Lo dice el viejo proverbio, las desgracias nunca vienen solas.
Parece que al Ecuador le han caído todas las plagas juntas.
Estiaje, cortes de energía eléctrica, incendios, atropellos a la Constitución y las leyes, instituciones que no funcionan, improvisaciones que nos hacen daño, etc.
Los casos de corrupción siguen estando en el orden del día, los procesos se incoan, se tramitan los juicios, se dictan sentencias.
Esta semana 20 procesados fueron condenados en el Caso Metástasis, por el delito de delincuencia organizada, todos y cada uno pueden apelar y luego casar la sentencia, la condena en firme de confirmarse aún tomará tiempo. Sin embargo, lo visto y escuchado, así como lo reportado por los medios de comunicación, no dejan lugar a duda de la podredumbre que existe y crece dentro y alrededor de la función judicial.
Si no lo estuviéramos viviendo, pensaríamos que nos relatan una obra de ficción distópica, pues entre los condenados hay quienes fueron jueces, fiscales, abogados, policías, servidores penitenciarios, que “se concertaron -de forma voluntaria- para crear una estructura criminal.”, como se señala en el Boletín de Prensa FGE Nro. 1279-DC-2024 de la Fiscalía General del Estado.
Existen además más de una decena de sentenciados, que se acogieron a procedimientos abreviados, reconociendo la comisión de delitos y proporcionando a la fiscalía cooperación eficaz, para reducir sus condenas.
La audiencia de juicio está pendiente respecto de siete procesados prófugos de la justicia.
Se siguen tramitando los Casos Purga y Plaga que se desprendieron de Metástasis, en los que continuaremos padeciendo los olores nauseabundos de la corrupción, ligada a las mafias del narcotráfico.
En la sentencia de Metástasis, también se ordena a la Fiscalía, investigue a varias personas que fueron nombradas en la causa:más jueces, fiscales, abogados y periodistas, para determinar su participación o no en la trama.
Es decir esto no termina.
-Como la mente vuela por su cuenta, al escribir la última frase, me acordé de la canción de Proyecto Uno, El Tiburón, y me descubrí meneándome en la silla y tarareando “esta fiesta no termina” – rápidamente volví a la realidad, me sacudí un poco, me hice un llamado a la concentración, no me fustigué por el desvarío, pues en la vida para capear el mal temporal, sin duda es indispensable el humor, la música, el baile, el cine, el arte, los libros…-
Volviendo en materia, no sé a ustedes, pero a mí me sigue provocando estupor, rechazo, asqueo, decepción, indignación, la descomposición a la que la sociedad ecuatoriana ha llegado, con una función judicial, en la que existen jueces corruptos; una sociedad en la que abogados no sólo defienden delincuentes –eso en principio no sería cuestionable- sino que son parte de la delincuencia organizada; fiscales que no ejercen su rol de procuración de la justicia, ni de dirigir la investigación pre procesal y procesal penal para defender el interés público y los derechos de las víctimas, sino para evitar la condena de los delincuentes; policías que no colaboran en el esclarecimiento de los hechos, favoreciendo más bien el accionar delictivo.
Todos buscando su propio beneficio, llenando sus bolsillos.
La debacle de la Función Judicial no para, no sólo hay jueces y servidores judiciales que la deshonran, sino una institucionalidad que se ha vuelto perniciosa, agudizando la desconfianza y lesionando con ello los derechos y la justicia que está llamada a garantizar.
Si no fuera una afrenta, parecería un mal chiste, que no se pueda desarrollar un concurso para la selección y designación de jueces y conjueces para la Corte Nacional de Justicia que debió haber sido parcialmente renovada a inicios de este año. El proceso comenzó en marzo; a finales de agosto el Consejo de la Judicatura declaró la nulidad insanable parcial del concurso, desde la fase del examen de confianza; el 21 de noviembre, ese mismo Consejo declara la nulidad total insanable del concurso por fuertes anomalías detectadas desde la fase de méritos, de las que no se habían dado cuenta antes.
Otra vez, borra y va de nuevo, gastando grandes cantidades de recursos que bien podrían utilizarse para empezar a recomponer la tan venida a menos administración de justicia.
El Consejo de la Judicatura, responsable del caos, pretende justificarse, lavarse las manos, cuando es evidente que no está haciendo bien su trabajo en este caso. Visto lo visto no sorprendería –aunque no dejará de indignar- que inicien un nuevo concurso para al cabo de unos meses volver a declarar la nulidad.
Los hechos señalados, no son los únicos, hay más y más, que de ninguna manera debemos normalizar.
A momentos parece que no tenemos salida, y el desasosiego gana, entonces como cuando niños provoca decir:
¡Y ahora!, ¿quién podrá defendernos? –y escuchamos decir-
¡Yo!, el Chapulín Colorado.
Portada: imagen tomada de latercera.com
Mujer estudiosa y analítica, lectora atenta y escritora novel. Doctora en Jurisprudencia y Abogada – Universidad de Cuenca, Máster en Gestión de Centros y Servicios de Salud – Universidad de Barcelona, Diplomado Superior en Economía de la Salud y Gestión de la Reforma – Universidad Central del Ecuador. Docente de maestría en temas de políticas públicas y legislación sanitaria –Universidad Católica de Santiago de Guayaquil; en el área de vinculación con la sociedad, legislación relacionada con el adulto mayor – Universidad del Adulto Mayor. Profesional con amplia experiencia en los sectores público y privado, con énfasis en los ámbitos de legislación, normativa y gestión pública.