“El futuro avanza siempre mirando de reojo al pasado”
Irene Vallejo
Irene Vallejo, en su maravillosa obra “El infinito en un junco”, se refiere al desarrollo tecnológico, que incorporó en los documentos electrónicos “la tradición occidental del manuscrito”, basándose incluso en la “evolución de la caligrafía anterior a la imprenta”, logrando como lo hizo la empresa Adobe “en los años ochenta del pasado siglo el lenguaje de programación PostScript, que ofrecía un aspecto informático muy parecido al de una página de papel. Con la introducción en 1993 del PDF, un formato de documento portátil (portable document format), Adobe dio un paso más. Hizo posible trazar marcas sobre los documentos electrónicos igual que en los originales mecanografiados o escritos a mano. Y consolidó una forma de entender la arquitectura entera de un documento inspirada en los viejos libros.
Fueron decisiones inteligentes. Sin introducir al menos cierta correspondencia entre el aspecto y la sensación de mundo antiguo –en papel- y el nuevo –en la pantalla-, los ordenadores hubieran parecido a su público inicial artefactos ajenos, confusos e inviables. Sin una organización visual identificable y una estrecha relación con los documentos cotidianos, nadie hubiera captado tan deprisa lo útil que podía ser el nuevo medio. Esta es la paradoja del progreso tecnológico, que el hecho de conservar unas coordenadas tradicionales –estructuras de página, convenciones tipográficas, formas de letras y maquetaciones limitadas- fue clave para abrir paso a los cambios transformadores que traía la esfera digital. Es un error pensar que cada novedad borra y reemplaza las tradiciones. El futuro avanza siempre mirando de reojo al pasado.” (la negrita me corresponde).
La cita un poco larga, es propicia para hablar de otros temas importantes, como las decisiones de gobiernos y servidores públicos con atribuciones, que afectan a enormes colectivos e incluso al país entero, las que muchas veces se adoptan prescindiendo de los resultados beneficios del pasado, despreciando incluso la experiencia y el camino recorrido, en pos de la novedad o la supuesta “meritocracia”, asimilada esta última únicamente a la posesión de títulos por parte de individuos.
Los escritores, a través de sus libros, sin duda nos iluminan, nos permiten hacer asociaciones, entre temas aparentemente lejanos, que sin embargo pueden y sin duda se relacionan en su desarrollo.
La frase del epígrafe y resaltada en negrita, ha estado dando vueltas en mi cabeza, desde que aparecieron los casos de Tosferina y Fiebre Amarilla en el país, pues decisiones poco técnicas adoptadas hace más de una década –no he podido encontrar datos sobre la fecha exacta- provocaron el descenso preocupante de las tasas de vacunación en el país. Se eliminó el Programa Ampliado de Inmunizaciones del MSP, un programa impulsado por la Organización Mundial de la Salud (1974) y adoptado por los países que la conforman, buscando una acción eficaz y eficiente para lograr coberturas universales de vacunación, un programa que se consolidó en Ecuador a lo largo de más de tres décadas, convirtiéndose en un referente regional, sustituido por una Estrategia Nacional de Inmunizaciones, que a la luz de las cifras oficiales ha fracasado, pues las coberturas desde 2010 se han reducido.
Desde el punto de vista de la planificación y sus instrumentos de gestión, un programa sin duda tiene mucho más peso que una estrategia, aunque equivocadamente en información publicada en la página web del MSP se señale que la estrategia incluye al plan ¿?. En 2022 se crea la Dirección Nacional de Inmunizaciones para gestionar la Estrategia Nacional de Inmunizaciones (ENI), se argumentó que la importancia de la vacunación merecía más que una estrategia, sin embargo en este caso parece que se produjo simplemente un incremento burocrático, pues el modus operandi y los resultados no han variado.
El futuro avanza siempre mirando de reojo al pasado.
En este y otros temas de salud, las autoridades del Ministerio de Salud Pública, deben corregir el rumbo, avanzar incorporando nuevos conocimientos, procedimientos, tecnologías e innovación, al tiempo de revisar en la historia institucional, de la salud pública nacional y regional, para reeditar de ser el caso, planes y programas exitosos, mejorarlos y actualizarlos para proteger la salud y la vida de la población a la que están obligados a servir.
Si se sigue haciendo lo mismo y de la misma manera, no solo no habrá resultados diferentes, sino muchos más enfermarán e incluso morirán a causa de enfermedades prevenibles por vacunación.
No hay que inventar el agua tibia, hay que mirar al pasado para aprender, tomar decisiones inteligentes, técnicamente adecuadas y actuar, dando pasos firmes para corregir los yerros y avanzar hacia mejores derroteros.
Tatiana Neira Alvarado
Portada: imagen tomada de: https://www.freepik.es/