIB se ha reconocido el derecho de utilizar el idioma indígena en el contexto de una educación solo para las comunidades y no para toda a la sociedad, si la Constitución señala que Ecuador es un país plurinacional e intercultural por qué no se cumple el Art. 347 numeral 10 el estado es responsable que se incluya en los currículos el aprendizaje de una lengua ancestral en forma progresiva. Ha transcurrido más de una década y no existe establecimiento hispano “intercultural” que haya iniciado la enseñanza de un idioma nativo a la juventud y niñez. Por tanto, se observa y se vive que estos derechos se traducen solo en una retórica multiculturalista. Si bien se afirma la diversidad cultura de país, se concede poco espacio a aplicar las acciones reales que cuestionen las estructuras del poder que reflejan múltiples formas de violencia hacia los pueblos y nacionalidades.
De ahí que varios sectores sociales y algunos académicos de los pueblos y nacionalidades vienen cuestionando, desde hace muchos años ¿por qué la EIB es solo para la población indígena? ¿Por qué únicamente las comunidades y nacionalidades deben aprender dos idiomas y la población mestiza no? Esto nos lleva a cuestionar qué tipo de EIB tenemos que desarrollar las nacionalidades. Y sí, esta educación resuelve los múltiples problemas que tenemos los pueblos y toda la sociedad.
Por tanto, es necesario clarificar el pensamiento de ejercer el derecho a la EIB como una propuesta liberadora para la construcción identitaria y de una nueva sociedad basada en nuevos paradigmas. Este discurso de EIB puede tener tres tendencias, según Perino (2022):
1) Responder a una propensión intrínseca al conflicto decolonial del movimiento indígena en la reivindicación de su rol dentro de la sociedad ecuatoriana, en aquella lucha por el reconocimiento de sus raíces en la cual encuentre el camino para construir un nuevo protagonismo en la Nación.
2) La construcción de una estrategia que encuentra en los pueblos nativos una manera de articular una lucha común a nivel local, nacional y global.
3) La EIB funcional al estado y ser una estrategia estatal para debilitar un movimiento social que fue capaz de movilizar a todo un país contra las medidas neoliberales.
Muyolema (2022) señala que la interculturalidad tiene que entenderse en tres dimensiones: 1) Una dimensión cognoscitiva, es decir conocer la cultura del otro, convivir con esas ostras sociedades.
2) Una dimensión emotiva, que convierta el conocimiento en una actitud positiva, una actitud de respeto de la sociedad mestiza.
3) Una dimensión imaginativa, tener una mente abierta para aprender de los otros y otras. Tener una conciencia que podemos aprender de otras culturas, ya que toda cultura tiene algo que aprender y enseñar.
Cambiar esta realidad excluyente demanda una mayor conciencia de clase y toda una reestructuración económica, política y social y la redistribución de las riquezas para disminuir la desigualdad y la pobreza. Lo cual se siente complicado ante el fortalecimiento de las derechas y grupos oligárquicos. Ellos defienden las políticas neoliberales y han negado toda posibilidad de vida más digna, niegan el derecho al empleo en los poderes gubernamentales. No tienen sensibilidad ante el sufrimiento ajeno y mucho menos compasión por los más débiles; su individualismo y poder los ha convertido en seres no humanos con ideología de monstruos. En palabras de Guamán Poma “el mundo está al revés” estamos en el desorden social, el caos social provocado por los grupos oligárquicos, dueños del poder. Cómo entender los problemas actuales. sin entender que el mismo ser humano en sus ansias de poder ha creado un “desorden cósmico por no respetar las leyes del universo, el tiqsimuyu; y reemplazarla por las leyes humanas creadas por estos mismos grupos de poder. Nuestres ancestres concibieron al Universo o tiqsimuyuj como un universo equilibrado, en armonía, comprendieron que este universo tenía leyes físicas, que nunca varían y que en él había ciclos solares, lunares, estaciones y temporadas. Bajo este pensamiento adaptaron el ciclo humano agrícola al ciclo climático que a su vez depende del ciclo solar.
En conclusión ante esta amarga realidad de monstruos e injusticias, de caos social, económico y político, el hilo conductor de nuestra resistencia ha sido el mantenimiento de una filosofía de vida centrado,en el “Orden cósmico” y por eso nos queda la esperanza de continuar tejiendo voluntades para enfrentar todo tipo de violencias estructurales. Unirnos porque somos “muchas, muchos, somos fuertes, valientes mujeres, humanos, niños jóvenes, ancianos” (María Guz). La sangre de nuestres ancestres y nuestra sangre están coordinadas por eso los pueblos están enlazándose cada vez más y moviéndose como el Tiqsimuyu que es el principio que se mueve eternamente.
Nativa de Saraguro. pertenece a la nacionalidad Kichwa. Estudió en Zamora en la Escuela de Líderes. Cursó estudios universitarios en Cuenca. Es abogada, tiene estudios en lengua y literatura, es magister de Estudios de la Cultura y un Diplomado en Educación Intercultural Bilingüe. Maestra de secundaria y educación superior, investigadora. Ha publicado varias obras, así como artículos en revistas y periódicos. Ha desempeñado varios cargos vinculados a Educación Bilingüe. Es conductora del programa Ñukanchik llata Kashpa (Nuestra identidad) en la Radio comunitaria de Saraguro “KIPA RADIO”, FM 91.3.