Dominación y sobrevivencia
¿Por qué la CONAIE, tras su protesta, no llegó a diálogo con el gobierno? Durante un mes, los indígenas resistieron la represión cruenta del gobierno que, en nombre de la paz, utilizó a Ejército y Policía para el apresamiento, tortura y asesinato de ciudadanos y niños; además, usó extrema violencia para acallar las protestas contra la política execratoria del gobierno. La represión ejercida fue evidentemente planificada para probar el avance de métodos rudos o efracsivos que forman parte del aprendizaje policial y militar en la ejecución del sometimiento al enemigo en situación de guerra.
Un acuerdo entre las partes en disputa, teóricamente puede darse, por muy extremo que sea su antagonismo. Mas, en este caso, ¿cómo podría existir diálogo entre quienes luchan por la dominación y quienes lo hacen por su sobrevivencia? Los primeros están en ejercicio del poder represivo, desmedido y sanguinario de Daniel Noboa, y los segundos, quienes, aun sintiéndose oprimidos tienen más humanidad por los débiles, más conciencia por la comunidad, más dignidad por su defensa de la vida.
Decreto de provocación
El decreto que lanzó Noboa (126) ocasionó el incremento del precio del diésel con quien sabe qué cadena de consecuencias económico-sociales y otros factores entrelazados que, algún día, los expertos en esos estudios especializados, nos darán explicaciones convincentes; pero en la realidad de esta vida llena de temores, sobresaltos, pánico, odios y violencia en todas sus formas, el efecto inmediato fue la sensación de recibir un nuevo impacto, por de pronto político y psicológico, contra la población más pobre, la del hambre, la sin trabajo, sin cobijo ni vestimenta, ni salud, ni educación, …ni voz! Amanecimos con la noticia del incremento del precio de un galón de diésel de $ 1,80 a $ 2,80, más que un día del ingreso familiar del quintillo más pobre en que se viene analizando respecto a la estructura económica de los 18 millones de habitantes, el total de la población ecuatoriana, en división para cinco niveles económicos (18/5).
Fue un decreto agresivo, como solamente al presidente Noboa le conviene, para alimentar su propósito de imponer “mano dura” en el control de la seguridad, listo a afrontar la protesta que de consiguiente iba a generar, como en efecto sucedió y aplacarla con el imperio de la fuerza y de la ley.
La respuesta esperada
El único sector organizado de la sociedad, el movimiento indígena, de manera espontánea salió a protestar en las calles en todas las ciudades del país como respuesta a la medida adoptada por el gobierno. Fue una reacción a la provocación, un ansia de sobre vivencia ante la gota que desbordó el atajadero de lágrimas y sangre acumuladas a través de la historia de seres humanos oprimidos por siglos de indolencia y crimen, de irrespeto a su condición humana, pueblo sometido y explotado por el patrón genocida que alzó sus ambiciones y acumuló ilegítimamente su riqueza sobre las espaldas de seres humanos esclavizados con el uso de las armas del despojo y de la muerte.
El sentimiento de protestar y exigir duerme en la mayor parte de la población ecuatoriana, duerme y no se activa, quizá por temor o falta de confianza o quizá un conformismo que ha erosionado su moral, su dignidad y responsabilidad. Pero hubo un grupo valioso de nuestra sociedad, los conscientes indígenas, los que aman y valoran su tierra, aman su trabajo, sobreviven con dignidad, trabajan para todos nosotros habitantes urbanos que no aquilatamos el valor que nos enseñan. Para mí, el paro de la resistencia indígena me da esperanza y conciencia de los actos que me quedan por cumplir, encaminados a la resistencia ante cualquier fuerza negativa, corrupta e inmoral. Resistir y construir un mundo que nos salve de la debacle civilizatoria.
¿Dónde está el poder político y el de los narcos?
El poder político del Estado, actualmente es dirigido por los intereses privados nacionales y extranjeros, comenzando con los del señor presidente y el grupo Noboa quienes se han incrustado en las distintas esferas del gobierno controlando las instancias de decisión, usando a su servicio los canales legales del Estado para deslizar sus operaciones económicas en beneficio propio, en nombre de la participación del sector privado. Faltaría averiguar a cuánto asciende la usurpación del patrimonio del estado. Paralelamente a este hecho, el Presidente, ha reconocido varias veces que el Ecuador es un “narco estado”, por la enorme injerencia de las mafias en esos mismos estamentos del gobierno.
Sin embargo, nada se dice de la presencia de narcos en dichos círculos de influencia administrativa sujetos a los órganos de control, como la banca o la economía del lavado de activos en las altas esferas de negocios por donde cursan las acciones del narcotráfico. Más bien se lo hace preponderantemente en el operativo callejero, en la invasión de barrios marginales tras la sospecha del tatuaje, del color de la piel, la vestimenta, la chancleta, la actitud nerviosa de correr y delatora de la persona perseguida. El objetivo policial-militar se dirige a crear falsos positivos y perseguir a delincuentes comunes para “enviarlos a la cárcel o al infierno” o para desaparecerlos forzadamente. Los grandes capos seguirán libres porque son ellos mismos quienes arman las “guerras” para desviar la atención y dirigir los combates intencionadamente contra campesinos, “mulas” y sicarios, sin tocar a los grandes proveedores de la droga, a los dueños de flotas navieras transportadoras de cocaína desde los puertos privados de embarque, ni a banqueros del lavado, ni a quienes pagan al sicario, al oficial del ejército o al policía, al fiscal, al juez y al contrabandista.
La “guerra contra el narcotráfico” es así una mentira fabricada que dura más de medio siglo sin llegar, ni lejanamente, al objetivo anunciado. Vivir de la ilegalidad, de la operación económica secreta, al margen de la ley, ha sido la base de sustentación del negocio de la droga, mientras más violencia genere, mejor para el rendimiento de la gran trasnacional del narcotráfico. Se complementa con el negocio de las armas. La guerra contra el narcotráfico es fabricada, hecha para que se mantenga un estado permanente de violencia. Es guerra de represión ciudadana, de dominación política populista punitiva de engaño y castigo a los seres humanos que se han vuelto víctimas de la miseria y el hambre. A quienes más les interesa mantener la guerra contra las drogas, son a los narcotraficantes dueños de millonarias empresas de fabricación, transporte y venta a fin de mantener los más altos precios del producto dada su condición de secretismo e ilegalidad de la que se nutre el criminal negocio.
Justos por pecadores
Con mucho desparpajo se traslada la guerra contra los manifestantes en resistencia, indígenas campesinos, ciudadanos de bien que responden a una esperanza democrática y libre, autónoma con fe en el robustecimiento del Estado, con personalidad y sentido humanitario. Se les acusa de terrorismo, crimen organizado y narcotráfico, y las huestes de la represión y el crimen marchan a la guerra contra el pueblo desarmado. Saben que están cometiendo un delito de lesa humanidad, que están acometiendo a sus hermanos, a sus madres e hijos, niños y jóvenes inocentes a quienes, por orden de sus jefes enfermos de mente y alma, se los tortura, se pisotea su dignidad personal y cultural. Es una vergüenza para el honor del Ejército ecuatoriano que se le haya encomendado una misión indigna y criminal, alejándole cada vez más de su sagrada misión de defender al Estado en toda su integridad: custodios de la vida ciudadana, de la Constitución y la Democracia, así como de la soberanía nacional. Misión de elevado valor humano, transformada en el uso abusivo, denigrante y criminal de la fuerza defendiendo un sistema inmoral de explotación y muerte a seres humanos.
Se trata de un plan que pretende establecer un régimen fascista en el Ecuador, mediante la dictadura del terror abierta a los elementos más reaccionarios del capital financiero. La instauración de un régimen de tal naturaleza que prueba la incapacidad de la burguesía de mantener su poder respetando los medios democráticos señalados en la Constitución.
El presidente Daniel Noboa, gobierna sin legitimidad ni legalidad, ha irrespetado la Constitución de la República en forma ostentosa, descarada e irresponsable. Es un gobierno de facto, ha recurrido al populismo punitivo para tapar las infracciones cometidas en su corta trayectoria política de ascenso a la investidura presidencial y mantiene ese perfil durante el desempeño como Jefe de Estado y Comandante en jefe del Ejército Ecuatoriano en situación de guerra.
Gracias a un millonario despliegue publicitario y la compra evidente de conciencias con la complicidad de los impúdicos, ha cooptado prácticamente todos los órganos de decisión, como la Asamblea Nacional, Fiscalía, Jueces, Consejo de Participación Ciudadana, CNE, y cuantos más requiera para que le sean permitidas sus infracciones legales y verdaderos atropellos de persecución, amenazas, encarcelamientos, desapariciones forzadas, sainetes tragicómicos como la toma de un canal de TV por ahí, un coche bomba en Guayaquil por allá, amenaza fallida de envenenamiento al presidente acullá junto a otros actos fabricados para distorsionar la verdad pública, sin consecuencias que impidan el cumplimento de sus funestas intenciones.
Síntomas de fascismo
No queda duda del peligro que representa la presencia de Noboa en el gobierno del Ecuador en cuanto es un agente del fascismo que está debilitando al estado ecuatoriano, quiere cambiar la Constitución porque el texto de la Ley fundamental incomoda a sus caprichos y no favorece la expedición de leyes totalitarias y colonialistas. Lanza mentiras a los cuatro vientos que son repetidas por sus áulicos asalariados y publicadas en las redes sociales, a través de su equipo de trabajo. Basa su línea política en su poder para romper la Constitución vigente, amenazar a la Corte Constitucional, culparla en forma calumniosa de permitir la delincuencia el narcotráfico, el crimen organizado, la liberación de condenados, y más. Técnicas muy bien simbolizadas en las cruces “esvástica” que lucían pintadas en sus brazos, algunos jóvenes que participaron en aquel mitin convocado por el presidente Noboa.
Noboa es un dictador que por propia voz admira a Bukele de quien imitará su régimen de cárceles masivas y operativos policiales de allanamientos con irrespeto a la ley de inviolabilidad de domicilios y recintos. Cárceles inhumanas, denigrantes del sistema político- punitivo. Noboa, seguidor de Milei, presidente de Argentina quien, con motosierra en mano, junto a Noboa, empuñando un machete, se proponen derribar la Democracia. Noboa amigo del genocida Netanyahu con quien se identifica porque ambos luchan contra “el mismo enemigo”: el pueblo.
Noboa, adulador de Donald Trump, a quien se entrega en cuerpo y alma, ofreciéndole del Ecuador sus recursos naturales, posiciones geopolíticas y bases militares, ¿son cabezas de playa para la invasión a Colombia y Venezuela? Recibe asesoramiento, entrenamiento y participación del mercenario estadounidense Erik Prince, que prometió volver “para barrer las calles en Ecuador de terroristas, delincuentes y narcotraficantes y, de paso terminar con el gobierno de Maduro”.
Noboa cumple la denigrante función de “burro pie” para facilitar el ingreso de quienes vienen tras la apropiación de los recursos de América del Sur, posición que, si no la revisa inmediata y radicalmente, se constituiría en una traición al Ecuador y a sus hermanos Colombia, Venezuela y todos los países de Sud América.
¿Y en dónde está el enemigo para dialogar?
Sus enemigos no son los Capos de la cocaína, que se deleitan en las piscinas de La Florida en donde por lo general habitan; sus enemigos a combatir a muerte, sin dar un paso atrás, son los indios y habitantes marginales de las urbes que claman por solucionar su hambre crónica (Ecuador el antepenúltimo país con más hambre en Sud América luego de Guyana y Bolivia) que ha recrudecido su incidencia en los dos últimos años al igual que otras necesidades básicas (Informe de ONU/2025).
Incapaces de entender siquiera en aproximación el significado de la problemática social del país y su historia ¿cómo podrían dialogar con los indígenas los actuales jóvenes patrones auspiciados por el ejército y la policía? No necesitan dialogar, ya poseen armas para defensa legítima personal y también de ataque masivo, sus asesores son israelitas y estadounidenses de probada capacidad genocida. No quieren dialogar porque necesitan ejercer una represión armada ejemplar como fue la última y que, cada vez será con más fuerza y decisión.
Se trata de establecer una dominación de familia o grupo, apropiarse de más territorio y más recursos naturales y humanos, transformar a la República del Ecuador en Colonia o Protectorado de otros países, provocar el debilitamiento acelerado de su condición de Estado Constitucional.
No pueden dialogar con los indígenas porque ellos son el objetivo principal de la guerra en la colonización actual. De seguro que las bases militares extranjeras y mercenarios extranjeros que pretenden contratar es para facilitar la explotación minera. Cada mina concedida permanecería custodiada por la base militar que previamente se autorice como parte intrínseca del contrato. Así, el Ecuador ahorraría parte del gasto militar y compartiría la responsabilidad de expulsar a las comunidades adyacentes del lugar de explotación minera, cuando no a su genocidio, con licencia nacional y arbitraje internacional. Aplicando la petición que Guillermo Lasso planteó a E.U. de realizar en nuestro país un plan similar al “Plan Colombia” consistente en la ejecución del “Yunque y el Martillo”.
Los indígenas, ¿qué podían dialogar?
A su vez, los manifestantes ¿qué podían dialogar con sus verdugos? Ellos vienen a eliminarlos, no consideran que “el indígena ecuatoriano es carne, sangre y espíritu de nuestra América”. La Autoridad indígena, no podía dialogar con quien o quienes ejercen un poder político fundamentado en la militarización y el armamentismo para la represión, para destruir la resistencia. La fuerza y la violencia son las únicas razones que entiende este gobierno y que avanza ciegamente hacia una guerra prolongada; ante una amenaza tan peligrosa que tiende a destruir el Estado para facilitar su colonización, cabe realizar un estudio minucioso de la realidad en ciernes con la confianza de que la gran cultura indoamericana prevalecerá, es una fuerte esperanza prendida en la mente, en el corazón y en la historia de nuestras vidas, somos indígenas porque “indígena es, simplemente, quien se encuentra comprometido con su tierra” (Aurelio Diaz)
Y aún más, creyendo con mayor conciencia en mis convicciones que se desarrollaron desde mi primera infancia, tengo fe en el llamado Movimiento indígena, porque veo que es el único existente o visible capaz de lograr una transformación social, económica, política en este Ecuador que está cayendo como una hoja seca en el vacío y, sin embargo, tiene en la resistencia pacífica y silenciosa de más de quinientos años, una esperanza nueva, con el frescor de una Cultura milenaria que hoy ha dado un grito en las calles y ha removido la conciencia de todos.
Portada: imagen tomada de https://n9.cl/2vp04o

Activista de la revolución de “Mayo del 68”. Jugador de Ajedrez y Go de competencia. Legislador por Azuay, Vicepresidente de la Comisión de Medio Ambiente, (1983). Co fundador activista y Director del grupo ecológico Tierra Viva (1985). Co fundador de Inti Uma (1992). Descubridor, diseñador y difusor de la cocina solar (1990-2020), miembro del Solar Cooker International (1990 -2020). Profesor del Colegio Benigno Malo (1968-2011), de la Universidad de Cuenca (1985-2011).