La realidad de los medios de comunicación en el Ecuador es la misma que la de cualquier latitud de este planeta azul: en sus inicios fueron emprendimientos familiares llenos de ilusión, luego empresas con invaluable poder de servicio. Hoy por hoy, víctimas de los nuevos modelos de negocio y el desplazamiento ordenado por los ordenadores.
Pero aquello de “Llegar, y comenzar de nuevo”, no es un tema para todos. Conocí Ondas Azuayas cuando a finales de la década de los setenta, pero sobre todo a inicio de los ochenta, ayudaba a mi padre, Vicente Tello, en sus tareas de fotografía de prensa. Conocer a un periodista era reconocer a todos, siempre marcando a una gran familia. Era Ondas Azuayas “del doctor Pepito”, solía decir mi padre para referirse a José Cardoso y su empresa llena de decoro, donde los periodistas accedían a beneficios laborales de ley porque se entendía el conflicto de interés que significaba el que aquellos “vendan publicidad”. Una empresa donde se hablaba de producción, tal como se enseñaba en las aulas universitarias.
Ondas Azuayas nace por obra y gracia de los hermanos José Antonio y Alberto Cardoso Feicán, al parecer el 17 de marzo de 1949, según reportes de prensa de la época. Cuenta la historia que el director de la “Decana de la Radiodifusión en el Sur Ecuatoriano” –ha transmitido de forma ininterrumpida desde su creación– en diferentes épocas fue encarcelado, excomulgado, enjuiciado todo por un mismo actor con diferente púlpito: la intolerancia.
La empresa llegó a tener incluso un canal de televisión: Canal 5 de Cuenca. Mucho antes de estudiar Periodismo, hacía de operador de cámaras en el segmento de noticias, asumiendo reemplazos al personal de planta.
La tormenta perfecta
Lo que se anticipaba en el Ecuador con la desaparición del emblemático diario “Hoy”, era solamente la punta del iceberg. Superando los tintes políticos que se pretendió dar a la desaparición del Diario capitalino, era incuestionable que había llegado a los medios ecuatorianos lo que Ramón Salaverría llamaba “La Tormenta Perfecta”1. Diario Hoy dejó de circular el 29 de junio de 2014, tras 32 años de publicación ininterrumpida. Para la época, más de una empresa luchaba por cuadrar los cada vez más onerosos egresos, con los cada vez más escasos ingresos. El modelo de negocio estaba fracturado por la gama de accesos a la información permitida por la internet, una red que introdujo la inevitable condición de canibalismo periodístico: acá se encontraba todo con un nuevo formato, nuevos canales de distribución, nuevos soportes. Un espectro donde para la radio no solo se hablaba, sino se escribía; la televisión no solo mostraba imágenes, también distribuía audio. Donde la prensa requería del discurso audiovisual. La gran Convergencia Digital, la llamaron.
“Casi todas las empresas periodísticas llevan años de recortes que, en no pocas ocasiones, han conducido incluso al cierre de cabeceras. Estas medidas afectan a todo tipo de medios –diarios, revistas, emisoras de radio y televisión, agencias, portales de internet– y en cualquier escala –local, regional, nacional e, incluso, internacional–. Uno de los principales damnificados de este derrumbe es el colectivo de los periodistas.” (Salaverría, 2009)
La tormenta perfecta se conformaba por la pérdida de capacidad adquisitiva de la población, la disminución de derechos para periodistas y los cada vez más bajos ingresos de los medios, y así empezaron a morir. Diario El País de España ha dejado de vender casi cien mil periódicos menos al día, de lo que comercializaba a inicios de siglo; en un lapso de cuatro años seis mil periodistas perdieron su empleo, sólo en España. En Estados Unidos, sólo en el 2011, todas las empresas periodísticas hicieron un recorte de 7,4 % de su personal de planta.
Los nuevos lectores o espectadores terminaron por revertir todo el orden en materia de comunicación pragmática, y mucho de lo ocurrido tiene que ver con los intereses delas audiencias. Según un estudio sobre uso de redes sociales y jóvenes, en el año 2009 seis de cada diez jóvenes tenía la convicción de que el medio en el que más confiaban era la televisión de señal abierta; diez años después, solo uno de cada diez jóvenes acompaña la televisión para informarse, el 52 % se informa a través de redes sociales.
Pero, como dijimos, aquello de “Llegar, y comenzar de nuevo” no es un tema para todos. En Ondas Azuayas, durante más de cinco décadas éste ha sido el principio que los ha guiado, y que sigue guiándolos: “Llegar, y comenzar de nuevo”, como la eterna pena de Sísifo que en la mañana sube la enorme roca de su existencia hasta la cima, solamente para en la noche dejarla caer a la mismísima sima.
Los medios en su batallar diario han ido sucumbiendo a esta especie de nuevo orden en el ámbito de la comunicación periodística: medios inmediatistas, con nuevos soportes y una nueva retórica. Todo nuevo, pero sin aquella categoría que se alcanza solamente con años de trabajo certificado: la credibilidad, el verdadero patrimonio de la empresa periodística.
Interlocución horizontal
En Cuenca hemos asistido a la desaparición de medios emblemáticos y muy influyentes: diario El Tiempo, radio Splendid, radio Ondas Azuayas. Malos tiempos para las empresas periodísticas, nuevas oportunidades para el periodismo, pues se replantean condiciones para seguir ejerciéndolo.
Se ha redefinido la relación de los medios con las audiencias, evolucionando hacia una interlocución mucho más horizontal, multidireccional y simultánea. Las redes sociales, en especial, han colocado a los medios y a sus periodistas en una situación de permanente escrutinio, donde el mínimo desliz encuentra eco y reprobación”. (Salaverría, 2009)
Así nos asomamos a este “llegar y comenzar de nuevo”. Muchos medios convencionales han mutado hacia los nuevos relatos de la convergencia digital sostenidos por la credibilidad levantada durante muchos años de aciertos. Y El Tiempo ahora se conoce como El Nuevo Tiempo. Las huellas de Ondas Azuayas se recogen ahora en Voces Azuayas. Y la esperanza renace: los medios seguirán su camino de cambio, la credibilidad de los convencionales nos acompañará en las nuevas narrativas, y así, el periodismo gana.
1. Salaverría es Profesor Titular de Periodismo en la Universidad de Navarra, dirige el Departamento de Proyectos Periodísticos, y preside la Sección de Estudios de Periodismo de la European Communication Research and Education Association (ECREA); miembro del World Journalism Education Council e investigador especializado en medios digitales. SALAVARRÍA, Ramón y otros. Periodismo en una nueva era, Cuadernos de Comunicación. Editorial Evoca Comunicación, Madrid, 2011.
Periodista profesional por la Universidad de Cuenca. Articulista de Opinión en diario El Universo. Director de la Carrera de Periodismo de la Universidad de Cuenca.