¿Cómo producir conocimiento y reflexión en respuesta a las demandas de los pueblos indígenas y las comunidades de América Latina? ¿Cómo promover una comprensión situada del conjunto de relaciones estructuradas por el orden de la colonialidad? ¿Cómo elaborar argumentos que deconstruyan los esquemas y categorías del discurso hegemónico modernizador? ¿De qué manera las prácticas académicas pueden aportar a la desarticulación de la colonialidad del poder? ¿Cómo pensar y actuar un proyecto crítico y libertador, descolonizador?
Frente a los argumentos que descalifican a los pueblos indígenas, Rita Segato propone un cambio conceptual radical que desplaza el foco desde las nociones de relativismo cultural, cultura y derecho a la diferencia, hacia el derecho a la autonomía. Este enfoque reconoce a los pueblos indígenas como sujetos colectivos de una historia plural. Segato propone algunas claves para desarticular las dinámicas coloniales del poder.
El derecho a la autonomía versus el derecho a la diferencia
Ante las posturas que pretenden mantener a los pueblos indígenas bajo la tutela del mundo blanco, Rita Segato propone hablar del derecho a la autonomía en lugar del relativismo cultural, las nociones de cultura y el derecho a la diferencia (que han servido para defender la realidad indígena y las comunidades en América Latina).
La defensa del derecho a la autonomía se sustenta en el concepto de pluralismo histórico. Son los pueblos los sujetos colectivos de esa pluralidad de historias, con autonomía deliberativa para producir su proceso histórico.
Bajo esta perspectiva, Rita Segato plantea sustituir la expresión “una cultura” por la expresión “un pueblo”, sujeto vivo de una historia, en medio de articulaciones e intercambios que, más que una interculturalidad, diseña una inter-historicidad. Lo que identifica a este pueblo no es un patrimonio cultural estable, de contenidos fijos, sino la autopercepción de sus miembros de compartir una historia común, que viene de un pasado y se dirige a un futuro.
En este sentido, debe restituirse a cada pueblo la capacidad de tramar su propio camino histórico y proyectarlo hacia el futuro. El estado, lejos de imponer su propia ley, deberá restituir la jurisdicción propia y el fuero comunitario, garante de la deliberación interna.
El impacto de la colonialidad en las jerarquías de género
Rita Segato plantea que el proceso colonizador exacerbó –tornó perversas y mucho más autoritarias– las jerarquías de género de los pueblos indígenas que fueron impactados y transformados por la intervención colonial (el mundo pre-intrusión). Si bien siempre hubo jerarquías y relaciones de género como relaciones de poder y prestigio desigual, con la intervención colonial estatal y el ingreso al orden de la colonial modernidad esa distancia opresiva se agravó y magnificó.
Segato propone leer la interface entre el mundo pre-intrusión y la colonial modernidad a partir de las transformaciones de género, categoría capaz de iluminar el análisis de la transformación impuesta a la vida de las comunidades al ser captadas por el nuevo orden colonial moderno.
En el nuevo orden dominante, el espacio público pasó a monopolizar todas las deliberaciones y decisiones relativas al bien común general, mientras el espacio doméstico se despolitizó, porque perdió sus formas ancestrales de intervención en las decisiones que se tomaban en el espacio público. Se desmoronó de esta manera la autoridad, el valor y el prestigio de las mujeres y de su esfera de acción.
Para Segato, en este contexto, el papel del Estado sería el de restituir a los pueblos su fuero interno y la trama de su historia, promoviendo al mismo tiempo la circulación del discurso igualitario de la modernidad en la vida comunitaria. Contribuiría de esta manera al restablecimiento de formas colectivistas con jerarquías y poderes menos autoritarios y perversos que los que resultaron de la hibridación con el orden primero colonial y después republicano.
Como dice Rita Segato, vivir de forma descolonial es intentar abrir brechas en un territorio totalizado por el esquema binario, que es posiblemente el instrumento más eficiente del poder.
Conclusión
Sin duda, la propuesta de Rita Segato desafía las narrativas coloniales al colocar la autonomía de los pueblos indígenas en el centro del debate. Reconocer a los pueblos como sujetos históricos vivos permite no solo repensar las relaciones de poder impuestas por la modernidad colonial, sino también revalorizar las formas propias de organización y deliberación interna. Asimismo, su análisis sobre las transformaciones de género pone de relieve la necesidad de cuestionar las jerarquías exacerbadas por el colonialismo, abriendo paso a estructuras menos autoritarias. La descolonización implica la construcción activa de formas de vida comunitaria y colectiva que integren la autonomía y la igualdad como principios fundamentales.
Referencia
Segato, Rita Laura (2011), “Género y colonialidad: en busca de claves de lectura y de un vocabulario estratégico descolonial”. En Bidaseca, K. (Co-comp.) Feminismos y poscolonialidad. Descolonizando el feminismo desde y en América latina. GODOT.
Portada: foto tomada de https://n9.cl/9ejvl
Doctora en Jurisprudencia por la Universidad de Cuenca. Obtuvo un Maestría en Género y Desarrollo en la misma universidad. Posee un Doctorado (Phd) en Derecho por la Universidad Andina Simón Bolívar. Fue Directora del Instituto Nacional de la Niñez y la Familia, en Azuay, Cañar y Morona Santiago. Secretaria Ejecutiva del Concejo Cantonal de la Niñez y Adolescencia de Cuenca. Se desempeñó también como Jueza Provincial de Familia, Mujer, Niñez y Adolescencia del Azuay. Laboró en el Municipio de Cuenca y en el Gobierno Provincial del Azuay. Autora de artículos y libros sobre derechos y género. Ha participado como ponente y coordinadora en seminarios nacionales e internacionales vinculados a su campo de estudio e investigación